Duerme como la realeza en estos castillos escoceses
Las propiedades más lujosas de Escocia te ofrecen la oportunidad de vivir rodeado de extravagancia.
Si un viaje perfecto es aquel en el que desconectas por completo de tu vida, entonces podrás vivir tu aventura definitiva en las fincas más lujosas de Escocia. ¿Y cómo puedes canalizar la existencia real durante una semana o más?
Podrías comprarte un castillo escocés, como las 4.856 hectáreas de la finca Tillypronie en Aberdeenshire, vendida en 2016 y que incluye una mansión de piedra de 11 habitaciones, ríos con salmones, jardines y bosques plagados de pinos silvestres. Quizá vaciles ante su precio de más de 12 millones de euros, por no mencionar las nóminas de los mayordomos, jardineros, limpiadores y cocineros que necesitarías para hacerla funcionar.
También puedes acudir a un agente especializado en alquileres y reservar una casa de campo o un pabellón en una finca durante una semana. En Old Struan, una aldea de las Highlands, está Kindrochet Lodge, en las fincas de Atholl. El alquiler del pabellón de piedra victoriano, con capacidad para 16 personas, empieza en 2.600 euros, precio que incluye Internet, pero no la limpieza, la cocina, las provisiones ni las propinas. Los huéspedes suelen vestirse elegantemente para la cena, pero el tartán es opcional.
Es una forma fantástica de celebrar una fiesta, según Mark Merison de Merison Sporting Ltd, con sede en Wiltshire. «Comes bien, vives bien y estás acompañado de buenos amigos».
También están las fincas Corrour, una propiedad de 23.000 hectáreas en el límite de Rannoch Moor ofrecida por George Goldsmith Ltd, que ofrece el alquiler de propiedades exclusivas y fincas de caza en Escocia. El pabellón contemporáneo de granito, acero y vidrio diseñado por el galardonado arquitecto Moshe Safdie cuenta con un comedor con capacidad para 40 personas, siete habitaciones con baño y colchones hechos a mano, y un jacuzzi en la azotea. Los alquileres parten de 55.000 euros por semana, con todas las comodidades para un máximo de 14 huéspedes. También se ofrecen otros servicios especiales a medida. Por ejemplo, Goldsmith puede contratar a un gaitero —o, para alguien que requiera más fanfarria, una banda de gaitas entera, con 20 gaiteros y cinco tamborileros— para hacer los honores. «Una experiencia fantástica, sobre todo después de haber tomado un par de copas de whiskey», afirma M. Goldsmith.
Los fieles al estilo más tradicional quizá prefieran Knock House, del siglo XVIII y de 12 habitaciones, en la finca Benmore de 6.800 hectáreas en la isla de Mull, que ofrece Robert Rattray de Sporting Lets, en Perth. Entre sus instalaciones figura un yate de casi 13 metros que el dueño cambiará por un barco de 15 metros en la próxima estación, pistas de tenis y una perrera con espacio para cuatro perros. Su precio por semana oscila entre 13.000 y 23.000 euros.
Uno de los actores más recientes en el sector de los alquileres de lujo a medida es Reiver Travel, de Edimburgo, propiedad de Ted Innes Ker. En su trabajo anterior para una empresa similar, Innes Ker, conocido formalmente como Lord Edward Arthur Gerald Innes Ker, segundo hijo del décimo duque de Roxburghye («Mi hermano será el próximo duque. Yo soy un lord», objeta), organizó una estancia de tres noches en Floors, el castillo de su familia, para un grupo de empresarios de Texas que incluía viajes en helicóptero a pistas de golf de primera y una noche en castillo del siglo XV antes de volver a Edimburgo. El coste de toda la semana: algo más de 221.000 euros. Aquí se cumplen todos los caprichos. Por ejemplo, un joven huésped tenía antojo de macarrones con queso y se los sirvieron en una vajilla con escudo. Antes de irse, los huéspedes reciben una bolsa de cuero con regalos como chocolatinas con sabor a haggis y calcetines de cachemir.
Una estancia escocesa se ha considerado total y absolutamente elegante desde que el príncipe Alberto compró el castillo Balmoral, en las Highlands de Aberdeenshire, para la reina Victoria en 1852. La dueña actual, la reina Isabel II, continúa la tradición familiar y pasa allí los veranos, y a veces puede vérsela en las misas de la mañana en iglesia de Crathie, la parroquia más cercana.
¿Y si el inquilino quiere consumar su romance con las Highlands comprándose una finca? No hay problema: solo hay que acudir a George Goldsmith y Robert Rattray.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.