31 fotografías impresionantes de toda una carrera bajo el agua

El fotógrafo David Doubilet pretende asombrarnos e inspirar a la conservación con sus imágenes. Puedes ver cómo en esta galería en retrospectiva.

Por Christina Nunez
Publicado 26 jun 2018, 13:26 CEST
National Geographic ha producido este contenido en el marco de su colaboración con Rolex para promover la exploración y la conservación. Las organizaciones unirán fuerzas en iniciativas que apoyen a exploradores veteranos, ayuden a exploradores emergentes y protejan las maravillas de la Tierra.

Durante más de 40 años, David Doubilet ha documentado lo magnífico y lo majestuoso para National Geographic como fotógrafo subacuático. En ese tiempo, ha inmortalizado entornos marinos de todas partes, desde Botsuana a Tasmania, pasando por Canadá. Doubilet también es un Testigo Rolex desde hace ya tiempo.

En el Año Internacional de los Arrecifes de Coral, Doubilet tiene la misión de documentar exhaustivamente los arrecifes del mundo. Aspira a explorar algunos de los arrecifes más remotos y fundamentales del mundo, en una época en la que ve cómo se enfrentan a peligros y amenazas crecientes. Hace poco, Doubilet nos ha respondido a preguntas sobre su trabajo en la Polinesia Francesa justo antes de una misión para fotografiar tiburones y corales del atolón Fakarava.

Desde muy pequeño, supiste que querías ser fotógrafo subacuático. ¿Cómo ha evolucionado tu misión y tu opinión respecto a este campo?

Con 12 o 13 años, estaba bastante seguro de que pasaría gran parte de mi vida bajo el agua. Empecé a bucear en el mar Caribe, cubierto de densos campos de coral cuerno de alce, densos lechos de hierba de tortuga y arrecifes plagados de peces. Era un océano sin fronteras, un paraíso aparentemente infinito lleno de criaturas extraordinarias de las que nadie sabía nada.

Hoy, cada inmersión es un viaje de descubrimiento, pero ahora hay una diferencia: la urgencia subyacente de explorar un lugar, un organismo o un ecosistema que podría desaparecer. Puede que el océano sea vasto, pero es vulnerable. Hemos explorado menos del cinco por ciento de nuestros océanos, pero hemos pescado, devorado o destruido sistemáticamente casi el 90 por ciento de las especies que los habitan. Ahora me sumerjo para documentar la devastación y la belleza, para defender cambios y promover una sensación de esperanza.

¿Qué importancia tiene la fotografía como herramienta de conservación?

Las fotografías tienen el poder de celebrar, educar, homenajear, humillar e iluminar. Pueden ser un catalizador directo de la conservación de una especie o un ecosistema entero, inspirando a muchos a experimentar en persona las particularidades de cada lugar.

National Geographic publicó un reportaje en enero de 1989 acerca de unos buceadores que nadaban con siete rayas reunidas bajo unos pescadores que limpiaban su captura en North Sound, en la isla Gran Caimán. La noticia circuló y otros buceadores empezaron a viajar a las Islas Caimán para observar y nadar con las rayas. Este encuentro las ha convertido en uno de los lugares de esnórquel más populares del planeta y ahora cientos de rayas reciben cada día a miles de turistas. Las rayas están protegidas y son preciadas embajadoras del océano.

¿Cuáles son tus imágenes favoritas, desde un punto de vista artístico o de conservación?

Una imagen lograda trasciende el periodismo. Para proteger una especie o un ecosistema, debes entenderlo y dejar que te conmueva. Artísticamente, me gustan las imágenes 50/50 de icebergs porque son una combinación de agua, luz y hielo. También son metáforas del océano, del cual solo una fracción es visible al ojo humano. También son una declaración sobre el calentamiento global, la desaparición de los glaciares y el aumento del nivel del mar.

A veces, una imagen de conservación tiene la capacidad singular de sorprender o enfadar, como la matanza de delfines en Japón. El poder de esta imagen es la emoción y la reacción ante los delfines atrapados en un puente teñido de rojo carmesí con su propia sangre.

¿Qué crees que ha cambiado en tu trabajo a medida que madurabas?

La revolución digital fue un regalo enorme para los fotógrafos subacuáticos. Ya no estábamos limitados a 36 fotogramas por cámara, se nos agota el aire mucho antes que las fotografías. Trabajamos en un entorno desafiante con poca luz o sin ella, poca visibilidad, corrientes rápidas y tiempos de inmersión limitados, pero ahora podemos mirar la parte trasera de nuestras cámaras y empezar a corregir nuestros errores al momento.

Una gama de objetivos a medida me permiten sacar microimágenes endoscópicas y panorámicas de gran angular de naufragios o arrecifes de coral repletos de vida y color. Podemos grabar vídeo DSLR, que nos permite añadir textura y amplitud a nuestra narración. Ahora saco fotos con las que no podría soñar usando película fotográfica.

¿Qué tipo de reacciones has recibido por tu trabajo?

Es una sensación maravillosa cuando alguien se acerca a ti y te dice: «Tus imágenes me han cambiado la vida» o «Tus imágenes me influyeron para convertirme en buzo, fotógrafo, director, científico, ilustrador o sencillamente para ir al mar».

Creo firmemente que estamos sobre los hombros de aquellos que nos precedieron. Me complace saber que he influido en dos generaciones de fotógrafos submarinos y ver cómo estos nuevos creadores de imágenes se sostienen sobre mis hombros y van más lejos técnica, científica y artísticamente. Me enorgullecen especialmente mis compañeros fotógrafos de National Geographic, Brian Skerry, Paul Nicklen, Thomas Peschak y Laurent Ballesta, que siguen traspasando fronteras como visionarios subacuáticos. Todos estamos en el frente de una batalla para proteger y preservar un mundo en vías de desaparición.

¿Hay lugares con los que tengas un vínculo emocional especial?

Tengo un vínculo emocional con muchos lugares por razones diferentes. El mar Rojo porque empecé allí mi carrera, el Triángulo de Coral por su gran biodiversidad marina, pero tengo un vínculo especial con el parque nacional de los Jardines de la Reina, en Cuba, un santuario marino que se parece al Caribe intacto de mi juventud. En la banquisa canadiense, he tenido encuentros transformadores con focas pías, una especie que se convirtió en el rostro del cambio climático para nosotros, haciendo que documentásemos la lucha por la supervivencia de las crías de foca pía en un mundo de hielo inestable.

¿Existen lugares, sujetos o hitos difíciles de alcanzar que todavía quieras lograr?

La verdad es que los océanos siguen prácticamente inexplorados. Las especies y los ecosistemas están desapareciendo antes de tener la oportunidad de entenderlos y documentarlos. Quiero identificar y documentar las zonas con mayor biodiversidad marina y las más amenazadas.

Como desafío técnico, quiero capturar un arrecife de nuestra época, iluminando debidamente una franja de coral de vivos colores y capturando las complejas capas a tamaño real antes de que se degraden de forma irreversible por los efectos combinados del cambio climático y la sobreexplotación. Y lo más importante: quiero dar voz a los que no la tienen y seguir creando imágenes para que la gente se preocupe, se enamore y proteja el mar.

¿Cuál es la mayor amenaza a nuestros océanos?

Nosotros. Nuestra acción o inacción determinará el futuro de nuestros océanos y, posteriormente, el de nuestro planeta. Si los océanos desaparecen, los humanos también.

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