Cuatro formas de hacer que tus hijos se interesen por la "terapia de naturaleza"
Te explicamos formas para que los padres puedan incorporar actividades de ecoterapia a la vida cotidiana de los niños y mejorar su bienestar.
Una familia camina por un tronco caído a través de un arroyo en el Bosque Nacional Wallowa-Whitman.
A la hija de cinco años de Allison Kenien le costaba prestar atención durante el aprendizaje a distancia. Cuando las clases online empezaron a hacer que se le saltasen las lágrimas, Keinen, madre de dos niños en Nueva York, supo que tenía que probar algo distinto.
Así que empezaron a explorar rutas de senderismo, prestando atención a cosas como el olor de una flor o el sonido de un pájaro. Al final de la excursión, dibujaban sus hallazgos favoritos en un diario de naturaleza. “Unas semanas más tarde, vi un cambio radical en su concentración y su actitud”, dice.
La hija de Kenien practicaba una idea llamada ecoterapia, una forma consciente de interactuar con la naturaleza para mejorar el bienestar. La idea es mejorar la salud mental combinando los beneficios de salir al aire libre (desde mejorar el cociente intelectual de los niños hasta ayudarles a desestresarse) con actividades que fomenten la atención plena.
“Con la ecoterapia, sintonizamos conscientemente con lo que sentimos y el efecto que tiene en nosotros”, dice Craig Chalquist, psicólogo y profesor del Instituto de Estudios Integrales de California (Estados Unidos). “Mucha gente hace jardinería, pero no mucha la hace sin guantes, examinándose a sí misma y preguntándose: '¿Cómo está ayudando esto a mi estado de ánimo?“.
La ecoterapia (también conocida como terapia de la naturaleza) es una especie de término comodín para las muchas formas en que los terapeutas y asesores pueden incorporar la naturaleza al plan de tratamiento de sus clientes. Puede ir desde la terapia asistida con animales a la terapia en la naturaleza, pasando por la terapia artística o la terapia hortícola. Y aunque la ecoterapia suele practicarse con un supervisor u orientador, los padres también disponen de ideas y técnicas para poner a prueba con sus propios hijos y ayudarles a mejorar aspectos como la ansiedad y la concentración.
“Para los padres, la ecoterapia es fácil de usar con sus hijos porque toma actividades que ya disfrutan, como las artes creativas o el movimiento, y les ayuda a sentirse más a gusto mientras conectan con su entorno natural”, dice Sandi Schwartz, autora de Finding Ecohappiness: Fun Nature Activities to Help Your Kids Feel Happier and Calmer [En busca de la ecofelicidad: Actividades divertidas en la naturaleza para ayudar a tus hijos a sentirse más felices y tranquilos].
Y hay más ventajas: los expertos aseguran que cuando los padres combinan la personalidad de su hijo con una actividad de ecoterapia, los beneficios pueden ser aún mayores. A continuación te explicamos por qué funciona la ecoterapia y cómo puedes incorporarla a algunas de las actividades de tus hijos.
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Beneficios de las actividades de ecoterapia
Numerosas investigaciones han demostrado que la atención plena puede ayudar a las personas a concentrarse y desestresarse y se han realizado muchos estudios que demuestran los diferentes beneficios de sacar a los niños al aire libre, desde la resiliencia hasta la creatividad y la empatía. Así que tiene sentido que combinar la actividad al aire libre con la atención plena pueda proporcionar un impulso aún mayor a la salud mental.
Según Linda Buzzell-Saltzman, psicoterapeuta y profesora del Pacifica Graduate Institute (EE. UU.), “la orientación ecoterapéutica puede ayudarnos a calmar nuestros sentimientos y nuestras mentes ocupadas, permitiéndonos asimilar un mundo totalmente distinto en el que los animales, las plantas, el agua y el cielo de la naturaleza se mueven a un ritmo diferente”.
Por ejemplo, las actividades conscientes al aire libre proporcionan un entorno tranquilo que estimula los sentidos de los niños, lo que, según los estudios, puede ayudarles a concentrarse, tener más confianza en sí mismos, experimentar menos ansiedad y ser más empáticos. La idea, dice la arteterapeuta Jillynn García, es que un paseo lento y consciente por el bosque ayude a los niños a concentrarse en lo que les rodea, y que también les ayude a concentrarse después del paseo.
Según el psicólogo Thomas Doherty, que utiliza la ecoterapia en el centro Sustainable Self de Portland (EE. UU.), la ecoterapia también puede ayudar a aumentar la confianza en uno mismo. “Aprender a hacer algo al aire libre puede trasladarse a otros entornos”, afirma. Por ejemplo, subir una montaña prestando atención a cómo se siente el suelo bajo los pies a medida que se asciende, aumenta la confianza en el propio bienestar.
“Eso aporta una sensación de conexión mucho más profunda y poderosa que una simple conquista de la naturaleza”, afirma Buzzell-Salzman.
La empatía es otro rasgo que puede potenciarse en los niños mediante la ecoterapia. Buzzell-Saltzman dice que a menudo pide a los niños que se sienten en la naturaleza y observen una pequeña criatura, como un gusano o una abeja. “Centrarse en esa criatura (pensar en lo que se siente al ser ese animal o insecto) ayuda a desarrollar la empatía”, dice.
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Actividades de ecoterapia con niños
Las actividades de ecoterapia son muy variadas y, según Doherty, los niños no responderán a todas ellas. Por eso es importante adaptar la actividad a la personalidad del niño. “Queremos evitar un enfoque único para todos”, afirma.
La clave, dice la psicoterapeuta Caroline Hickman, es alimentar la curiosidad del niño, independientemente de cómo se relacione con la naturaleza, y eso incluye probar diferentes actividades cuando esté preparado. “Creo que es importante que hagan un poco de todo para que los niños puedan desarrollar todas las partes de su personalidad”, dice.
He aquí algunas ideas para empezar, combinando personalidades con técnicas de ecoterapia.
Si tu hijo es creativo:
La arteterapia incorpora elementos del exterior a las actividades artísticas de los niños, y los padres pueden obtener beneficios similares para sus hijos fomentando la atención plena cuando realizan proyectos artísticos al aire libre.
Pídeles que se fijen en cómo les afecta el entorno. Por ejemplo, en lugar de limitarse a pintar o dibujar bajo un árbol, pídeles que utilicen los cinco sentidos para crear su obra. ¿Dónde puedes encontrar ese color en la naturaleza? ¿Notas algún aroma? ¿O sonidos? ¿Cómo pueden incorporarlos al arte?
Si tu hijo es analítico:
La terapia hortícola utiliza la jardinería para mejorar el bienestar, y los padres pueden probar elementos de esta práctica para los hijos que presuman de ser lógicos. Por ejemplo, plantar una semilla y verla crecer ayuda a los niños a ser conscientes de los cambios. “La jardinería mejora la concentración y da a los niños una sensación de logro”, dice Chalquist.
Mientras plantas las semillas con su hijo, pregúntale qué le parece la tierra o cómo huele. Cuando las plantas broten, pídeles que presten atención a cómo cambia la planta, lo que puede ayudarles a comprender la capacidad de adaptación al ver cómo la planta crece hacia la luz para coger nutrientes.
Si tu hijo es deportista:
La terapia del ejercicio verde (es decir, hacer ejercicio al aire libre prestando atención al entorno) puede ayudar a desarrollar la concentración. Los padres pueden retar a sus hijos a utilizar los cinco sentidos cuando practiquen su actividad deportiva favorita.
Pídele que evite los auriculares y, en su lugar, comprueba cuántos pájaros es capaz de oír. O, por ejemplo, comprueba si es capaz de describir el chasquido de una pelota contra la raqueta. Si es nadador, pregúntale cómo se siente el agua al nadar de espaldas o en mariposa.
Si tu hijo es aventurero:
La terapia de aventura involucra a personas que realizan actividades extremas al aire libre, desde escalada hasta esquí o ciclismo de montaña. Para minimizar el riesgo, estas actividades fomentan la capacidad de resolución de problemas (por ejemplo, los participantes suelen tener que averiguar cuál es el siguiente paso), así como la concentración y la paciencia. Cuando los niños añaden la atención plena, les ayuda a reducir la velocidad y a apreciar su entorno.
Desafía a tus pequeños amantes del riesgo a que presten atención a su ritmo cardíaco: ¿ha aumentado? ¿Qué sintieron? Pregúntales qué sintieron cuando terminaron la actividad, o qué notaron en la naturaleza durante su búsqueda.
Si tu hijo es sensible:
La terapia asistida con animales consiste en utilizar animales durante las sesiones de terapia para ayudar a los niños a comunicarse o a sentirse más tranquilos. Los padres pueden incorporar algunas de estas técnicas para promover beneficios similares en sus hijos.
Pídeles que se sienten fuera tranquilamente y que presten atención a los animales que ven. ¿Por qué creen que el animal se comporta de determinada manera? ¿Qué creen que está pensando? El objetivo es centrarse en los colores, sonidos y movimientos del animal.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.