Quedan tres ciudades japonesas en Estados Unidos, te contamos cómo visitarlas
Decenas de comunidades fueron destruidas después de que decenas de miles de japoneses-americanos se vieran obligados a abandonar sus hogares durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la cultura y la historia siguen siendo profundas en estos barrios.
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Los viajeros pueden visitar la Pagoda de la Paz en la Plaza de la Paz de Japantown, en San Francisco. Esta estupa de hormigón de cinco pisos (regalo de Osaka -Japón- a San Francisco en 1968) simboliza la amistad entre Estados Unidos y Japón.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, existían más de 80 comunidades japonesas en todo Estados Unidos, de las cuales al menos 40 se encontraban en California. El desarrollo de estas comunidades se detuvo abruptamente el 19 de febrero de 1942, cuando el presidente Franklin D. Roosevelt firmó la Orden Ejecutiva 9066 e hizo que las personas de ascendencia japonesa fueran sacadas a la fuerza de sus hogares para ser encarceladas en campos de internamiento.
En respuesta al ataque de Japón a Pearl Harbor en 1941, la orden nacional identificaba a los estadounidenses de origen japonés como "extranjeros enemigos". El resultado fueron unas 120 000 personas detenidas, más de dos tercios de las cuales habían nacido y crecido en Estados Unidos. Más de 1800 estadounidenses de origen japonés murieron durante su encarcelamiento.
En 2022, el Presidente Joe Biden declaró el 19 de febrero Día del Recuerdo para conmemorar el encarcelamiento de estadounidenses de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial y reflexionar sobre sus consecuencias. La Orden Ejecutiva 9066 no sólo trastornó la vida de individuos y familias, sino que destruyó enclaves culturales enteros. Se calcula que los japoneses perdieron unos 400 millones de dólares durante su encarcelamiento.
Muchos supervivientes intentaron regresar a casa sólo para descubrir que sus pertenencias habían sido robadas y sus propiedades destrozadas o vendidas, borrando de hecho su existencia de sus barrios. A partir de la década de 1950, las comunidades japonesas fueron eliminadas aún más en proyectos de renovación urbana dirigidos a nuevos inversores y desarrollos comerciales.
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Decenas de personas se reúnen para aprender a hacer origami en el Origami Palooza del barrio Japantown de San Francisco.
En la actualidad, hay tres ciudades japonesas oficialmente reconocidas en Estados Unidos: San Francisco, San José y Los Ángeles. A continuación te presentamos sus historias. Visitando estos espacios vitales y apoyando sus negocios, los viajeros pueden contribuir a preservar la cultura y el patrimonio japoneses.
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Japantown, San Francisco
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En la década de 1940, Japantown, en San Francisco, contaba con más de 5000 residentes japoneses y 200 empresas de propiedad japonesa. Hoy es la mayor y más antigua de las tres ciudades japonesas que quedan en Estados Unidos.
El barrio japonés de San Francisco es el mayor y más antiguo de los tres que quedan en Estados Unidos. Su historia se remonta al siglo XIX, cuando San Francisco era el principal puerto de entrada de inmigrantes asiáticos a la América continental. Los japoneses crearon enclaves en Chinatown y South of Market que prosperaron hasta el terremoto de San Francisco de 1906. Sin inmutarse, se trasladaron a Western Addition. En 1940, Japantown contaba con más de 5000 residentes japoneses y 200 negocios de propiedad japonesa, lo que la convertía en una de las mayores comunidades japonesas fuera de Japón.
"Japantown solía ocupar 40 manzanas y se podía hacer de todo, desde limpiarse los zapatos hasta hacerse un traje", dice la Dra. Emily Murase, directora ejecutiva de la Japantown Task Force (JTF), una organización sin ánimo de lucro de San Francisco dedicada a preservar y desarrollar el barrio.
El bullicioso barrio prácticamente desapareció cuando sus residentes fueron encarcelados como consecuencia de la Orden Ejecutiva 9066. Los japoneses intentaron reconstruir su comunidad cuando fueron liberados, pero se enfrentaron a una ardua batalla. Después de la Segunda Guerra Mundial, la renovación urbana se convirtió en un gran foco de atención para Estados Unidos, y Japantown fue una de las primeras zonas elegidas para un proyecto a gran escala conocido como Western Addition Redevelopment project. La mitad del barrio se derribó en 1960 y la reurbanización continuó hasta la década de 1980.
Según Murase, hoy quedan unas seis manzanas de Japantown. Aunque se ha convertido más en un distrito comercial, gastronómico y de ocio que en un barrio residencial, sigue siendo un testimonio de la fortaleza de la comunidad japonesa-americana.
"Japantown fue aplastado no una, sino dos veces", dice, refiriéndose tanto al terremoto como a la guerra: "El hecho de que siga existiendo demuestra la resistencia de la comunidad. Es nuestro pequeño pueblo y estamos orgullosos de él".
Qué hacer en el barrio japonés de San Francisco
Murase recomienda a los visitantes que hagan el Paseo por la Historia de Japantown (un recorrido autoguiado con audio en el que se muestran hitos de importancia histórica y cultural) para comprender mejor el barrio. Uno de los más importantes es la Pagoda de la Paz, una estupa de cinco niveles donada a San Francisco por los habitantes de Osaka (Japón). Para comer, Udon Mugizo sirve tazones de fideos udon tradicionales hechos en casa, y Hikari Sushi ofrece sushi al estilo cinta transportadora en trenes bala en miniatura. Quienes busquen regalos únicos pueden parar en Asakichi, una tienda especializada en antigüedades conocida por sus teteras de hierro tradicionales, y en Paper Tree, un museo y tienda de origami de propiedad familiar que ofrece clases de plegado de origami.
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Japantown, San José
A finales del siglo XIX, los extranjeros de origen japonés comenzaron a emigrar al valle de Santa Clara debido a las abundantes oportunidades de trabajo agrícola. Al principio se asentaron en el barrio chino de San José, pero luego establecieron su propia comunidad junto a los chinos y, más tarde, los inmigrantes filipinos.
Tras la promulgación de la Orden Ejecutiva 9066, se les dijo a todas las personas de ascendencia japonesa que se presentaran en el gimnasio masculino del San Jose State College para registrarse sin saber que serían encarcelados durante los tres años siguientes.
El historiador Curt Fukuda, autor de San Jose Japantown: A Journey, afirma que muchos japoneses, incluidos sus padres, optaron por establecerse en San José (después de ser liberados) debido a su numerosa población asiática.
"Todavía existía un sentimiento antijaponés en la zona, pero había suficiente tolerancia como para que se sintieran seguros", afirma. "Después de la guerra, la población japonesa se duplicó respecto a la que había antes".
Hoy en día, aunque la movilidad ascendente de los hijos y nietos de los inmigrantes ha hecho que muchos japoneses-americanos se alejen de Japantown, sigue siendo una comunidad fuertemente arraigada que atiende a los residentes más que a los turistas.
"En comparación con el Japantown de San Francisco y el Pequeño Tokio de Los Ángeles, el Japantown de San José es muy humilde", afirma Fukuda: "Es una comunidad viva que sirve a su vecindario".
Cosas que hacer en el Japantown de San José
Recomienda a los visitantes que aprovechen la oferta gastronómica de la ciudad, repleta de pequeños restaurantes de cocina casera. "Nobu es fantástico, pero no lo encontrarás en el barrio japonés de San José", dice riendo. Visita Minato por su curry katsu y Gombe por su pollo frito al estilo japonés y sus ostras. Fukuda dice que Shuei-do Manju Shop es "imprescindible" por su manjū, un dulce tradicional japonés.
Para profundizar en la historia de Japantown, visita San Jose Betsuin, una iglesia budista fundada en 1902 para reunir a los inmigrantes japoneses, y el Museo Japonés Americano de San José, que relata más de un siglo de historia japonesa americana y cuenta con una sala de barracones que es una recreación exacta de la vivienda de una familia en uno de los campos de internamiento.
Little Tokio, Los Ángeles
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Little Tokyo celebró su 140 aniversario el año pasado, pero al igual que las ciudades japonesas de San Francisco y San José, ha tenido que superar muchas adversidades a lo largo de los años. Recientemente, el National Trust for Historic Preservation lo nombró uno de los lugares más amenazados de Estados Unidos.
"Tenemos una larga historia de lucha por nuestro barrio", afirma Kristin Fukushima, directora ejecutiva del Consejo Comunitario del Pequeño Tokio (LTCC) de Los Ángeles.
Se calcula que 37 000 japoneses-americanos del condado de Los Ángeles fueron encarcelados durante la Segunda Guerra Mundial y que más de un tercio de ellos optaron por trasladarse a otro lugar cuando fueron liberados. Los residentes restantes y los activistas de la comunidad se unieron para preservar el barrio en medio del desarrollo urbano, lo que condujo al resurgimiento de Little Tokyo en la década de 1970 y a su designación como Distrito Histórico Nacional en 1986.
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Qué hacer en el Pequeño Tokio de Los Ángeles
En la actualidad, Little Tokyo alberga más de 50 negocios tradicionales, que la LTCC define como aquellos que han formado parte del barrio durante al menos 20 años. Entre ellos se encuentran Kouraku, la tienda de ramen más antigua de Estados Unidos, y Sushi Gen, un restaurante familiar de sushi situado en un centro comercial que es tan popular entre los vecinos como entre los turistas. Bunkado es una tienda de regalos que ofrece una amplia gama de artículos tradicionales, como cerámica y linternas de papel.
El Museo Nacional Japonés Americano se dedica a educar al público sobre la experiencia japonesa americana e incluye una exposición sobre el encarcelamiento de la comunidad durante la Segunda Guerra Mundial. Otras atracciones populares en Little Tokyo son East West Players, la primera organización teatral profesional asiático-americana del país, y Japangeles, una boutique de ropa especializada en ropa de calle inspirada en Tokio y Los Ángeles. En cuanto al arte callejero, el Hotel Miyako cuenta con un mural de 45 metros de altura en el que aparece Shohei Ohtani, estrella japonesa del béisbol y bateador designado de los Dodgers de Los Ángeles.
"Cuando la gente nos visita, también puede pensar que está apoyando a una comunidad histórica por la que han luchado tantas generaciones", dice Fukushima: "No seguiríamos aquí si no fuera por ellos".
Erika Hobart es una escritora y fotógrafa de viajes japonesa-estadounidense afincada en Marrakech, Marruecos. Síguela en Instagram.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
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