Pantelaria, la isla volcánica (y sin turistas) hecha para disfrutar del mejor el vino italiano
Las condiciones extremas de Pantelleria han dado forma a su método centenario de cultivo de la vid, reconocido por la UNESCO.
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El método de cultivo de la vid en Pantelleria se denomina Alberello Pantesco, también conocido como vite ad alberello.
Pantelaria (o Pantelleria), una isla volcánica situada entre Sicilia y Túnez, es de un tamaño bastante modesto, pero produce un gran vino. Geográficamente más cercana a Túnez, cuenta con una rica historia que ha visto pasar diferentes culturas que se abrieron camino desde el otro lado del mar.
"La historia ha atravesado esta pequeña roca situada justo entre dos continentes [Europa y África]", explica Dalila Calabrese, asesora de viajes de Fora e italiana afincada en Nápoles. Hoy en día, su economía se sustenta en gran medida en las plantaciones de alcaparras y las bodegas de la isla.
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La rica historia de Pantelaria
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Los viñedos de uva Zibibbo, la uva autóctona de Pantelleria, prosperan en el suelo rico en minerales de la isla.
La estratégica situación de Pantelaria en el estrecho de Sicilia la ha convertido en un codiciado puesto de avanzada para diversas civilizaciones a lo largo de la historia. Los primeros asentamientos en la isla se remontan al Neolítico, y la presencia de restos arqueológicos como los Sesi (estructuras de piedra que servían de cúpulas funerarias) sugieren la existencia de una avanzada cultura prehistórica. A lo largo de los siglos, diversos países han luchado por el control de esta rocosa y significativa isla.
Hoy sobreviven vestigios de su pasado en la arquitectura, las prácticas agrícolas y la cocina. Y lo mejor de todo es que varias zonas están prácticamente desprovistas de turismo.
"Lo que me fascina de estas islas salvajes de Italia son las generaciones mayores", dice Calabrese. "En Pantelaria puedes encontrarte con alguien de 80 o 90 años que nunca ha salido de la isla y que no tiene ni idea de cómo es la vida en el continente. Creo que esto es algo que rara vez se encuentra en lugares donde se está imponiendo el turismo excesivo".
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Beneficios elementales
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El espectacular paisaje de acantilados de Pantelleria sobre el Mediterráneo es ideal tanto para la viticultura como para la natación.
Las condiciones extremas de la isla incluyen una intensa luz solar, refrescantes brisas marinas, fuertes vientos, clima árido y un terreno accidentado de suelo seco y volcánico. Estos elementos han dado forma a un entorno sorprendente. Las fuentes termales naturales y las fumarolas humeantes aluden a los orígenes volcánicos de la isla, mientras que las calas escondidas y los espectaculares acantilados se encuentran con las aguas cristalinas del Mediterráneo, creando un paisaje costero salvaje y sobrecogedor.
La exuberante vegetación de la isla contrasta con la oscura roca de lava, y debido a todos estos contrastes, las antiguas prácticas agrícolas se han adaptado a los retos de la isla.
Los famosos jardines de Pantelaria, con sus característicos recintos circulares de piedra, protegen los delicados cítricos de los vientos implacables, mientras que los viñedos de uva Zibibbo (la uva autóctona de Pantelaria, también conocida como Moscato d'Alessandria) prosperan en el suelo rico en minerales de la isla, más conocido por producir vino passito, un vino dulce de postre elaborado con uvas pasas.
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El proceso de cultivo de la uva reconocido por la UNESCO
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El método de cultivo del vino (o mejor dicho, de la uva) en Pantelaria se denomina Alberello Pantesco, también conocido como vite ad alberello, que es un sistema de viña baja en forma de arbusto. (El segundo se traduce como "vid como un árbol pequeño", el primero hace referencia a Pantelaria en la palabra Pantesco). Las vides se podan y cultivan como arbustos bajos, cerca del suelo, en huecos que a veces tienen hasta 58 centímetros de profundidad. Este sistema se ha utilizado durante siglos, y se cree que fue iniciado por los fenicios ya en el siglo VIII a.C., cuando llevaron la uva egipcia de Zibibbo a Pantelaria.
Gran parte de la Zibibbo se utiliza para hacer vinos passito, aunque también se emplean para elaborar blancos tranquilos con menos dulzor y en el lado más seco, comparativamente. "El passito es el vino genéticamente no modificado más antiguo que existe y probablemente uno de los primeros cultivados por el hombre", afirma Calabrese.
La práctica del Alberello Pantesco protege las vides de los fuertes vientos de la isla y retiene la humedad en el árido suelo.
"El suelo volcánico de Pantelaria (también conocido como suelo arenoso, donde las raíces captan fácilmente la humedad del suelo) es rico en minerales, lo que confiere a las uvas una mineralidad y una salinidad características", afirma Antonio Rallo, codirector general y enólogo de Donnafugata, una de las bodegas más destacadas en el cultivo del vino en Pantelaria. La bodega, que también tiene viñedos en Sicilia (incluidas regiones cercanas a Vittoria y el Etna hasta Marsala) empezó a cultivar uvas en la isla con este método Alberello Pantesco en 1989.
De hecho, este método de cultivo vite ad alberello utilizado por todos en Pantelaria fue reconocido por la UNESCO en 2014 en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (de hecho, fue la primera práctica agrícola reconocida por la asociación).
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"La dureza del entorno, las escasas precipitaciones y los suelos volcánicos hacen que las vides produzcan menos, lo que da lugar a uvas de sabor y aroma intensos, con notas de pasas, albaricoque, azahar, miel y frutas tropicales", explica Rallo.
Por otra parte, las temperaturas cambiantes potencian la acidez natural de la uva, que equilibra el dulzor del proceso de secado. "Los vientos incesantes y la falta de agua no son inconvenientes, sino parte de lo que crea uvas de sabor intenso y aromático", dice Rallo. "Esta adversidad confiere a los vinos su carácter inigualable. La influencia del suelo volcánico es innegable y añade complejidad y sentido del lugar a los vinos".
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Donnafugata practica una viticultura de secano, típica de la isla, que depende de las precipitaciones naturales y de una cuidadosa gestión del suelo. En su práctica, las vides están profundamente enraizadas. Dado lo accidentado del terreno y el estilo de cultivo Alberello Pantesco, todos sus viñedos (y la mayoría de los de la isla) se vendimian a mano.
Este proceso intensivo en mano de obra también garantiza que sólo se seleccionen las mejores uvas en el momento justo. Por último, para la elaboración del passito, las uvas de Zibibbo se vendimian y se ponen a secar al sol, una técnica tradicional que ayuda a concentrar los azúcares y los niveles de azúcar sin perder la acidez natural.
"El Zibibbo no es una uva más: es un símbolo cultural", afirma Rallo. "Su capacidad para expresar el terruño de Pantelaria tanto en estilos dulces como secos demuestra su extraordinaria adaptabilidad".
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Las estructuras dammuso son comunes en Pantelleria, y son un guiño a la rica y complicada historia de la isla.
Pantelaria no es sólo un lugar donde se cultiva la uva; es un símbolo vivo de la extraordinaria resistencia de la naturaleza y los seres humanos.
"Los vinos de esta isla son joyas raras que merecen un mayor aprecio, no sólo por sus sabores únicos, sino también por la profunda conexión que encarnan con la historia, la dedicación y la sostenibilidad. Cada botella de Pantelaria cuenta la historia de una tierra extraordinaria, de su rica cultura y de las personas que preservan sus tradiciones intemporales", afirma Rallo.
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Dónde probarlo
1. Donnafugata:
Uno de los nombres más famosos de la vinicultura siciliana, la finca de Donnafugata en Pantelaria es una visita obligada para los amantes del Zibibbo. Su icónico Ben Ryé, un célebre passito, se elabora a partir de uvas Zibibbo secadas al sol y ofrece deliciosas notas de albaricoque y miel. Disfruta de una cata en su viñedo, enclavado en el paisaje volcánico de la isla.
2. Cantina Basile:
Una bodega familiar dedicada a la vinificación tradicional de Pantelaria, Cantina Basile produce expresiones secas y dulces de Zibibbo. La finca rústica ofrece una experiencia íntima en la que los visitantes pueden degustar vinos mientras aprenden sobre la viticultura de la isla, desde la vendimia manual hasta el secado de las uvas al sol.
3. Abraxas Winery & Wine Bar:
Para una experiencia de degustación relajada pero refinada, dirígete a Abraxas, una bodega y enoteca encaramada en una colina con impresionantes vistas al mar. Sirven una selección de vinos Zibibbo de Pantelaria, entre los que se incluyen frescos y aromáticos estilos secos y deliciosos passitos, maridados con especialidades locales como alcaparras, ricotta y cuscús.
Samantha Leal es escritora, editora y consultora editorial que cubre todas las cosas buenas de la vida: viajes, bienestar, belleza, vino y mucho más. Actualmente, cursa el programa WSET y se graduó en la Medill School of Journalism de la Northwestern University. Ha ocupado puestos editoriales en The Knot, la revista Latina, Marie Claire y Well+Good, y su trabajo ha sido publicado en Travel+Leisure, The Cut, Glamour, PS, The Zoe Report, Women's Health, Fast Company, Refinery29, Wine Enthusiast, VinePair y muchas otras. Puedes encontrarla en todas las redes en @samanthajoleal.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.
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