Estos senderos hawaianos no aparecen en las guías de viaje
A lo largo de un camino utilizado por los antiguos hawaianos, el sendero de 5,6 kilómetros hasta Ka'ena Point, en O'ahu, sigue ahora una vía férrea del siglo XIX.
La leyenda hawaiana cuenta la historia de la diosa Hi'iaka, que recorre un polvoriento sendero en la costa de barlovento de la Gran Isla de Hawái hasta una playa donde se encuentra con sus hermanas, entre ellas Pelé, la deidad del volcán.
Y allí, en esta remota playa de Puna, Hi'iaka bailó lo que algunos consideran el primer hula.
El camino a la playa de Hā'ena, también llamada playa de Shipman, sigue intacto. A veces embarrado y resbaladizo, el sendero de 4,6 kilómetros deja a los visitantes en una orilla poco concurrida, conocida por sus arenas finas en medio de una costa por lo demás escarpada y rocosa.
Un excursionista recorre los 20 kilómetros del sendero Hoapili a través de troncos retorcidos en Maui.
Antiguamente, éste era uno de los muchos senderos (ala hele) que atravesaban las islas hawaianas y unían los pueblos pesqueros de la costa. A mediados del siglo XIX, el sendero se enderezó y ensanchó para dar cabida a caballos y carros con ruedas.
Con el tiempo, a medida que la gente se trasladaba tierra adentro, los asentamientos costeros se abandonaron y el sendero se descuidó. Hoy en día, pocos de los que se aventuran por el Sendero de Puna para llegar a las blancas arenas de Hā'ena conocen su importancia cultural. "No parece gran cosa", dice Jackson Bauer, que trabaja para el Programa de Accesos y Senderos Nā Ala Hele, que gestiona los recursos públicos relacionados con el mantenimiento de los senderos; "pero imagínate: Hi'iaka caminó por ese sendero".
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Historia de los senderos de Hawái
Una de las últimas leyes aprobadas por la reina Lili'uokalani, antes del controvertido derrocamiento de la monarquía hawaiana, fue la Ley de Carreteras de 1892. En ella se establece que cualquier sendero o carretera existente entonces en Hawái pertenece al Gobierno, incluso en terrenos de propiedad privada. Esto implica, además, que estos senderos (que los antiguos hawaianos utilizaban para recoger alimentos, librar batallas, llegar a lugares de culto, etc.) son de uso público, accesibles a todos.
El rey Kamehameha III aparece aquí en 1845, tres años antes de proponer el Gran Māhele, que redistribuyó 1,6 millones de hectáreas de tierra.
Gracias a la legislación de la reina Lili'uokalani (en la foto, en 1887), los senderos antiguos de Hawái son propiedad del Estado y pueden ser visitados por el público.
Esta ley llegó en un momento crítico para el establecimiento de los derechos territoriales de los nativos hawaianos. En 1848, el Gran Māhele, propuesto por el rey Kamehameha III, redistribuyó unos 1,7 millones de hectáreas de tierra, aboliendo el sistema feudal y dando paso a la propiedad privada. Aprobada antes de que Hawái se convirtiera en territorio y estado de los Estados Unidos, garantizaba que el público (y, lo que es más importante, los nativos hawaianos) pudiera seguir visitando los lugares de interés cultural.
Gracias a la previsión de la reina, el Estado gestiona ahora cientos de kilómetros de senderos públicos que conducen a zonas patrimoniales y bosques autóctonos o siguen serpenteantes arroyos o crestas arboladas. Aunque muchos son ahora carreteras y autopistas (el bullicioso Ala Moana Boulevard de O'ahu, por ejemplo, era un sendero centenario que recorría la costa sur), otros son caminos olvidados que no encontrarás en las guías de senderismo. Suelen ser menos populares que las modernas excursiones a cumbres o crestas con vistas panorámicas y aparcamientos. Pero eso forma parte de su atractivo.
Identificar estos senderos y caminos forma parte del trabajo del programa Nā Ala Hele. El personal examina minuciosamente mapas dibujados a mano del siglo XIX para encontrar indicios de antiguos senderos con el fin de preservarlos.
El Sendero Histórico Nacional Ala Kahakai (gestionado por separado, en parte por el Servicio de Parques Nacionales) es una red de 280 kilómetros que une comunidades, templos, zonas de pesca y otros lugares de Hawái. Se cree que algunas partes de la red servían a los ali'i (realeza hawaiana); otros tramos eran para los mensajeros, a quienes les resultaba más rápido caminar que navegar por algunas partes de la isla.
Otro relato habla de un veloz corredor que partió de un pueblo del extremo noroccidental de la isla hacia Hilo y regresó (unos 128 kilómetros en cada sentido por el interior de la isla) para llevar al rey un pez de su estanque; el pez aún estaba vivo.
El exuberante valle de Pololū se puede ver a través del sendero Pololū, un camino de ida y vuelta de dos kilómetros en la Isla Grande.
"Muchos de estos antiguos senderos llevan en uso más de mil años y la gente sigue utilizándolos. Eso es lo realmente emocionante", afirma Bauer. Señala las principales carreteras de las islas, desde la Ali'i Drive de Kailua-Kona, en Hawái, repleta de tiendas, hasta la Pali Highway de O'ahu, que conecta Honolulú con la zona de barlovento de la isla.
"Hay mucha historia a lo largo de estos senderos, y queremos mantenerlos vivos".
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Caminando por la senda de los espíritus
Cuando mi hijo de seis años y yo caminamos por la costa salvaje del Parque Estatal de Ka'ena Point, en O'ahu, seguimos las huellas de los antiguos hawaianos. El sendero de 5,6 kilómetros hasta la punta serpentea a través de uno de los últimos ecosistemas intactos de dunas costeras de las principales islas hawaianas.
Unas 2000 aves marinas, entre ellas el albatros de Laysan y la pardela del Pacífico, utilizan Ka'ena Point como lugar de cría. La zona también alberga fauna autóctona, como la fragata grande, (un ave tropical de cola roja) y la foca monje hawaiana, en peligro crítico de extinción.
El camino que tenemos ante nosotros está bordeado de plantas costeras autóctonas como la naupaka de playa, un arbusto de pequeñas flores blancas; la ilima, una cubierta vegetal autóctona de flores amarillas que a menudo se cuelgan en leis; y el naio, o falso sándalo. Puede que nos crucemos con una familia pescando en un agujero moi, un hueco en la costa rocosa donde se puede encontrar mois (Polydactylus sexfilis). En todas las islas, el moi (conocido por su sabor ligeramente dulce y su textura firme) era un pescado reservado a la realeza.
Le señalo a mi hijo lugares de la costa donde sus abuelos (mis padres, que son al menos tercera generación de kama'āina -nacidos en Hawai-) pescaban papio (jurel) e incluso moi (con el tiempo se levantaron las restricciones sobre el pescado).
El sendero que bordea la costa sur de Kona, en Hawái ofrece vistas a la bahía de Alahaka y al sendero histórico nacional Ala Kahakai.
El sendero de 11 kilómetros de Alakai Swamp Trail, en Kaua'i, serpentea a través de un raro entorno de turberas montañosas, donde un sendero entablado ofrece el mejor lugar para avistar aves melíferas endémicas, algunas de ellas en peligro crítico de extinción.
El punto en sí se conoce como leina-a-ka'uhane, un lugar de salto de las almas, donde los espíritus de los muertos recientes podían reunirse con sus antepasados. Aquí, el lugar de salto es una gran roca inclinada frente al océano.
"Todavía está ahí. Todavía se puede ver", dice La'akea Perry, un kumu hula (maestro de hula) que lleva a los huéspedes del Four Seasons Resort O'ahu en Ko Olina en visitas guiadas por el sendero hasta Ka'ena Point. "Cuando caminas por allí, es casi como ir a la tumba de alguien. Recorres ese camino sabiendo que es el mismo que recorren los espíritus para llegar a su punto final".
La ruta Puna Trail de la Gran Isla conduce a la playa de Hā'ena. También conocida como Shipman Beach, es donde la leyenda dice que nació el hula.
"La gente vivía y moría a lo largo de estos senderos. Cultivaban y accedían al océano. Lo hacían todo aquí", dice Bauer. "Si hay un sendero, hay muchas más cosas cerca que deben conservarse. Los senderos proporcionan las pistas".
El sendero de Ka'ena Point lleva a los excursionistas a través de uno de los últimos ecosistemas intactos de dunas costeras de Hawái.
El Parque Estatal de Ka'ena Point alberga fauna autóctona, incluida la foca monje de Hawái, en peligro crítico de extinción (en la foto).
Dónde hacer senderismo por los senderos patrimonio hawaianos
1. Sendero del pantano de Alaka'i, Kaua'i
El Parque Estatal de Kōke'e, que se extiende por más de 1700 hectáreas en el oeste de Kaua'i, cuenta con unos 72 kilómetros de rutas de senderismo. El más notable es el sendero del pantano de Alaka'i, de 11 kilómetros (ida y vuelta), que sigue el borde del valle de Kalalau hasta un raro entorno de turberas montañosas a unos 1200 metros sobre el nivel del mar. Por el camino hay plantas y árboles autóctonos, hogar de aves endémicas, como el elepaio (papamoscas monarca) y el anianiau, un trepador hawaiano que sólo se encuentra aquí. La reina Emma de Hawái visitó el pantano a caballo en 1870. El entorno la cautivó tanto que hizo que los cien bailarines y músicos que viajaban con ella actuaran aquí antes de continuar su viaje.
2. Valle de Moanalua, O'ahu
Esta excursión puede ser tan corta o tan larga como se desees, desde un tranquilo paseo de una hora por una antigua carretera del valle hasta una agotadora caminata de 17 kilómetros hasta la cima de las montañas Ko'olau. La primera parte (un camino empedrado para carruajes) sigue un arroyo y cuenta con indicadores interpretativos. El camino continúa hasta Pōhakukaluahine, un peñasco sagrado cubierto de petroglifos.
3. Sendero Hoapili, Maui
Parte de este sendero de 20 kilómetros sigue un antiguo sendero desde la bahía de Keone'ō'io. Por el camino se pasa junto a un wiliwili (árbol de coral hawaiano) autóctono y la última colada de lava del volcán Haleakalā.
4. Sendero de la costa de Hāna-Wai'anapanapa, Maui
Esta excursión de ida y vuelta de 6,4 km sigue un antiguo sendero a lo largo de la costa de Hāna, en el este de Maui, y está compuesta por lava aa en bruto. No es tan popular como el cercano sendero de Pīpīwai, pero recorre arcos marinos, pozas de marea, un respiradero y un heiau (un lugar religioso) antes de terminar en la rocosa bahía de Ka'inalimu.
5. Sendero Pololū, Hawái
Este sendero de ida y vuelta de 1,9 kilómetros lleva a los excursionistas desde el mirador hasta el valle de Pololū, lo que supone un desnivel de 878 pies a lo largo del recorrido. El rey Kamehameha I nació cerca, en Kohala del Norte.
Nacida y criada en O'ahu, Catherine Toth Fox es escritora gastronómica y de viajes, ávida excursionista y redactora jefe de la revista Hawai'i.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.