¿Qué es la desertificación?

Los seres humanos están provocando que se acelere la transformación de las tierras áridas en desiertos a una escala sin precedentes en todo el mundo, con graves consecuencias. Pero hay soluciones.

Por Christina Nunez
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Las dunas de arena muestran la creciente desertificación de la meseta tibetana, a medida que la tierra se seca y la cubierta vegetal desaparece debido a la actividad humana. 

Fotografía de Jonas Bendiksen, Nat Geo Image Collection

Este artículo se publicó el 30 de junio de 2022 y ha sido actualizado el 8 de mayo de 2024.

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A medida que aumentan las temperaturas globales y se expande la población humana, una mayor parte del planeta es vulnerable a la desertificación, la degradación permanente de las tierras que antes eran cultivables.

Aunque las interpretaciones del término desertificación varían, la preocupación se centra en la degradación de la tierra causada por el hombre en zonas con precipitaciones escasas o variables conocidas como tierras secas: tierras áridas, semiáridas y subhúmedas. Estas tierras secas representan más del 40 % de la superficie terrestre del mundo. 

¿Cuándo se produce la desertificación?

Si bien la degradación de la tierra ha estado ocurriendo a lo largo de la historia, el ritmo se ha acelerado, alcanzando entre 30 y 35 veces la tasa histórica, según las Naciones Unidas. Esta degradación tiende a ser impulsada por una serie de factores, como la urbanización, la minería, la agricultura y la ganadería. En el transcurso de estas actividades, se eliminan los árboles y otro tipo de vegetación, las pezuñas de los animales golpean la tierra y los cultivos agotan los nutrientes del suelo. El cambio climático también desempeña un papel importante, ya que aumenta el riesgo de sequía

Todo ello contribuye a la erosión del suelo y a la incapacidad de la tierra para retener el agua o hacer crecer las plantas. Unos 2000 millones de personas viven en zonas áridas que son vulnerables a la desertificación, la cual podría desplazar a unos 50 millones de ellas de aquí a 2030. 

(Relacionado: Cómo los agricultores del país más pobre de la Tierra han hecho crecer 200 millones de árboles)

¿Dónde se produce la desertificación y por qué? 

El riesgo de desertificación está muy extendido y comprende más de 100 países, afectando con mayor incidencia a algunas de las poblaciones más pobres y vulnerables, ya que la agricultura de subsistencia es común en muchas de las regiones damnificadas. 

Según el Atlas Mundial de la Desertificación de la Comisión Europea, más del 75 % de la superficie terrestre ya está degradada, y más del 90 % podría llegar a estarlo en 2050. El Centro Común de Investigación de la Comisión descubrió que un área total de la mitad del tamaño de la Unión Europea (4,18 millones de kilómetros cuadrados) se degrada anualmente, siendo África y Asia las más perjudicadas.

La Gran Muralla Verde: la lucha contra la desertificación en China

Los factores que impulsan la degradación de la tierra varían según los lugares, y las causas a menudo se solapan entre sí. En las regiones de Uzbekistán y Kazajistán que rodean el mar de Aral, el uso excesivo de agua para el riego agrícola ha sido uno de los principales responsables de que el mar se redujera, dejando un desierto salino donde antes estaba el cuarto lago más grande del mundo. Y en la región africana del Sahel, delimitada por el desierto del Sáhara al norte y las sabanas al sur, el crecimiento de la población ha provocado un aumento de la tala de madera, la agricultura ilegal y el desmonte de tierras para construir viviendas, entre otros cambios.

La perspectiva del cambio climático y el aumento de las temperaturas medias podría amplificar estos efectos. La región mediterránea experimentaría una drástica transformación con un calentamiento de 2 grados centígrados, según un estudio, y todo el sur de España se convertiría en un desierto. Otro estudio afirmó que el mismo nivel de calentamiento provocaría la "aridificación", o desecación, de hasta el 30 % de la superficie terrestre de la Tierra. 

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      Hoy, el mar de Aral es una cuarta parte de su tamaño anterior

      El mar de Aral fue en su día el cuarto lago más grande del mundo, pero hace 60 años la industria local desvió los ríos que lo alimentaban para regar campos de algodón. Hoy, el lago es una cuarta parte de su tamaño anterior, y los científicos están utilizando la región para probar lo que puede crecer con éxito en condiciones ambientales extremas.

      Fotografía de Carolyn Drake, Nat Geo Image Collection

      Cuando la tierra se convierte en un desierto, su capacidad para mantener a las poblaciones circundantes de personas y animales disminuye drásticamente. A menudo, los alimentos no crecen, el agua no se puede recoger y los hábitats se desplazan, y ello provoca varios problemas de salud humana que van desde la desnutrición, las enfermedades respiratorias causadas por el aire polvoriento y otras enfermedades derivadas de la falta de agua limpia. 

      En 1994, las Naciones Unidas establecieron la Convención de Lucha contra la Desertificación (CNULD), a través de la cual 122 países se han comprometido a alcanzar objetivos de neutralidad en la degradación de la tierra, de forma similar al modo en que los países del Acuerdo de París sobre el clima han acordado objetivos para reducir la contaminación por carbono. Estos esfuerzos implican trabajar con los agricultores para salvaguardar las tierras de cultivo, reparar las tierras degradadas y gestionar el suministro de agua de forma más eficaz. 

      La CNULD también ha promovido la Iniciativa de la Gran Muralla Verde, un esfuerzo para restaurar 100 millones de hectáreas en 20 países de África para 2030. En el norte de China se está llevando a cabo un esfuerzo similar: el Gobierno está plantando árboles a lo largo de la frontera del desierto de Gobi para evitar que se expanda a medida que la agricultura, el pastoreo y la urbanización, junto con el cambio climático, eliminan la vegetación de amortiguación. 

      Sin embargo, los resultados de este tipo de esfuerzos de restauración han sido hasta ahora dispares. Un tipo de mezquite plantado en África oriental para amortiguar la desertificación ha resultado ser invasivo y problemático. La iniciativa de la Gran Muralla Verde en África se ha alejado de la idea de plantar árboles y se ha orientado hacia la idea de "reverdecimiento"; es decir, el apoyo a los pequeños agricultores en la gestión de la tierra para maximizar la captación de agua (a través de barreras de piedra que disminuyen la escorrentía, por ejemplo) y alimentar el crecimiento natural de los árboles y la vegetación. 

      "El número absoluto de agricultores en estas regiones [rurales de riesgo] es tan grande que incluso las intervenciones sencillas y poco costosas pueden tener un impacto regional", escriben los autores del Atlas Mundial de la Desertificación, señalando que más del 80 % de las explotaciones agrícolas del mundo son gestionadas por hogares individuales, principalmente en África y Asia. "Los pequeños propietarios son vistos ahora como parte de la solución de la degradación de la tierra y no como un problema principal, que era la opinión predominante en el pasado".

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      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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