Las comidas más disparatadas que puedes encontrar en la Feria Estatal de Minnesota
Este evento de finales de verano celebra la agricultura, la industria y la comida servida en brochetas de la región del Medio Oeste de los Estados Unidos.
¿Qué tienen en común las chocolatinas, el queso suizo y los pepinillos? Durante 12 días gloriosos a finales del verano, se rebozan, se fríen y se sirven en un palo en la Feria Estatal de Minnesota.
La «Gran Reunión de Minnesota», fundada en 1859 como exposición para la agricultura y la industria en la región de Minneapolis–St. Paul, no va solo de comida. Los niños de doce años y sus mascotas desfilan alrededor de un corral de ganado en el concurso de disfraces de llamas. Las mujeres jóvenes compiten para que las nombren Princess Kay of the Milky Way —una embajadora de buena voluntad para los productores lácteos— y para que tallen su imagen en un bloque de mantequilla de 40 kilos. Y personas de todas las edades, sin inmutarse ante el olor a estiércol, pelean por tener vistas directas de las muestras de alumbramiento de ganado.
Pero conforme la población del estado se urbanizaba, la feria empezó a centrarse en el vínculo más obvio entre la vida agrícola y urbana: la comida. Las comidas y las bebidas de feria se han convertido en una leyenda del Medio Oeste, con ventas por valor de hasta 42 millones de dólares el año pasado.
Sí, la feria va principalmente de comida: nuggets de aligátor fritos, helado de cerveza, sándwiches de dónut (donut sliders) de beicon caramelizado y galletas con pepitas de chocolate que se venden en cubos. Esos son solo algunos de los aperitivos de la feria, que cuenta con buses municipales y convierte los aparcamientos de las ciudades gemelas en aparcamientos conectados con el transporte urbano al servicio de la segunda mayor feria estatal del país. (La de Texas, que tiene cinco veces más habitantes que Minnesota y que durará el doble a finales de otoño, supera la asistencia de dos millones de personas de Minnesota por solo 250 000 personas.)
Pero hay una cosa que debes saber antes de ir: la mejor comida se sirve «en un palo». Este año debutan tres comidas nuevas servidas de este modo precario e inestable: masa de galletas, tacos fritos y pepinillo frito relleno de bratwurst.
¿Cómo empezó esta obsesión novedosa? Uno puede pensar que comenzó en la feria de 1901, cando el vicepresidente Theodore Roosevelt dio uno de los discursos más famosos de la historia estadounidense, implorando a la gente a «hablar en voz baja y llevar un gran palo».
Pero no. Según los registros de la feria, el palo que se convirtió en un símbolo emblemático de la feria debutó en 1947, con el «Pronto Pup» de Oregón, un perrito de maíz en brocheta que en la feria llevó el nombre de «perrito caliente en un palo» («hot dog on a stick»). Quién sabe por qué arraigó el fenómeno. Sea cual sea la razón, el palo llegó para quedarse.
La cantidad de platos del menú que se sirven ensartados fue aumentando durante los 70 con melón congelado, pavo, bistec y piña servidos en un palo. Poco después, uno podía encontrar platos como pescado gefilte, gofres belgas cubiertos de chocolate y aligátor, todos deliciosamente empalados. En la actualidad, más de 80 de las casi 500 comidas de la feria se sirven en brochetas.
Danielle Dullinger, portavoz de la feria estatal, afirma que este adorado truco se basa en la funcionalidad. «Puedes pasear mientras sostienes la comida en un palo y comer por el camino», afirma. Y eso es importante en el recinto ferial, ya que tiene cuatro veces la superficie de Disneyland. «Es portátil y tiene mucho sentido».
Y aunque los alimentos rebozados y fritos servidos en un palo son lo más famoso del evento, la reunión actual tiene un menú para todos. Entre las nuevas ofertas de este año figuran opciones sin gluten y veganas, como el sándwich Sota a la plancha (mantequilla de frutos secos y canela y mermelada de arándanos de Minnesota servidas en pan de soda irlandés sin gluten), que según Dullinger «es como un bocadillo de mantequilla de cacahuetes y mermelada, pero con esteroides». Otras comidas nuevas oscilan de lo más o menos sano (fritos de gambas y polenta sin gluten) a lo infernal (pastel de embudo de queso con sriracha).
Este año,Izzy’s, una empresa heladera de St. Paul, se ha asociado con la cantante y escritora de Minneapolis Dessa para estrenar un sabor nuevo en la feria. El sabor Night Drive de Dessa —helado de café con cardamomo, virutas de expreso cubiertas de chocolate y crujientes de tofe— se inspira en la bebida a la que recurre esta música durante las giras: expreso con leche evaporada. El producto final (probado por su madre, el portero de su edificio y una serie de vecinos aleatorios) es la culminación de dos de las pasiones de la infancia de Dessa: los dulces y la feria estatal.
«Para mí, la feria significaba caminar mucho y hacer cola», cuenta. «Pero también significaba una oferta casi infinita de comida deliciosa». ¿Su favorita? El helado arcoíris, un cono de nieve deconstruido y con sirope que se sorbe por una larga pajita roja.
Pero la cultura gastronómica de la Feria Estatal de Minnesota no va solo del consumo. Cada año, panaderas como Kris Camer, de St. Paul, presentan sus creaciones ante un equipo de jueces que las premian con codiciados lazos azules en categorías como «pasteles de miel sin cobertura» y «gran concurso de tartas». Ante la insistencia de sus suegros («honrar a la familia»), esta panadera autodidacta presentó sus galletas de mantequilla de chocolate y sus galletas de avena y se llevó a casa lazos azules en el primer intento. «Me sorprendió tanto que hice que mi marido comprobase los resultados de nuevo, porque no me lo creía», afirma Cramer. El año pasado, ganó el lazo azul en la categoría más competitiva: galletas con virutas de chocolate.
Este año, Cramer tuvo un bebé el 12 de agosto. Sus productos estaban horneados cinco días después. Asistirá a la feria con un bebé de dos semanas. Nada se interpone entre los habitantes de Minnesota y esta tradición anual.
Katie Thornton es una escritora, presentadora de pódcast y Fulbright-National Geographic Digital Storytelling Fellow 2018-2019, y nació y creció en Minneapolis. Cada agosto, se la puede ver en el parque de atracciones de la Feria Estatal de Minnesota con una cantidad obscena de patatas fritas.
Jenn Ackerman y Tim Gruber son la pareja tras el equipo de fotografía Ackerman + Gruber. Viven en Minneapolis, Minnesota, y cada año crean una hoja de cálculo para cartografiar los platos nuevos que quieren probar en la Feria Estatal de Minnesota. Puedes seguirlos en Instagram.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.