¿Qué es una cúpula de calor? El Pacífico noroeste alcanza temperaturas de récord

Treinta millones de personas afrontan una ola de calor sin precedentes en esta región.

Por Sarah Gibbens
Publicado 1 jul 2021, 14:36 CEST
Una familia intenta combatir el calor en Los Ángeles, California

Una familia intenta combatir el calor en Los Ángeles, California.

Fotografía de Frederic J. Brown, AFP, Getty

En una franja que se extiende a lo largo del Pacífico noroeste, 13 millones de personas están sufriendo una ola de calor extrema que ha batido récords en las ciudades estadounidenses de Portland y Seattle, donde las temperaturas han superado los 38 grados durante el pasado fin de semana y esta semana. 

Una «cúpula de calor» que atrapa la ola de calor sobre la región ha hecho que muchas personas sin aire acondicionado acudan a refugios de emergencia para estar a salvo del calor intenso, que puede resultar mortal. Se prevé que el calor persista hasta mediados de la semana.

En el condado de King del estado de Washington, que incluye la ciudad de Seattle, se publicó un mapa de calor que muestra que los barrios más pobres, donde hay menos superficie arbolada, sufren los efectos peligrosos del calor más que los barrios más ricos. A medida que el cambio climático aumenta la propensión futura de las olas de calor, es un riesgo peligroso para la salud que las ciudades deberán afrontar.

Dan Douthit, agente de información pública de la Oficina de Gestión de Emergencias de Portland, dice: «Como ciudad, estamos muy preocupados por [el cambio climático]». Además del calor, señala que también sufrirán el cambio climático en forma de incendios forestales, que el año pasado convirtieron brevemente a Portland en la ciudad con la peor calidad del aire del mundo

¿Qué es una cúpula de calor?

Una cúpula de calor es básicamente lo que su nombre indica: un área de altas presiones que se coloca sobre una región como una tapa sobre una olla, atrapando el calor. Investigaciones de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) demuestran que son más propensas a formarse en años de La Niña como el 2021, cuando las aguas están frías en el Pacífico oriental y calientes en el Pacífico occidental. Esa diferencia de temperatura crea vientos que impulsan el aire occidental tropical y denso hacia el este. A la larga, ese aire caliente se queda atrapado en la corriente en chorro, una corriente de aire que gira en el sentido contrario a las agujas del reloj alrededor del mundo, y acaba en la costa oeste de Estados Unidos.

«Cuando hay alta presión sobre el oeste, mantiene ese aire caliente sobre el oeste», afirma Andrea Blair, directora del programa de servicios climáticos para la región occidental del Servicio Nacional de Meteorología.

«Una cúpula de calor es básicamente una cúpula que te atrapa. El evento de calor en sí mismo es la ola de calor, que dura varios días y noches consecutivos que están muy por encima de lo normal», señala, y añade que la cúpula de calor ayuda a mantener la ola de calor.

Blair dice que es habitual que las zonas de alta presión se establezcan sobre el oeste durante el invierno y el verano, pero «es inusual tener olas de calor tan pronto». 

Hace unas semanas, una cúpula de calor creó condiciones extremadamente calurosas en la región sudoeste, batiendo récords de temperatura. Se alcanzaron 50,5°C en Palm Springs y Las Vegas alcanzó un récord de 45,5°C.

«Es el mismo patrón de altas presiones que hemos tenido aparcado sobre el oeste; solo se mueve al norte y al sur o al este y al oeste. Se mueve y se fortalece y se debilita», explica Blair.

Se prevé que esta ola de calor sobre el noroeste desaparezca en los próximos días, pero «después, a medida que nos acercamos al cuatro de julio, los modelos indican otra ola de calor», afirma Blair.

¿Qué tiene que ver con esto el cambio climático? 

La ciencia deja claro que el cambio climático influirá el tiempo caluroso: hará que el calor sea más extremo y que el calor extremo sea más probable. Desde finales del siglo XIX, las temperaturas medias de Estados Unidos han aumentado, según el National Climate Assessment de 2017. Desde la década de 1960, las olas de calor se han vuelto más comunes y, para mediados de siglo, los científicos prevén de 20 a 30 días más de temperaturas de más de 32°C en Estados Unidos. Para 2050, las ciudades del hemisferio norte tendrán climas similares a las temperaturas de hoy en ciudades a más de mil kilómetros al sur.

Estados Unidos no es la única región con calor extremo. En Rusia, ciudades localizadas en el círculo polar ártico batieron récords de calor esta semana. 

En el Pacífico noroeste, se prevé que el efecto de calentamiento de la quema de gases de efecto invernadero caliente la región hasta 3.2°C, de media, para mediados de siglo. 

«Los días de calor extremo cambian un montón. Eran raros desde el principio, pero si las temperaturas aumentan un par de grados, de repentes abres un nuevo territorio», afirma Daniel Swain, climatólogo de la Universidad de California, Los Ángeles.

Bair señala que es difícil vincular un fenómeno meteorológico específico al cambio climático, pero dice que, con el paso del tiempo atmosférico, la tendencia muestra un calor más intenso y duradero.

«En lo que a calor extremo se refiere, es uno de los tipos más fáciles de fenómenos meteorológicos extremos con los que establecer un vínculo», afirma Swain.

Cuando ocurren sequías y olas de calor al mismo tiempo, pueden crear un bucle de retroalimentación en el que ambos patrones meteorológicos se agravan. La humedad del suelo puede mitigar el impacto del calor, como el sudor que enfría un cuerpo, pero con suelo seco en gran parte de la región oeste, ese calor simplemente calienta la atmósfera. 

«Hay un ciclo autosostenido entre las olas de calor y la sequía que el cambio climático agrava, además de la tendencia de calentamiento lineal», afirma Swain. 

Prevé que habrá más olas de calor extremas en el futuro. Incluso medio grado de calentamiento global «aumenta considerablemente las probabilidades de fenómenos de calor extremo en esta región y a nivel general», afirma.  

Es probable que las olas de calor extremas continúen, aunque el mundo reduzca drásticamente las emisiones que calientan el planeta. Y esto tiene repercusiones para la salud. Un estudio publicado en la revista Nature Climate Change el pasado mayo atribuyó un 37 por ciento de todas las muertes relacionadas con calor entre 1991 y 2018 al cambio climático.

«Espero que solo nos queden unas décadas más de aumento de riesgo de estos extremos, pero eso es solo si empezamos a actuar», afirma Swain.

¿Cómo afronta la gente el calor?

La actual ola de calor ha llegado a esta región de Estados Unidos mientras también afronta una sequía histórica. 

«La humedad del suelo se ha agotado en gran medida en el noroeste... Por consiguiente, esta nueva ronda de calor podría ser una “sentencia de muerte” para los pastizales y los cultivos de tierra seca que han estado aguantando», escribe Brad Rippey, meteorólogo del Departamento de Agricultura de Estados Unidos. 

Además, al secar más la vegetación, la ola de calor podría aumentar el riesgo de incendios forestales en el oeste. El año pasado, se perdieron cientos de casas durante incendios forestales en el Pacífico noroeste. «Cuando la vegetación se seca, ese es un componente de la ecuación de los incendios. Incrementa la probabilidad y el tamaño del incendio», dice Erica Fleishman, ecóloga de la Universidad del Estado de Oregón. 

En el futuro inmediato, las autoridades locales están trabajando para mitigar la amenaza para la salud humana. Los pequeños y los mayores, las personas embarazadas y aquellas con enfermedades crónicas son quienes corren más riesgo de sucumbir a las insolaciones o los golpes de calor. 

«Se trata de un fenómeno sin precedentes», afirma Kate Hutton, representante de la Oficina de Gestión de Emergencias de Seattle. «Podríamos ver impactos en el sistema eléctrico y en enfermedades relacionadas con el calor».

Dice que Seattle ha designado centros de enfriamiento, como bibliotecas públicas y centros comunitarios, donde los residentes pueden acceder al aire acondicionado. En esta región, muchos residentes carecen de aire acondicionado; Seattle se encuentra en una región históricamente fría. La ciudad solo ha tenido tres días con 38°C desde que se empezaron a mantener registros.

Douthit afirma que los residentes de Portland pueden llamar al 211 para obtener más información y ayuda con el transporte. «Estamos instando a la gente a que, si tienen un vecino que está solo, comprueben si está bien», afirma. «Queremos que todos aquellos que estén aislados sepan que tienen lugares a los que acudir».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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