Igualdad y ciencia frente a la crisis climática
Un viaje de descubrimiento, una travesía que llegará a su punto álgido en la Antártida. El continente blanco, conocido como el huésped de la ciencia, acogerá durante 20 días a las participantes de Homeward Bound.
“Es interés de toda la humanidad que la Antártida continúe utilizándose exclusivamente para fines pacíficos”. El primer Tratado Antártico lo dejaba claro: había que proteger la Antártida y destinarla exclusivamente a la investigación científica. Países de todo el globo lo firmaron el 1 de diciembre de 1959.
Ahora, a punto de celebrarse su 60 aniversario, el compromiso sigue siendo el mismo: el continente blanco queda reservado a la investigación científica. Homeward Bound, una iniciativa global auspiciada por ACCIONA, comparte este objetivo, pero quiere reforzar el mensaje, formar una red de científicas que lideren la lucha contra la crisis climática.
Su lema ‘La madre naturaleza necesita a sus hijas’ reclama más mujeres líderes en la comunidad científica. Y 80 de ellas han respondido a la llamada. Son investigadoras en las disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y viajará hasta la Antártida desde todas las partes del globo para buscar soluciones que ayuden a mitigar la emergencia climática.
La investigación sobre el terreno será el culmen de un programa que dura todo un año. Los objetivos de la expedición son ambiciosos: proponer medidas para mitigar el cambio climático y aumentar la presencia de las mujeres en el ámbito STEM para formar en la próxima década una red de 1.000 líderes en estas disciplinas. Y para alcanzarlos se necesita tiempo. Y estudio, colaboración, ciencia.
Por ello, el programa Homeward Bound incluye varias fases. La primera aborda formación en estrategia, liderazgo, comunicación e igualdad de género y sesiones de networking para que las investigadoras compartan sus experiencias; una segunda fase destinada a la planificación de los proyectos por grupos de trabajo que encaucen la investigación al liderazgo femenino y,por último, la investigación in situ, en la Antártida.
La elección de este escenario final no es casual. En la Antártida la naturaleza cambia con gran rapidez (el hielo se derrite cada vez más rápido), pero, además en sus ecosistemas queda registrada la actividad humana de todo el planeta (conserva musgos de 500 años que albergan información sobre radiación o los niveles de CO2 de hace décadas).
La Antártida es el ejemplo de que las consecuencias de la acción del hombre tienen una dimensión global. Y organizar una expedición sobre su terreno, la oportunidad para fomentar la investigación inclusiva, para focalizar en la búsqueda de soluciones globales y para formar una nueva red de líderes que trabajen para desarrollarlas.