¿Puede el turismo ayudar a Maui tras los incendios?
Ante las devastadoras pérdidas económicas, los residentes piden a los visitantes que vuelvan, pero con respeto.
En esta foto de 2022, unos visitantes pasan el día en la playa de Ho'okipa, en la costa norte de Maui, Hawái. Mientras que el oeste de Maui está cerrado, el resto de la isla está abierta a los turistas.
LiAnne Driessen se había mudado a la casa de sus abuelos en Lāhainā hace cuatro años, una vivienda destruida en los incendios forestales del 8 de agosto que arrasaron la histórica ciudad costera y mataron al menos a 115 personas. Todo, excepto un árbol de mango que sus kūpuna (abuelos) habían plantado de una semilla hace 50 años, ha desaparecido.
Ahora, esta nativa hawaiana, esposa y madre de dos hijos, se enfrenta a la pérdida de la empresa de excursiones en velero con sede en Maui que su familia fundó hace 50 años. Había estado organizando entre 80 y 90 excursiones de snorkel y cenas a la semana. De la noche a la mañana, dice, perdió el 80% de su negocio. Su marido, primer oficial y capitán en prácticas, tuvo que ser despedido. "A duras penas aguantamos", dice Driessen. "Da miedo. Apenas sobrevivimos a la COVID".
Los medios de subsistencia de una de las islas más populares de Hawái están sufriendo las consecuencias de uno de los incendios forestales más mortíferos de Estados Unidos en un siglo. Según el Departamento de Empresas, Desarrollo Económico y Turismo de Hawai, unos tres millones de turistas visitan Maui cada año y gastan unos 5400 millones de dólares. Antes de los incendios, llegaban a Maui unas 8000 personas al día. Ahora, son unas 2000.
Después de aconsejar a los viajeros que se mantuvieran alejados, los legisladores, los funcionarios de turismo, las empresas e incluso los residentes les instan ahora a que visiten la isla con prudencia.
"Esperamos que los visitantes vuelvan", dice Wisa Miller, que trabaja en Aliʻi Kula Lavender, una granja de lavanda de 5,4 hectáreas que ofrece visitas guiadas y tiene una tienda de regalos. "Sé que la gente de fuera está confundida, porque en algunas redes sociales se dice que nos mantengamos alejados y en otras que vengamos. Nuestra isla depende del turismo. Necesitamos recursos para recuperarnos ahora mismo".
Pero viajar actualmente a Maui es complicado. Puede parecer insensible tomarse un mai tai en la piscina de un hotel en Wailea, pero cada dólar que un visitante gasta en la isla ayuda a su economía, explica Ilihia Gionson, responsable de asuntos públicos de la Autoridad de Turismo de Hawái.
"La gente lo ha perdido todo, y ahora está perdiendo su trabajo", dice Gionson. "Maui tiene una economía, para bien o para mal, que ahora mismo depende mucho del gasto de los visitantes. Comprar en tiendas locales, comer en restaurantes locales que apoyan a los agricultores locales, hacer actividades dirigidas por pequeñas empresas locales: esos dólares están apoyando directamente a los residentes; están manteniendo directamente a la gente local empleada".
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Catástrofes gemelas
En los días posteriores al incendio, Hawai emitió un aviso desaconsejando los viajes no esenciales a Maui Occidental (incluida Lāhainā) hasta el 17 de octubre. La población local recurrió a las redes sociales para pedir a los visitantes que cancelaran sus viajes. Los turistas han hecho caso de la advertencia, cancelando sus vacaciones y manteniéndose alejados. Pero el resultado es una dramática recesión económica que está mermando la capacidad de recuperación de Maui.
"También tenemos que apoyar a todo Maui", dijo el gobernador de Hawai, Josh Green, en una actualización del 27 de agosto en Facebook. "Porque sabemos que si sobrevive y prospera, toda la gente que tiene trabajo allí también se recuperará más rápidamente".
Los ingresos del turismo no sólo mantienen a las empresas locales y a sus empleados, sino que generan impuestos estatales y del condado, con los que se financian carreteras, escuelas y espacios públicos.
Con el repentino colapso del turismo en Maui, las empresas se enfrentan a una dura decisión. Restaurantes como Tin Roof, en Kahului, a unos 35 kilómetros al este de Lāhainā, han reducido su horario. El popular Hāliʻimaile General Store, a unos 48 kilómetros al este de Lāhainā, decidió cerrar temporalmente. MauiWine, que lleva más de 40 años cultivando uvas en las laderas de Haleakalā y elaborando vino, ha despedido a parte de su personal.
"Hay de todo en la isla, desde empresas de bodas a restaurantes, pasando por tiendas de surf familiares y puestos de helados", explica Pamela Tumpap, presidenta de la Cámara de Comercio de Maui, que cuenta con unos 650 miembros.
Según la Autoridad de Turismo de Hawái, las pérdidas económicas sólo en Maui Occidental, tanto en ventas como en gasto de los visitantes, se estiman en 9 millones de dólares al día. A finales de agosto, el estado informó de que se habían presentado 4444 nuevas solicitudes de subsidio de desempleo en Maui, lo que supone un aumento del 3603% respecto a la media de solicitudes semanales antes del incendio.
"Tenemos un suceso increíblemente trágico y horrible en el que todos deberíamos estar centrados, en el que deberíamos poner toda nuestra energía. Pero se avecina una segunda tragedia y todo el mundo se está centrando en ella ahora", dice Graeme Swain, propietario del Gather Restaurant Group, que posee y gestiona dos restaurantes en Maui, incluido el Hāliʻimaile General Store. Ha tenido que despedir a cerca del 80% de su plantilla en su otro restaurante, Gather on Maui, cerca de Kīhei. "Fue una decisión dolorosa y muy, muy deprimente la que tuve que tomar. Me preocupa mucho que, con la isla de Maui en particular, si no conseguimos que la gente vuelva aquí, no podremos sobrevivir", comenta.
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Maui está abierta; Lāhainā, no
"La situación es desesperada", afirma Markus Schale, director gerente del Hotel Wailea, Relais & Châteaux, que está proporcionando alojamiento al personal de socorro de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA). El alojamiento boutique de 72 suites, situado a unos 45 kilómetros al sur de Lāhainā, vio caer su ocupación turística a casi el 10% tras los incendios forestales. El hotel tuvo que despedir a parte de su personal.
"Tenemos que asegurarnos de que los visitantes de Maui se sientan bien viniendo aquí porque en realidad están ayudando a la comunidad de Maui a recuperarse".
Una forma es hacer caso a la petición del estado de evitar Maui Oeste. "No vayas a Lāhainā", dice Tumpap. "Va a ser un largo proceso de curación. Pedimos a la gente que haga lo correcto. Sabemos que es un lugar precioso, pero dejad que Lāhainā se recupere ahora mismo".
Mientras que Lāhainā y otras partes de Maui occidental (incluidas las populares zonas de Kāʻanapali y Kapalua) están vedadas a los visitantes, otras zonas están abiertas, como Kīhei y Wailea, en la soleada costa sur de Maui, la artística ciudad surfera de Pāiʻa, en su costa norte, y la encantadora y remota Hāna, en la costa este.
"Hawái es un pueblo muy pequeño que resulta estar repartido entre islas", dice Gionson. "Cuando una comunidad de las islas hawaianas resulta herida, todos lo estamos. Todos nos lanzamos a apoyar y levantar a aquellos de nuestros familiares, amigos y vecindarios que más lo necesitan. Así que viajar a cualquier lugar de Hawái ahora mismo es ayudar a Maui. Pero viajar a Maui es ayudar directamente a Maui".
A pesar de lo que ha estado circulando en las redes sociales, los residentes de Maui aseguran que los visitantes serán bienvenidos siempre y cuando sean respetuosos mientras estén en la isla.
"La magia de Maui y el espíritu aloha que la gente aprecia en todo el mundo siguen aquí", afirma Tumpap. "Puedes venir, y tu venida marcará la diferencia".
Catherine Toth Fox es redactora y editora gastronómica y de viajes en Honolulu. Sigue a @catherinetothfox en las redes sociales.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.