¿Cómo borramos 100 años de emisiones de carbono? Plantando árboles
Aumentar la superficie forestal de la Tierra con un área del tamaño de los Estados Unidos reduciría el dióxido de carbono atmosférico en un 25 por ciento.
Si se restaura con bosques un área del tamaño de los Estados Unidos, esta podría borrar casi 100 años de emisiones de carbono, según el primer estudio que determina cuántos árboles podría mantener la Tierra.
El informe, publicado en Science con el título «The global tree restoration potential», determina que hay suficiente tierra adecuada para aumentar la cubierta forestal un tercio sin que afecte a las ciudades existentes ni a la agricultura. Sin embargo, la cantidad de superficie terrestre adecuada disminuye conforme aumentan las temperaturas globales. Aunque el calentamiento global se limite a 1,5 grados Celsius, podría desaparecer una quinta parte del área de bosques disponible para la restauración forestal para 2050, ya que haría demasiado calor para algunos bosques tropicales.
«Nuestro estudio deja claro que la restauración forestal es la mejor solución al cambio climático de la que disponemos hoy en día», declaró Tom Crowther, investigador de la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH, por sus siglas en alemán) y autor principal del estudio.
Crowther también declaró en un comunicado que esto no altera la gran importancia de proteger los bosques existentes y eliminar gradualmente los combustibles fósiles, ya que los nuevos bosques tardarían décadas en madurar.
«Si actuamos ahora, esto podría reducir el dióxido de carbono de la atmósfera en un 25 por ciento, hasta niveles que no se han documentado desde hace casi un siglo», afirma.
Quizá lleve más de cien años añadir suficientes bosques maduros para alcanzar niveles suficientes de reducción de carbono. Mientras tanto, la quema de combustibles fósiles añade cada año 40 000 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera, según explica Glen Peters, director de investigación del Centro para la Investigación Climática Internacional de Noruega.
«La única forma de mantenernos por debajo de 1,5 ºC o 2 ºC es dejar de emitir combustibles fósiles», afirma Peters por email.
Para lograr esta meta, no se podrán construir nuevas infraestructuras de combustibles fósiles y tendrán que cerrarse antes de tiempo algunas centrales eléctricas existentes, según sostiene un importante estudio publicado en Nature el 1 de julio.
Dicho esto, según él, la retirada de CO2 a gran escala mediante la reforestación contribuirá a contrarrestar las emisiones de sectores como el de la aviación, en el que aún no existen alternativas, y quizá a reducir las temperaturas.
Árboles que absorben carbono
Los árboles —las plantas, de hecho— usan la energía de la luz solar y, mediante el proceso de la fotosíntesis, absorben dióxido de carbono (CO2) del aire y el agua del suelo. En el proceso de convertirlo en madera, liberan oxígeno en el aire. Además de la captura de CO2, los árboles también contribuyen a que el suelo capture cantidades de carbono importantes.
Los investigadores estudiaron casi 80 000 imágenes por satélite en alta resolución de áreas forestales protegidas en una serie de ecosistemas para determinar el nivel natural de cubierta forestal de cada una. Combinaron esto con el software de mapas de Google Earth Engine para generar un modelo predictivo para cartografiar la posible cubierta forestal a nivel mundial.
Resulta que más de la mitad del potencial de restaurar árboles se encuentra en solo seis países: Rusia (151 millones de hectáreas); Estados Unidos (103 millones); Canadá (78 millones); Australia (58 millones); Brasil (50 millones); y China (40 millones). Otro de los autores principales, Jean-Francois Bastin, también del ETH de Zúrich, afirma que dichos países tienen todo ese potencial porque ya han talado gran parte de los bosques existentes.
«Cualquiera puede plantar un árbol y podemos empezar a hacerlo mañana. La reforestación puede ayudarnos a ganar tiempo para reducir las emisiones de carbono», afirma Bastin.
Según él, aunque la plantación de árboles también puede almacenar carbono, no sustentan tanta fauna como los polinizadores, cuya disminución resulta muy preocupante.
«En mi opinión, las repercusiones del estudio son que debemos respetar los bosques como el mejor aliado de la humanidad para proteger el clima y nuestro sistema de soporte vital», explica.
El potencial de árboles de África
Contar con una superficie terrestre adecuada donde cultivar bosques es solo uno de los factores. La importancia de los bosques sobrepasa su capacidad de absorber carbono. Según Robin Chazdon, ecóloga de la Universidad de Connecticut, los bosques tropicales, por ejemplo, albergan a un 90 por ciento de todas las especies terrestres.
El cambio climático no es el único problema medioambiental global de la humanidad. A principios de este año, una importantísima evaluación global de la ONU advirtió de que un millón de especies corren el riesgo de extinguirse, lo que amenaza las mismísimas bases de nuestras economías, sustento, seguridad alimenticia y calidad de vida.
Según Chazdon, se tarda mucho en crear bosque nuevo, de forma que deben existir varias ventajas para los lugareños y la sociedad en general más allá de la captura de carbono. Con otros 11 expertos, Chazdon empleó imágenes por satélite en alta resolución y los estudios más recientes revisados por pares para clasificar regiones que proporcionaban las mejores ventajas en cuestiones como el carbono, el agua o la fauna y flora silvestres, y donde la reforestación sería menos cara y arriesgada.
“Si no hacemos cambios fundamentales, las condiciones solo empeorarán para la humanidad.”
En total, identificaron más de 100 millones de hectáreas de selvas tropicales perdidas en Centroamérica y Sudamérica, África y el Sudeste Asiático. Sus hallazgos se publicaron el 3 de julio en la revista Science Advances.
Los principales puntos de restauración forestal se encuentran en África: Ruanda, Uganda, Burundi, Togo, Sudán del Sur y Madagascar. Chazdon explicó que la reforestación de algunas tierras de pasto y terrenos agrícolas marginales que se identificaron conlleva grandes oportunidades para proteger la diversidad de especies a bajo coste y bajo riesgo, y trae consigo una serie de beneficios para los lugareños con suficiente apoyo financiero.
Caminos diferentes, una misma meta
La restauración forestal puede adoptar muchas formas: enriquecer los pastos con árboles, cultivar cafetos o árboles de cacao bajo la cubierta forestal o añadir amortiguadores forestales para parques nacionales y áreas protegidas para fomentar el turismo, por ejemplo.
«Muchos lugareños quieren que ocurran este tipo de cosas, pero deben estar implicados y apoyarlas, o no funcionarán», afirma Chazdon.
Los pueblos indígenas y las comunidades locales poseen al menos la mitad de las tierras del mundo, entre ellas la mayoría de los bosques tropicales. Las tasas de deforestación son mucho menores en bosques donde se reconoce la tenencia de tierras indígenas.
«Hemos servido de guardianes de estas tierras durante generaciones... También comprendemos cómo restaurarlas para sanarlas», afirma Joan Carling, miembro de la tribu kankanaey en las Filipinas y coorganizador del Grupo Principal de Pueblos Indígenas para el Desarrollo Sostenible.
«Con la seguridad de nuestras tierras y recursos, podremos impedir que la tala, la minería, la agroindustria y otros proyectos destructivos ocurran en nuestros territorios», explica Carling por email.
Dicha seguridad está en peligro en muchas regiones, sobre todo en Brasil. Según informes recientes, la deforestación de la selva amazónica se ha acelerado con el nuevo gobierno brasileño. Las imágenes por satélite revelan que el área forestal que se está talando es el equivalente a perder más de 7000 metros cuadrados cada minuto. En junio, la pérdida de cubierta forestal era un 88 por ciento superior que hace un año.
Se han puesto en marcha una serie de iniciativas internacionales para proteger los bosques existentes y plantar muchos más, como el «Bonn Challenge», según el cual 59 países han acordado restaurar 150 millones de hectáreas de bosque para 2020 y 350 millones de hectáreas para 2030.
Según la New York Declaration on Forests, los países se han comprometido a reducir a la mitad la tasa de deforestación para 2020 y erradicarla para 2030, y a restaurar millones de hectáreas de terrenos degradados. Y la «Trillion Tree Campaign» ha movilizado a alumnos de primaria y comunidades de todo el mundo que ya han plantado 13 600 millones de árboles desde 2007, cuando Felix Finkbeiner, un niño alemán de 9 años, puso esta idea en marcha.
«Si no hacemos cambios fundamentales, las condiciones solo empeorarán para la humanidad», afirmó Chazdon. «La reforestación puede resolver muchos problemas».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.