La India apuesta por la energía solar, a pequeña y gran escala
En la última etapa de un viaje de dos días que comenzó con un trayecto en coche por traicioneras carreteras de montaña, los trabajadores de Global Himalayan Expedition ayudan a transportar paneles solares a la aldea de Yal, en Ladakh (India). La empresa organiza excursiones para turistas con vocación social con el fin de llevar energía solar a los pueblos indios que carecen de electricidad.
Este reportaje ha sido producido y publicado por National Geographic en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
DUNGAPUR, INDIA - Casada a los 13 años y madre a los 16, Rukmini Katara tuvo una vez una pequeña tienda de comestibles con su marido en su pueblo, cerca de Udaipur (Rajastán). Al igual que millones de mujeres rurales indias, esperaba seguir un camino que ya le era familiar: hacer lo que la familia de su marido le pidiese, priorizando las responsabilidades domésticas a costa de cualquier ambición personal. Pero la historia ha terminado siendo distinta: Katara se ha convertido en uno de los rostros del esfuerzo que supone poner en marcha la revolución de energía solar que están experiementando numerosas aldeas en la India.
Katara, de 34 años, es la directora general de Durga Energy, una empresa que fabrica paneles solares y en la que trabajan unas 40 mujeres, muchas de las cuales no cuentan ni con estudios de secundaria. Lanzada con ayuda del Instituto Indio de Tecnología (IIT) de Bombay y el gobierno del estado de Rajastán, la empresa ha vendido más de 300 000 paneles solares desde que su fábrica se puso en marcha en 2017.
La mayoría de los paneles han ido a parar a hogares, empresas e instituciones de Dungarpur y sus alrededores, una pequeña ciudad cercana a Udaipur, donde se encuentra Durga Energy, en un barrio a pocas manzanas de la vía principal de la ciudad. Una instalación solar de la que Katara está especialmente orgullosa es la del conjunto de paneles que alimenta la bomba de un pozo en un pueblo cercano, pues gracias a ella decenas de mujeres se ahorran el esfuerzo diario de tener que extraer el agua manualmente.
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"Cuando empezamos, nunca pensamos que podríamos conseguir lo que hemos logrado en estos cuatro años", dice Katara, que acostumbra a lucir una radiante sonrisa cuando habla.
Los paneles solares vendidos hasta ahora por Durga Energy solo cubren una pequeña fracción de las necesidades energéticas de la zona, pero la esperanza es que operaciones de fabricación como ésta sirvan de inspiración a empresas similares, tanto en la India rural como en la urbana, facilitando así la transición en todo el país de la electricidad de carbón a la energía solar. Al emplear a mujeres de aldeas sin formación técnica, la empresa también quiere demostrar que, cuando se trata de atacar la crisis del cambio climático también se pueden cumplir, paralelamente, otros objetivos importantes, como la capacitación de las mujeres y el impulso de las economías rurales. No se trata de una cuestión baladí, sobre todo si tenemos en cuenta las señales de alarma emitidas esta semana por la ONU en la cumbre COP26 de Glasgow (Escocia; Reino Unido) para poner de relieve que las mujeres sufren más las consecuencias del cambio climático.
"Cuando los paneles solares se producen a nivel local, la gente compra a nivel local y el dinero circula dentro de la economía local", explica Chetan Solanki, experto en energía solar y profesor del Instituto Indio de Tecnología de Bombay. Solanki ayudó a fundar Durga Energy, así como una empresa similar en la zona rural de Maharashtra llamada Udaan. Son las únicas empresas de este tipo en la India rural, pero Solanki confía en que el concepto se extienda.
"La tecnología solar -cuando sea asequible y se produzca localmente- permitirá a las comunidades ser autosuficientes en materia de energía", afirma.
India y la crisis climática
Como tercer mayor emisor de carbono del mundo (después de China y Estados Unidos), la India tiene un papel fundamental en la lucha contra la crisis climática. El país ya está sufriendo las devastadoras consecuencias del cambio climático, con fenómenos meteorológicos extremos como sequías y huracanes cada vez más frecuentes y graves. En 2020, por ejemplo, el ciclón Amphan asoló los estados de Bengala Occidental y Odisha, desplazando a millones de personas de sus hogares y causando daños de miles de millones de dólares.
El parque solar de Bhadla, en Rajastán, se extiende a lo largo de unos 56 kilómetros cuadrados de desierto. Para 2030, India se ha comprometido a casi cuadruplicar su capacidad de producción de energía renovable hasta alcanzar los 500 gigavatios, una cantidad que abastecería la mitad de las necesidades energéticas previstas del país.
El Primer Ministro indio, Narendra Modi, ha prometido en la COP26 que el país será neutro en emisiones de carbono para 2070, una fecha que llega 20 años más tarde que la marca establecida por Estados Unidos y 10 años más tarde que la de China, pero que sigue siendo un gran paso adelante para la India. El país se ha comprometido a reducir sus emisiones por unidad de PIB en un 45 por ciento de aquí a 2030. Para entonces, India tiene previsto aumentar su capacidad de energía renovable de los 134 gigavatios actuales a 500 gigavatios, lo que equivaldría al suministro de la mitad de sus necesidades energéticas previstas. Si este plan tiene éxito, será un logro extraordinario.
India ya ha creado 42 parques solares en todo el país, incluido uno que se extiende sobre 56 kilómetros cuadrados de desierto en Bhadla, Rajastán, con una capacidad de más de 2,2 gigavatios, la mayor instalación de este tipo en el mundo. No obstante, la India no ha abandonado la construcción de centrales eléctricas de carbón, que tienen una vida útil de décadas, lo que indica que el país espera seguir dependiendo en gran medida del carbón para sus necesidades energéticas durante mucho más tiempo.
Trabajadores de la empresa eléctrica NTPC inspeccionan los paneles del parque solar. La gigantesca instalación es uno de los 42 parques solares de este tipo que ha creado la India. Con una producción de más de 2,2 gigavatios, es la mayor instalación de este tipo en el mundo.
El plan de Solanki de promover el emprendimiento solar en pequeñas ciudades y pueblos persigue acelerar el fin de esta dependencia energética. También podría ser una ayuda para los casi 25 millones de hogares rurales de todo el país que carecen de acceso a la electricidad.
El viaje de una mujer en solitario
El viaje personal de Rukmini Katara, que ha pasado de ser una tendera de pueblo a directora general, comenzó hace una década, cuando se reunió con mujeres de su pueblo para crear un pequeño banco cooperativo que concediera microcréditos. En 2016, Solanki la contrató para que ayudara a distribuir lámparas con energía solar a más de 40 000 hogares de Dungarpur y zonas adyacentes. Las lámparas estaban destinadas a ayudar a los niños a estudiar por la noche.
La primera vez que Katara tuvo que viajar fuera de su pueblo para asistir a una formación de dos semanas, su marido le dijo que no podía.
"Fui de todos modos. No me llevé el teléfono y le dije que lo dejaba todo", recuerda. Su marido llamó a su supervisor dos días después, pidiendo hablar con ella. "¿Te has olvidado de mí? ¿No quieres hablar conmigo?", le preguntó amablemente. "Después de ese viaje, nunca más me impidió ir a ningún sitio", dice Katara.
Cuando el IIT de Bombay le dio la oportunidad de convertirse en empresaria del sector de la energía solar, ella ya sentía que estaba preparada para asumir la responsabilidad, y su marido le apoyó. Un total de 300 mujeres procedentes de diversos pueblos pidieron formar parte de la empresa. El gobierno de Rajastán permitió a la empresa convertir una escuela abandonada en una fábrica, y una empresa de telecomunicaciones aportó dinero para comprar el equipo de fabricación.
Mumtaz Ahmed Chopan, de TATA Power Project, instala cables en los postes de los servicios públicos, preparando una gran planta solar que se construirá en Zanskar, un distrito administrativo de Ladakh.
Tras dos pruebas escritas y una entrevista, se seleccionaron unos 40 aspirantes que recibieron formación durante seis meses. En la fábrica, algunos de los trabajadores se encargan de probar las células solares -el componente fundamental de los paneles solares-, que la empresa compra al por mayor a un proveedor. Otros se encargan de soldar los cables a las células individuales y de colocarlas en una formación de filas y columnas dictada por el diseño del panel. A continuación, se sueldan las células y se laminan en vidrio.
La potencia de los paneles solares oscila entre los 2,5 vatios -suficientes para alimentar una sola bombilla LED- y los 10 vatios, que pueden hacer funcionar un ventilador de mesa, un ordenador o un televisor. Normalmente, los hogares de aquí optan por instalaciones de entre 20 y 100 vatios de capacidad, que cubren parcial o totalmente las modestas necesidades energéticas de una pequeña casa rural.
"Mi familia estaba orgullosa de ser la única de mi barrio que fue seleccionada", dice Asha Katara, una de las empleadas de Durga Energy. Dice que su suegro se reunió con Rukmini Katara, que no es pariente, antes de dar su aprobación. "Quedó impresionado con ella", dice. "Mis suegros me dijeron: cuidaremos de tu hija cuando vayas a trabajar".
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En Ladakh, los turistas ayudan
En otras zonas más remotas de la India, como la montañosa región de Ladakh, donde algunas aldeas ni están conectadas a la red eléctrica, la energía solar está transformando vidas, dice Paras Loomba, que dirige una empresa que organiza expediciones turísticas destinadas a tener un impacto social. Loomba estaba en un viaje a la Antártida cuando se inspiró para dejar su trabajo de ingeniero y buscar una forma de combinar su pasión por el aire libre con su deseo de promover un cambio significativo.
Ladakh es una región montañosa de la India con muchos pueblos aislados que nunca han estado conectados a la red eléctrica del país. Empresarios y activistas intentan llevar la energía a estos lugares de difícil acceso mediante la energía solar, que cada vez es más asequible.
Shakir Hussian, ingeniero solar de Global Himalayan Expedition, sigue a Nawang Phunchok hasta el tejado de su casa en el pueblo de Yal, donde está instalando un panel solar. Phunchok ya tenía uno, pero dejó de funcionar después de cinco años.
Tenzin Cheojor (con gorra gris), un técnico de la Expedición Global del Himalaya, y Tenzin Chosdan, un conductor, colocan los cables para suministrar electricidad, mientras los ocupantes de la casa les observan. Con los nuevos paneles solares instalados en Yal, los residentes tendrán acceso a suficiente energía fiable para iluminar sus hogares, en lugar de hacer funcionar intermitentemente tan solo una o dos bombillas.
Tras fundar su empresa en 2013, Loomba empezó a dirigir excursiones a pueblos de Ladakh (que no figuraban en los mapas de Google) para instalar paneles solares con la ayuda de turistas, contentos con pagar a cambio de la experiencia. En algunos casos, instalaron paneles para un solo hogar; en otros, conjuntos de paneles para dar servicio a varios hogares.
Loomba quería que las comunidades invirtieran en el mantenimiento de esta infraestructura, por lo que les pidió que crearan un fondo que sería alimentado mensualmente por cada hogar con electricidad. "Si algo le ocurre a la red", dice que les dijo a los habitantes del pueblo, "tendréis que pagar a un ingeniero de servicio local para que la electricidad de vuestro pueblo siga funcionando".
Después de los primeros viajes, Loomba empezó a recibir mensajes en WhatsApp de gente que compartía fotos de otros pueblos de Ladakh y de otros lugares de la India que necesitaban electricidad. Varias personas que se habían unido a él en estos viajes dejaron sus trabajos y empezaron a trabajar con Loomba. Desde entonces, su empresa, Global Himalayan Expedition, ha dirigido viajes para instalar redes solares en más de 100 pueblos de Ladakh. Más recientemente, la empresa ha empezado a equipar con redes solares a pueblos remotos de Meghalaya, en el noreste de la India.
Tanto la instalación solar financiada por los turistas como la fabricación local podrían resultar eficaces para iluminar partes del mundo fuera de la India que aún no tienen acceso a la electricidad.
"En algunos países de África, por ejemplo, donde la electrificación está todavía en la horquilla del 50 por ciento al 60 por ciento", dice Solanki, "el modelo de fabricación local podría proporcionar electricidad a la gente de las zonas rurales y remotas con una baja inversión y en el menor tiempo posible. Lo llamo energía producida por los locales para los locales".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.