La tradición suiza del canto del yodel está cambiando: te contamos cómo disfrutarla
La tradición suiza del canto a la tirolesa o yodel ha calado en las canciones pop rebeldes de Eurovisión y en los coros feministas.
El canto a la tirolesa o yodel se practica probablemente desde que el ser humano se expresa con canciones. Pero el estilo de canto típico de Suiza y sus vecinos alpinos no siempre ha sido un éxito de público.
En Un vagabundo en el extranjero, Mark Twain escribió: "Durante el resto del día, contratamos al resto de los cantores de yodel... para que no cantaran más" [Nota del Editor: esta cita ha sido traducida directamente de la cita de la versión original de este artículo]. Sir Walter Scott, otro literato viajero del siglo XIX, fue aún más mordaz cuando, en una entrada de su diario de 1830, comparó los sonidos con "los tonos de un burro".
A pesar de los detractores históricos del yodel o canto a la tirolesa, (el emperador romano Juliano tampoco era un entusiasta), se pueden encontrar formas antiguas en todo el mundo, desde el kulning escandinavo hasta el tahrir iraní y el leo ki'eki'e hawaiano. En Suiza, hay unos 20 000 miembros oficiales de la Sociedad Federal de Yodelistas, además de un festival trienal que atrae hasta 150 000 aficionados para disfrutar de la competición no sólo de yodelistas, sino también de trompetas y abanderados. El canto del yodel está tan arraigado en la cultura que el Gobierno está intentando que la UNESCO lo declare patrimonio cultural de la humanidad.
Sin embargo, a pesar de su omnipresencia, el canto del yodel no consigue librarse de su mala reputación. Incluso en Suiza, algunos dicen que esta práctica mayoritariamente masculina representa un bastión de tradicionalismo que necesita cambiar con los tiempos.
¿Es tan difícil amar el canto a la tirolesa o simplemente está siendo malinterpretado? ¿Está destinado a las polvorientas bibliotecas musicales, o sólo está a la espera de que una nueva generación lo introduzca en la era moderna?
(Relacionado: Suiza, el lugar donde los gatos tienen escaleras propias)
Historia y malentendidos del yodel
En la época pastoril, los pastores suizos utilizaban esta vocalización ruidosa y de trinos rápidos para llamar a su ganado o comunicarse entre aldeas. En el siglo XIX era una forma de entretenimiento de los music hall europeos que viajó por todo el mundo, popularizándose sobre todo en Estados Unidos.
Hoy en día existen esencialmente dos formas de canto a la tirolesa suizo. El naturjodel es una melodía sin palabras que expresa los sentimientos de los montañeses en distintos dialectos regionales. La jodellied o "canción yodel" es un estilo más moderno influenciado por la estética vocal del siglo XIX. Suele constar de unas pocas estrofas de texto sobre temas rústico-románticos como montañas y flores, seguidas de un estribillo silábico trino. La desviación de estas normas está generalmente mal vista dentro del stablishment suizo del canto del yodel, encarnado por la Eidgenössischer Jodlerverband (EJV, por sus siglas en alemán), la asociación federal del canto del yodel.
Un niño sostiene un cuerno alpino en el cuarto festival suizo de canto a la tirolesa en Interlaken, Berna, en 1933. Sinónimo de la cultura alpina, el canto del yodel era la forma en que los pastores de montaña llamaban a su ganado. Algunos dicen que modernizarlo podría revitalizar el estilo de canto.
El largo brazo del canto a la tirolesa
El escritor musical holandés-estadounidense Bart Plantenga es quizás la mayor autoridad mundial en canto a la tirolesa. Ha dedicado gran parte de su vida a investigarlo, incluso en Suiza, país al que califica de "centro espiritual del yodel". Plantenga subraya la importancia de no dejar que las ideas preconcebidas nublen la comprensión de la gente sobre esta forma de arte. "Se ha acumulado un prejuicio cultural a partir de los tópicos sobre lo que es [el canto del yodel]", afirma. "No, no es sólo Suiza y un par de vaqueros".
En opinión de Plantenga, son pocos los estilos musicales que han podido resistirse de un modo u otro a la embriagadora llamada del canto a la tirolesa. "Está mucho más extendido de lo que la gente probablemente se imagina", dice, "demográfica, geográfica y genéricamente".
Sus escritos rastrean las raíces y la evolución del particular canto de origen suizo desde las Islas Salomón hasta Bollywood, desde los Alpes hasta Australia y Japón. Músicos tan diversos como Gustav Mahler, Hank Williams Jr. y Bob Dylan se han visto influidos de algún modo por el canto a la tirolesa. Hoy en día se puede escuchar tanto en las canciones pop de Eurovisión como en el jazz "libre". Plantenga señala a la "rebelde" cantante folk suiza Christine Lauterburg como ejemplo de un enfoque progresista del yodel. La fusión de yodel y techno de Lauterburg ha sido tan aclamada por la crítica como criticada.
Miembros del grupo Schuppel yodel actúan durante la celebración de Silvesterchlausen en Appenzell, el 13 de enero de 2017. En esta tradición anual, hombres vestidos con coloridos trajes cantan a la tirolesa en las granjas de la zona para felicitar el año nuevo.
El yodel tradicional, sin embargo, es mucho menos visible fuera de festivales y conciertos. "Hay algunas pequeñas regiones en Suiza donde puedes encontrar gente sentada en un restaurante y de repente alguien empieza a cantar y todo el mundo se une al canto", dice Nadja Räss, una reconocida yodelista suiza que enseña desde 2018 en la Universidad de Lucerna (Suiza) el primer grado académico del mundo en el estilo de canto. "Creo que hace 20 años [eso] era más normal. Hoy en día, si cantas en un restaurante espontáneamente, entonces la gente te mira como 'oh, ¿está borracha?".
Räss subraya la importancia del aspecto social y comunitario del canto a dos voces, por ejemplo para volver a normalizarlo en los espacios públicos. Quiere ayudar a los estudiantes a entender la tradición en su contexto global más amplio. "El yodel es como un idioma que se puede entender en cualquier parte del mundo", afirma.
(Relacionado: Visita la histórica Lucerna en 72 horas)
La evolución del canto tirolés
Los suizos consideran tan importante este estilo de canto para su identidad cultural que el Gobierno lo ha inscrito en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO. En 2025, el canto a la tirolesa podría figurar como tradición protegida junto a la baguette francesa y la rumba congoleña.
¿Pero cómo se graba en piedra la definición de un arte popular que ha evolucionado tanto y sigue cambiando? Es una pregunta que habla de un tira y afloja dentro de la comunidad suiza de cantantes de yodel, entre los que, como la EJV, creen que hay que aflojar el dirndl para permitir que florezca la creatividad individual. "La idea de controlar lo que es tu propia música folclórica es totalmente ridícula", argumenta Plantenga.
Räss no ve escasez de pasión y promesas entre los cantantes del yodel de todas las edades y procedencias. Pero percibe entre muchos el deseo de liberarse de las estructuras y costumbres existentes. Como ejemplo, destaca Echo vom Eierstock, o "eco del ovario", un coro feminista cuya misión es actualizar las anticuadas letras de yodel centradas en el hombre para reflejar las experiencias modernas, especialmente entre las mujeres.
"Para mí, cantar yodel hoy en día es muy colorido", reflexiona Räss; "es muy importante tener todos estos estilos diferentes uno al lado del otro".
Para Michèle Obrist, de 21 años, que pertenece al club Echo Baarburg de Zug, el canto del yodel es una tradición familiar. Sin embargo, cree que la idea de que el canto del yodel sólo se asocia a los hombres es un estereotipo. "Las tradiciones se enfrentan naturalmente al reto de la disminución de la participación, ya que tienden a ser más frecuentes entre las generaciones mayores", dice. "Es comprensible que un chico de 15 años no quiera unirse a un grupo en el que todos tienen más de 60".
"Sin embargo, hay numerosos proyectos en la comunidad del yodel que reúnen a muchos jóvenes", continúa. "Y esto es importante y alentador".
Malcolm Jack es un periodista cultural y de viajes independiente residente en Estocolmo, Suecia.
Este reportaje se ha realizado con el apoyo de Suiza Turismo.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.