El coronavirus ha reducido un cuarto las emisiones de CO2 de China
El impacto de una de las epidemias más graves del siglo mengua la demanda de energía y las emisiones del país. Para compensar su producción, las medidas que pondrá en marcha China harán de estas cifras tan solo un receso temporal.
La vida de millones de personas y el sistema de producción de uno de los gigantes de la industria mundial se tambalean ante el pánico al virus que plaga sus calles y ciudades. Las barricadas que bloquean Yongkang, uno de los principales centros de producción del país, son tan solo el principio de la lucha contra una de las epidemias de virus más graves del siglo.
Los albores del impacto se reflejan ampliamente sobre la demanda de energía y las emisiones del país: en las últimas dos semanas, se ha reducido una cuarta parte, o más, de las emisiones de CO2 del país, según publica Carbon Brief.
Las medidas que ha puesto en marcha China para contener el coronavirus han dado como resultado desde un 15% a un 40% menos de producción en sectores industriales clave, en base a los datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE) y la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Efecto boomerang
Estas entidades sugieren que estas reducciones irán en aumento, pero las medidas que pondrá en marcha el gobierno chino para compensar esta interrupción en su economía probablemente superarán con creces estas reducciones temporales, tal y como ocurrió en su última recesión económica.
Los datos diarios de uso de carbón en las centrales eléctricas está en los niveles más bajos desde hace cuatro años, los vuelos nacionales han disminuido un 70% y las tasas del petróleo en Shandong rozan los valores más bajos de los últimos cinco años, según el análisis en Carbon Crief de Lauri Myllyvirta, analista en el Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio y experto en calidad del aire y tendencias energéticas en China.
“El coronavirus es una seria amenaza creciente para la economía china y global”, ha advertido este mes de febrero un análisis de la empresa de riesgos financieros Moody’s Analytics. “Es difícil calcular cuán ampliamente se extenderá el virus y cuán virulento será, pero ya se ha vuelto altamente perjudicial para China y cada vez más para el resto de Asia. Estados Unidos no será inmune a sus efectos nocivos”.
Un país parado
Cada año, durante la celebración del Año Nuevo Chino, el país frena su ritmo y el impacto de las vacaciones se deja sentir en la demanda de energía y la producción de sus industrias. Este año, sin embargo, aún no se han percibido los signos de rebrote habituales para estas fechas, incluso tras la reanudación del trabajo el pasado 10 de febrero.
Las consecuencias serán especialmente graves y prolongadas en el sector de la construcción, donde la mano de obra es principalmente migrante y se ve afectada por las cuarentenas y las restricciones de movimiento que están teniendo lugar en el país.
Tras cerrar escuelas y fábricas, sellar carreteras y vías del tren y prohibir eventos masivos, ciudades como Beijing ya comienzan a implementar medidas para amortiguar el impacto como respuesta a las palabras del presidente chino, que advirtió que “los esfuerzos para contener el nuevo coronavirus habían ido demasiado lejos”, según informa Reuters.
El banco central de China planea aumentar el apoyo a la economía y preparar las medidas necesarias para compensar la mayor desaceleración de su economía de los últimos 30 años. Tan pronto como la normalidad vuelva a habitar las calles de las ciudades chinas, el país retomará cifras de contaminación incluso más altas de las habituales, con el objetivo de compensar las pérdidas económicas provocadas por esta grave epidemia.