El calor puede enfermarte y puede ser mortal
Las olas de calor son cada vez más frecuentes y duraderas en todo el mundo, pero mucha gente ignora sus peligros. He aquí cómo nos afecta el calor extremo y qué debemos tener en cuenta para mantenernos a salvo.
Las actividades al aire libre son especialmente peligrosas cuando sube la temperatura. Aquí una mujer se ha desmayado por el calor durante el Hinglaj, una peregrinación hindú a través del desierto del oeste de Pakistán.
El verano pasado, con una ola de calor abrasador, Sevilla hizo algo inesperado. Las autoridades trataron el episodio de calor de tres días como si se tratara de un huracán o un gran incendio forestal: le pusieron nombre. La llegada de la ola de calor Zoe dio lugar a anuncios de servicio público en los que se instaba a tomar precauciones para evitar la deshidratación, el agotamiento por calor, la insolación y la muerte.
A las puertas de la primera ola de calor del verano boreal en la península ibérica, anunciada para el último fin de semana de julio, repasamos los peligros que traen consigo las altas temperaturas estivales.
Poner nombre a una ola de calor forma parte de un esfuerzo reciente por llamar la atención sobre los peligros para la salud física y mental del calor extremo. Cada año, las temperaturas extenuantes matan a más personas que otras condiciones meteorológicas, tanto en EE.UU. como en el resto del mundo. El verano pasado, por ejemplo, cientos de personas murieron durante los cuatro días de calor en el noroeste del Pacífico. En 2022, murieron más de 15 000 personas en todo Europa y el país que más víctimas tuvo fue España con casi 5000. Una mayor atención podría persuadir a la gente de no ignorar el calor: quedarse fuera o seguir haciendo ejercicio al aire libre.
"Cuando las cámaras de los telediarios aparecen tras un huracán o un tornado, los daños son evidentes. Pero los efectos del calor están casi siempre ocultos", dice Kurt Shickman, director de la iniciativa sobre calor extremo del Centro de Resiliencia de la Fundación Adrienne Arsht-Rockefeller, la organización que ayuda a ciudades de todo el mundo como Sevilla, Atenas (Grecia) y varias ciudades estadounidenses, entre las que destacan Miami, Kansas City y Los Ángeles.
El reconocimiento de los efectos nocivos del calor se ha hecho más urgente con el cambio climático, que está provocando olas de calor más frecuentes y prolongadas en todo el mundo. Esta concienciación es especialmente importante ahora que se prevén temperaturas superiores a las normales. Baste recordar que el verano del año pasado fue el más caluroso de España desde que se tienen registros. "Prestar más atención al calor forma parte de nuestra estrategia de resistencia al cambio climático", afirma Daniella Levine Cava, alcaldesa del condado de Miami-Dade, en Florida, Estados Unidos. La reciente ola de calor en la India, por ejemplo, fue 30 veces más probable debido al cambio climático.
Mientras que se calcula que en España murieron en 2022 cerca de 6000 personas por causas atribuibles a las altas temperaturas, en Estados Unidos las estimaciones oficiales hablan de una media de 700 muertes anuales a causa del calor extremo. No obstante, los expertos consideran que se trata de una cifra muy inferior a la real. Muchas personas sucumben a un ataque al corazón, asma o enfermedad renal agravada por el calor, y sus certificados de defunción no reflejan la contribución del clima. Incluso los accidentes pueden estar relacionados con el calor. "Quizá un trabajador al aire libre se caiga de una escalera porque el calor le ha mareado", explica Jane Gilbert, jefa de prevención del calor de Miami-Dade, una de las pocas personas de Estados Unidos con semejante cargo. Es probable que las muertes por calor aumenten a medida que suba la temperatura de la Tierra.
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El calor puede enfermarnos y ponernos de mal humor
La deshidratación, los calambres musculares, el agotamiento por calor y, lo que es más grave, la insolación son consecuencias directas de un cuerpo superado por el calor. Un estudio realizado el año pasado calculó que cada aumento de un grado centígrado de la temperatura del aire por encima de un valor de referencia local incrementa en un 18% las enfermedades relacionadas con el calor.
Incluso afecciones aparentemente dispares pueden agravarse con el calor. Por ejemplo, en los días de mucho calor aumentan las visitas a urgencias por infecciones urinarias y cálculos renales.
Los problemas de salud mental, como la angustia psicológica y el suicidio, también están relacionados con las altas temperaturas, afirma Craig A. Anderson, psicólogo que estudia el tema en la Universidad Estatal de Iowa (Estados Unidos). Esto quedó documentado recientemente cuando los científicos que examinaron los datos de los hospitales de Estados Unidos descubrieron que más personas acuden al hospital con ansiedad y esquizofrenia cuando el termómetro se dispara.
Según Anderson, también aumentan la agresividad y la violencia. Puede que la gente se ponga irritable cuando se siente incómoda, pero la relación podría ser más biológica, afirma. La adrenalina y otras sustancias químicas aumentan en un cuerpo caliente, lo que "puede llevar a un comportamiento más impulsivo", afirma. El calor también pone de mal humor a la gente. Los comentarios negativos en Twitter se duplican cuando hace un calor sofocante, según un análisis de 6000 millones de tweets en todo el mundo.
Sin embargo, la mayoría de la gente ignora el riesgo. Cuando los investigadores pidieron a los habitantes de Grecia que clasificaran los peligros relacionados con el clima que les preocupaban, el calor ocupó el último lugar, muy por detrás de los terremotos, los incendios forestales, las inundaciones e incluso las heladas. Y una cuarta parte de los españoles encuestados antes de la campaña informativa de Sevilla afirmaron que personalmente no tenían por qué preocuparse si llegaba una ola de calor, según datos inéditos compartidos con National Geographic.
Trabajadores de un depósito de arroz se toman un descanso durante el calor del día en Jacabob, Pakistán. El aumento de las temperaturas nocturnas ya nos roba descanso, y es probable que el cambio climático implique aún más noches de insomnio.
Las iniciativas locales empiezan a ayudar
Cuando el calor aprieta, algunos municipios han tomado tradicionalmente pequeñas medidas, como abrir bibliotecas u otros centros de refrigeración para personas sin aire acondicionado. Pero rara vez han considerado el calor con la misma seriedad que otras catástrofes meteorológicas, algo que un número creciente de gobiernos locales está empezando a cambiar. El Gobierno de los Estados Unidos también está tratando de dar más relieve a los fenómenos peligrosos del calor. El año pasado lanzó un sitio web (heat.gov) para ofrecer previsiones y educación sobre seguridad.
La campaña educativa de Miami-Dade comenzó declarando de mayo a noviembre la "temporada de calor", con anuncios en televisión, radio y vallas publicitarias en inglés, español y criollo haitiano. Este esfuerzo es esencial en una zona donde el número de días con temperaturas superiores a 32 grados ha aumentado más de un 50% en el último medio siglo, afirma Levine Cava. "El aumento ha sido gradual, por lo que la gente no se da cuenta de lo mortal que es el calor", afirma.
El plan de acción contra el calor del condado también incluye, entre otras cosas, la creación de más copas de árboles, la obligación de instalar tejados más fríos y reflectantes en los nuevos desarrollos comerciales y la ayuda económica a los residentes para que puedan permitirse aparatos de aire acondicionado (o unidades de mayor eficiencia).
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Clasificación de las olas de calor
Parte del problema de comunicar los peligros del calor es que las definiciones actuales no recogen todos los riesgos. Por ejemplo, el Servicio Meteorológico Nacional de EE.UU. emite un aviso de calor para Miami-Dade cuando el índice de calor (una combinación de temperatura y humedad) es más alto que cuando se producen muertes, dice Gilbert. El condado está trabajando con el NWS para poner a prueba un umbral más bajo.
Incluir factores más allá de la temperatura alta y el nivel de humedad también es importante, dice Shickman. La salud se ve más afectada cuando la temperatura no desciende lo suficiente por la noche para permitir que el cuerpo se recupere antes de que el sol del mediodía vuelva a calcinarlo. "La mayoría de las correlaciones más altas entre calor y resultados negativos para la salud se dan cuando las temperaturas nocturnas son altas, no cuando las diurnas son altas", afirma.
Un programa piloto de Arsht-Rock pretende clasificar las olas de calor por categorías. En Sevilla, por ejemplo, las categorías más altas se reservan para los momentos en que se prevé que las temperaturas medias diarias (que tienen en cuenta las nocturnas) sean especialmente altas durante tres o más días, en un momento en que los cuerpos de las personas no están tan aclimatados porque no hizo tanto calor en las semanas anteriores. Según José María Martín-Olalla, catedrático de Física de la Universidad de Sevilla que participa en los esfuerzos de la ciudad, estos parámetros se determinaron correlacionando las condiciones meteorológicas con el exceso de muertes en verano en los últimos 25 años. Los niveles cuatro y cinco activan alertas reforzadas a la población, con el nombre de olas de calor de nivel cinco, como la de julio 2023.
La experiencia de Sevilla está demostrando que aumentar la visibilidad del calor marca la diferencia. Según los datos provisionales no publicados, las personas que se percataron de la campaña en las redes sociales eran más propensas a quedarse en casa, trabajar desde casa y beber más agua durante la Ola de Calor Zoe que las que no lo hicieron. Y era un 15% más probable que estuvieran de acuerdo en que el calor justifica un cambio de comportamiento.
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El calor agrava las desigualdades sanitarias
Cualquiera que pase tiempo al sol puede verse afectado cuando llega el calor, pero algunas personas son especialmente vulnerables. Entre ellas se encuentran principalmente los niños, los ancianos y las personas afectadas por la pobreza, según el Programa de Investigación del Cambio Global de EE.UU., la agencia federal encargada de comprender los efectos del cambio climático.
Las personas con bajos ingresos se ven afectadas de varias maneras: es posible que no tengan aire acondicionado (o que no puedan pagar la factura de la luz si lo encienden), que tengan tasas más altas de afecciones médicas agravadas por el calor, como enfermedades renales y respiratorias, y vivan en barrios con menos árboles. Cuando el condado de Miami-Dade cartografió la vulnerabilidad al calor en sus comunidades, 14 barrios de rentas más bajas presentaban temperaturas de la superficie terrestre más elevadas que los de su entorno, un fenómeno conocido como efecto de isla de calor urbano.
Otras personas con mayor riesgo: trabajadores al aire libre cuyos empleadores pueden no hacer adaptaciones durante temperaturas extremadamente altas, atletas que entrenan al aire libre, personas que toman medicamentos (incluidos betabloqueantes y antihistamínicos) que reducen su capacidad para regular el calor, mujeres embarazadas y personas sin hogar.
Cómo reducir los riesgos para la salud del calor extremo
Para minimizar los problemas de salud cuando llega el calor extremo, es importante limitar las actividades al aire libre, sobre todo durante las horas más calurosas del día, dice Elizabeth Gardner, médico especialista en medicina deportiva de la Facultad de Medicina de Yale. Lleva ropa fina y de colores claros para favorecer la evaporación del sudor, la principal forma que tiene el cuerpo de enfriarse. Y bebe agua a sorbos a lo largo del día, en lugar de engullir grandes cantidades con menos frecuencia, porque el cuerpo no puede absorber suficiente de ese modo, dice.
Cuando una persona empieza a sobrecalentarse, es crucial actuar con rapidez. Los síntomas del agotamiento por calor incluyen mareos, calambres musculares, piel húmeda y debilidad, entre otros. En ese momento, hay que ir a un lugar más fresco, hidratarse rápidamente con agua o, preferiblemente, con una bebida con electrolitos, y quitarse la ropa sobrante que impida la evaporación del sudor. Dado que el agotamiento por calor puede alterar el estado mental de una persona, es importante controlar a quienes viven solos para asegurarse de que no lo están sufriendo, dice Shickman.
Si no se revierte, el agotamiento por calor puede convertirse rápidamente en un golpe de calor, en el que la piel se calienta y enrojece, el ritmo cardíaco se acelera, los órganos empiezan a fallar y se pierde el conocimiento. Se trata de una emergencia que puede conducir a la muerte si no se administra tratamiento médico.
El mensaje más importante que los expertos en calor esperan que la gente asimile este verano es que el calor es un adversario formidable. "Aguantar el calor extremo haciendo ejercicio o permaneciendo demasiado tiempo al aire libre no es algo seguro", afirma Gardner. "Puede llevarte al punto de peligro".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.