Una petrolera que opera en el Okavango engañó a sus inversores, según una demanda a la SEC
La demanda presentada ante la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos cita violaciones «atroces» por parte de ReconAfrica y de altos directivos.
En enero, ReconAfrica perforó su primer pozo de prueba en Namibia. La empresa tiene una licencia para explorar petróleo y gas en una zona de 34 000 kilómetros cuadrados en Namibia y Botsuana que abarca parte de la cuenca del famoso delta del Okavango.
ReconAfrica, una empresa canadiense que explora petróleo y gas natural en uno de los hábitats más exuberantes y biodiversos de África, podría haber engañado a los inversores y tergiversado su trabajo en el proyecto, según varios expertos y las alegaciones en una demanda presentada ante la Comisión del Mercado de Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés).
El demandante, que reconoció haber presentado el informe de forma confidencial para evitar represalias y acoso, permitió a National Geographic revisar la demanda confidencial de 44 páginas presentada el 5 de mayo. En ella se alega que, para incrementar el precio de sus acciones, ReconAfrica ha incumplido las leyes del mercado de valores al no revelar información crucial sobre sus planes para buscar depósitos de petróleo y gas natural en 34 000 kilómetros cuadrados de zonas silvestres sensibles en Namibia y Botsuana, una región que incluye parte de la cuenca del mundialmente famoso delta del Okavango y seis reservas de fauna gestionadas por la comunidad.
El valor de la empresa pasó de 191 millones de dólares a principios de este año a más de mil millones a mediados de mayo. La demanda, que se basa en documentos públicos, cita lo que considera más de 150 casos de declaraciones engañosas por parte de ReconAfrica, alega que la empresa recaudó millones de dólares por medios fraudulentos y afirma que varios altos ejecutivos vendieron sus acciones mientras ReconAfrica promocionaba las acciones.
El 19 de mayo, un día después de que National Geographic enviara sus preguntas a ReconAfrica, la empresa presentó 22 expedientes más que incluían nuevas declaraciones e informes modificados ante los reguladores canadienses.
Tal y como ha informado National Geographic, ReconAfrica tiene licencias para buscar petróleo y gas en la región, pero desde octubre ha recibido muchas críticas por no aplicar las protecciones ambientales habituales, operar sin tener aprobados los permisos hídricos e ignorar las preocupaciones de la población local sobre las posibles repercusiones del proyecto en sus hogares y suministros de agua, y también en la fauna de la región.
La zona donde se centra ReconAfrica alberga las mayores manadas de elefantes en peligro de extinción que quedan en la Tierra y otras especies amenazadas y en peligro de extinción, como guepardos, rinocerontes, licaones, buitres y cálaos terrestres sureños. Cada gota de agua de esta región desértica es tan crucial que la moneda de Botsuana se llama pula, palabra que significa «lluvia» en idioma setsuana. Pero la extracción de petróleo y gas natural es una industria sedienta, por lo que las comunidades y los activistas medioambientales están muy preocupados por los planes de ReconAfrica. También se sabe que las perforaciones de petróleo y gas contaminan el agua subterránea.
En su formulario de información anual de 2020, presentado ante las autoridades canadienses en abril, ReconAfrica señala que, como no obtiene ingresos, su única fuente de financiación son los inversores. Esto, junto a las declaraciones promocionales engañosas, sería una preocupación grave para los reguladores, indica el denunciante, porque pone en riesgo el dinero de otras personas. Las actividades de ReconAfrica «no sólo perjudican a los inversores, que pueden haber apostado los ahorros de toda su vida o el cheque de ayuda por la COVID por todo el bombo en Internet», explicó el denunciante a National Geographic. También podrían causar la «devastación de una de las últimas y más singulares zonas silvestres de la Tierra».
«Una afirmación audaz»
«¿Es esta la jugada petrolera más emocionante de la década?», reza el titular de un artículo promocional patrocinado por ReconAfrica. Otro artículo patrocinado califica el proyecto de la empresa en el sur de África como una oportunidad que «podría valer miles de millones».
Hasta la fecha, ReconAfrica no ha realizado ningún estudio sísmico, como ha informado National Geographic, y solo ha perforado un pozo de prueba en el noreste de Namibia cuya profundidad se desconoce. Sin embargo, el 15 de abril la empresa anunció en un comunicado de prensa que el pozo mostraba indicios de petróleo y gas.
Los expertos externos creen que se necesitan muchos más sondeos para confirmar un descubrimiento explotable y que las declaraciones de ReconAfrica respecto a esta posibilidad son prematuras y posiblemente engañosas.
«Se trata de una afirmación audaz y, como tal, debe ser respaldada por datos audaces», afirma Matt Totten, geólogo petrolero que realizó exploraciones de petróleo y gas en Texas cuando trabajaba para BP y que no participa en el proyecto de ReconAfrica. Totten dice que, para afirmar eso, la empresa necesitaría más información del análisis sísmico de la geología y de varios pozos de prueba.
La empresa ha publicado informes sobre la estructura geológica de la región, análisis geoquímicos y un estudio aeromagnético.
ReconAfrica «no proporcionó información técnica... que pudiera evaluarse de forma independiente o que pudiera utilizarse para valorar el recurso. Sin embargo, el precio de sus acciones se ha triplicado», afirma Stephen MacSearraigh, experto en la industria petrolera y autor de un estudio del Banco Mundial sobre la corrupción en el sector del petróleo. «Están incrementando el precio de las acciones de forma agresiva, pero si el recurso que están insinuando no existe, o no tiene la magnitud que sugieren, esto es un castillo de naipes».
Hasta que no se publiquen más datos, «creo que el público y las autoridades locales deben seguir siendo cautelosos con el proyecto», afirma Totten.
ReconAfrica, que respondió a algunas de —pero no a todas— las preguntas de National Geographic al cierre de esta edición, afirma que dos empresas externas verificaron las evidencias de petróleo en el pozo de prueba y otra llevó a cabo un «análisis inicial» de los datos del pozo. En cambio, ReconAfrica no proporcionó la documentación.
La incertidumbre respecto a la fracturación hidráulica
La demanda a la SEC también alega que los expertos de ReconAfrica y otra empresa canadiense, Renaissance Oil, que tienen el mismo fundador, están violando las leyes del mercado de valores de Estados Unidos promocionando las proyecciones de beneficios a los inversores basándose en actividades, como la fracturación hidráulica, para las que no han obtenido permisos.
La denuncia alega que ReconAfrica está diciendo a los funcionarios del gobierno y al público que no recurrirá a la fracturación hidráulica, pero sus presentaciones a los inversores y su consejero delegado han indicado que, si la empresa encontraba petróleo y gas natural, planeaba utilizar la fracturación hidráulica para extraer al menos parte de estos recursos, tal y como informó National Geographic en octubre. La fracturación hidráulica es una práctica polémica que consiste en inyectar fluidos a alta presión en las pizarras subterráneas para abrir la roca y liberar petróleo y gas. Para ello se necesitan grandes cantidades de agua y se sabe que provoca terremotos, contamina el agua, libera gases de efecto invernadero y causa defectos congénitos en personas y animales, entre otros problemas.
Después de que se difundieran ampliamente los planes de la empresa a finales de 2020, los namibios y los activistas medioambientales reaccionaron con una mezcla de preocupación e indignación ante la posibilidad de que hubiera fracturación hidráulica y la empresa se echó atrás públicamente. En sus declaraciones, ReconAfrica empezó a insistir en que se centraría en el petróleo y el gas que pudieran extraerse con métodos de perforación convencionales y eliminó de su página web las alusiones a la fracturación hidráulica.
El 25 de febrero, el ministro de Recursos Minerales, Tecnología Verde y Seguridad Energética de Botsuana, Lefoko Moagi, declaró que el país no permitiría la fracturación hidráulica. El 8 de marzo, Maggy Shino, comisaria de petróleo de Namibia, señaló que ReconAfrica no tenía licencia para llevar a cabo fracturación hidráulica «y no se contempla la posibilidad de obtenerla». La denuncia señala que esto no se explicó a los inversores.
“Es fundamental que el proceso y las operaciones sean transparentes y legítimas.”
Pero aunque ReconAfrica dice que no utilizará la fracturación hidráulica, en sus informes de investigación ha seguido basando las estimaciones de producción y beneficios del petróleo en dicha técnica, según Erica Lyman, profesora de derecho y directora de la Global Law Alliance for Animals and the Environment en la Facultad de Derecho Lewis y Clark en Portland, Oregón.
«Por un lado, la empresa ha declarado que la fracturación hidráulica no está en su vocabulario y ha cambiado toda referencias a ella en su página web», dice Lyman. «Pero, por otro, los informes a los inversores, la experiencia de su personal y las declaraciones sobre la magnitud de los recursos de la zona parecen basarse en la fracturación de recursos no convencionales. Es lógico que el público esté confuso».
ReconAfrica sostiene que «no hay intención de realizar ninguna actividad de fracturación hidráulica». La empresa contó a National Geographic que no ha solicitado ni se le ha concedido una licencia de fracturación hidráulica por parte de Namibia o Botsuana.
Como parte de los informes de ReconAfrica el 19 de mayo, la empresa presentó un formulario anual de información modificado y una declaración de reservas modificada ante los reguladores canadienses, eliminando la referencia a los recursos «no convencionales» en el primero y aclarando los retos para la recuperabilidad en el segundo documento («no convencionales» se refiere al petróleo y al gas natural que deben ser extraídos mediante la fracturación hidráulica).
Si ReconAfrica va a solicitar o no un permiso para perforar y realizar fracturación hidráulica en Namibia, lo que afectaría a sus posibles beneficios, «es una información vital que un inversor razonable querría conocer», afirma Frederick M. Lehrer, exabogado de la SEC con más de 20 años de experiencia en finanzas corporativas y derecho del mercado de valores, y que no participa en el caso de la denuncia. Como tal, «tienen la obligación legal de revelar» la información a los inversores, dice.
ReconAfrica también parece haber engañado a los inversores haciendo declaraciones en informes ambientales y a los medios sobre su capacidad para obtener petróleo cumpliendo las leyes y los procesos de solicitud de permisos de Namibia, según dicen la denuncia a la SEC y Lehrer.
Según Calle Schlettwein, ministro de Agricultura, Agua y Reforma Agraria de Namibia, cuando ReconAfrica empezó a perforar su primer pozo de prueba en enero, el ministerio namibio no había aprobado los permisos necesarios de suministro y eliminación de agua. En marzo, Schlettwein contó a National Geographic que la empresa había solicitado permisos de uso de agua que aún no habían sido aprobados; también declaró que su ministerio no había recibido «ninguna solicitud para el permiso de eliminación de aguas residuales».
Al cierre de esta edición, el ministerio no había respondido a nuestra petición de información actualizada sobre el estado de las solicitudes.
ReconAfrica afirma que no está eliminando las aguas residuales in situ y que ha «colaborado estrechamente» con el gobierno de Namibia para «garantizar aprobaciones y permisos para el funcionamiento legal» de sus pozos.
Por su parte, los miembros de la comunidad que vive en la zona de exploración alegan que ReconAfrica ha despejado el terreno para la perforación sin consultar ni compensar adecuadamente a la población local, según una demanda presentada en abril en nombre del agricultor Andreas Sinonge por el Centro de Asistencia Legal ante el Tribunal Superior de Namibia. Según la legislación namibia, ReconAfrica necesita tener los derechos de uso de tierras antes de poder despejarla para los pozos de perforación y las carreteras de acceso. La demanda alega que ReconAfrica no obtuvo este permiso y debe restaurar las tierras de cultivo de Sinonge.
Desde que se interpuso la demanda, la empresa publicó un aviso en el periódico New Era el 14 de mayo para solicitar los derechos sobre la tierra. ReconAfrica dice que el gobierno regional está revisando su solicitud y que tiene «permiso y consentimiento documentados para el uso de la tierra» por parte de la autoridad tradicional local, aunque no proporcionó esa documentación a National Geographic.
En la demanda ante la SEC, el denunciante dice que es vital para los actuales inversores e inversores en potencia saber si la empresa actúa en incumplimiento de cualquier ley de Namibia.
«Hay mucho bombo y muchas transacciones cuestionables, y ese es un conjunto de circunstancias que los reguladores tienen el deber de investigar para asegurarse de que todos están jugando limpio», dice MacSearraigh.
En el formulario anual de información de 2020, ReconAfrica reconoce que no puede prometer que vaya a conseguir todos los permisos y aprobaciones necesarios para trabajar, lo que contradice sus declaraciones públicas. El documento afirma que no obtener los permisos podría tener un «efecto adverso» en sus negocios y expectativas.
Entre los problemas destacados en la demanda, se señala que los altos directivos de la empresa vendieron acciones de ReconAfrica mientras la empresa publicaba noticias e informes positivos, según la base de datos canadiense de divulgación de información privilegiada. Pero ReconAfrica no advirtió a los posibles inversores de esta actividad, lo que, según Lehrer, es una omisión de «información vital». Dice que la falta de divulgación podría considerarse especulación, que consiste en recomendar a los inversores que compren mientras las personas enteradas venden sus propias acciones de forma encubierta.
«La gran pregunta para los inversores es por qué las personas enteradas estaban vendiendo en secreto sus acciones mientras los materiales promocionales pregonaban las expectativas de la empresa», afirma.
ReconAfrica afirma que todas las operaciones formaron parte del «desarrollo normal de las actividades empresariales» por parte de altos ejecutivos y se han revelado tal y como exige la legislación canadiense. No hizo comentarios al respecto de los requisitos del mercado de valores estadounidense, aunque la empresa cotiza en bolsa en ambos países.
Un acuerdo de todos contra todos
La demanda ante la SEC también señala un acuerdo de «todos contra todos» que, a la larga, costará a ReconAfrica y sus inversores millones de dólares al mismo tiempo que, supuestamente, enriquece al cofundador de la empresa y mayor accionista identificado, Craig Steinke.
Según un comunicado de prensa, hubo una serie de transacciones que comenzó en junio de 2020 cuando Steinke pagó 74 600 dólares por una opción a cambio de una participación del 50 por ciento en la licencia de prospección de ReconAfrica en Botsuana justo después de su emisión. A continuación, vendió esa opción a Renaissance Oil —empresa de la que es consejero delegado— por 74 600 dólares más 30 millones de acciones, que según la empresa estaban valoradas en casi un millón de dólares en algunos documentos y en más de 2,1 millones de dólares en otros, según los documentos presentados por Renaissance Oil ante la SEC y un comunicado de prensa. El mes pasado, ReconAfrica anunció su intención de comprar Renaissance Oil, en gran medida para recuperar su participación, en un acuerdo que, según dijo, tenía un valor de unos 128 millones de dólares.
En un comunicado de prensa, el consejero delegado de ReconAfrica, Scot Evans, se refirió a la readquisición de toda la licencia de Botsuana como «potencialmente valiosa para ReconAfrica».
Básicamente, ReconAfrica vendió la opción a un precio barato y luego invirtió mucho dinero para volver a comprarla, un mal negocio para los accionistas de ReconAfrica, pero bueno para Steinke y Renaissance Oil, señala la demanda.
Cuando se anunció la venta, Renaissance Oil tenía problemas financieros y, dada su situación de liquidez a finales del año pasado, la licencia de Botsuana parecía ser uno de sus principales activos, según la demanda a la SEC. En los días anteriores al comunicado público, el valor de las acciones de Renaissance Oil se triplicó. (Esto también podría haber beneficiado a su socio de producción en un proyecto en México, la empresa rusa Lukoil, sometida a sanciones por el gobierno estadounidense.)
Ni ReconAfrica, Renaissance Oil ni Steinke respondieron a nuestras preguntas sobre estas transacciones.
Según Lehrer, las empresas solo revelaron parte del trato a las autoridades estadounidenses. Por ejemplo, Renaissance Oil no reveló el hecho de que sabía que había pagado mucho más por las participaciones en Botsuana que el precio al que ReconAfrica las había vendido. Renaissance Oil lo habría sabido porque tiene el mismo director financiero y secretario corporativo que ReconAfrica.
Además, según la demanda, cuando ReconAfrica anunció sus planes de adquirir Renaissance Oil explícitamente por su opción en la licencia de Botsuana, no reveló a los inversores que había vendido esa participación por solo 74 000 dólares el año anterior. Esta falta de revelación de información podría incumplir las leyes del mercado de valores de Estados Unidos, porque podría afectar a la decisión de una persona de si invertir o no en la empresa, según Lehrer.
Se exige «una investigación exhaustiva»
Según el denunciante, todo esto sugiere que ReconAfrica, Renaissance Oil y sus empleados pretenden «enriquecerse mientras perjudican al medioambiente, a los animales y a los habitantes de esta región».
Debido a la escasez de agua en la región del Okavango, «parecería prudente que los gobiernos afectados ordenaran la interrupción de toda la actividad de perforación mientras los reguladores llevan a cabo una investigación exhaustiva», dice MacSearraigh.
La preocupación por las actividades de ReconAfrica está aumentando. El senador estadounidense Patrick Leahy, demócrata por el estado de Vermont que lleva mucho tiempo trabajando en cuestiones de derechos humanos y medioambiente, afirma que al gobierno de Estados Unidos le interesa supervisar el proyecto de ReconAfrica. Eso se debe a que la Ley DELTA, promulgada por el Congreso en 2018, fomenta la gestión inteligente de la cuenca del Okavango.
«La perforación de petróleo y gas natural supone una grave amenaza para el Okavango y la empresa ha ignorado o menospreciado las inquietudes de las comunidades locales», afirma Leahy. «Es fundamental que el proceso y las operaciones sean transparentes y legítimas. Si se encuentra petróleo, las consecuencias perjudiciales para el medioambiente, la fauna y la población local podrían ser irreversibles».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.