Bután: el bastión donde resiste el masheer dorado
Pese a los graves descensos de la población en otras partes, el masheer dorado prospera gracias a la protección real.
El masheer dorado es una de las capturas más preciadas del mundo. Con 2,7 metros de largo y un tono dorado con escamas grandes, tiene la reputación de ser uno de los peces que más se resiste. El autor Rudyard Kipling escribió que el tarpón, otro valioso pez en la pesca deportiva, es "como un arenque" en comparación con el masheer dorado. Pero esta carpa mítica también se caza como alimento y ha perdido grandes áreas de de hábitat, diezmando sus poblaciones por toda su área de distribución en Asia meridional.
Salvo aquí, en el idílico reino himalayo de Bután, donde el masheer dorado prospera. El masheer dorado, conocido como el tigre del río, se beneficia de las protecciones medioambientales y de la admiración religiosa que recibe.
"Bután se ha convertido en el último bastión del masheer dorado", afirma Dechen Dorji, director de la oficina del World Wildlife Fund en Timbu, capital butanesa. "Depende de nosotros proteger a esta población y obtener más información sobre la especie para garantizar su supervivencia en el futuro".
Quizá parezca una tarea difícil para un país pequeño como Bután, ubicado entre India y China y con menos de un millón de habitantes. Pero entonces, este reino antaño aislado, más conocido por la filosofía gubernamental de felicidad nacional bruta, quiere demostrar su papel como líder en la conservación, lo que implica proteger a las especies silvestres que corren más peligro de extinguirse.
La misión es especialmente urgente para las especies de agua dulce. Según demostró un reciente informe de Naciones Unidas sobre la crisis de biodiversidad global, el ritmo de la extinción de las especies está acelerándose más que nunca en la historia humana. Desde 1970, las poblaciones de especies de agua dulce han descendido un 83 por ciento, más que ningún otro grupo, según el Índice Planeta Vivo, una base de datos gestionada por la Sociedad Zoológica de Londres en colaboración con WWF. Los peces de gran tamaño, como el masheer dorado, están particularmente amenazados por los cambios en los sistemas fluviales.
Protegido por el rey
El masheer dorado es una especie clasificada en peligro de extinción en la Lista Roja de especies amenazadas de la UICN. La sobrepesca y la pérdida de hábitat han provocado el descenso de las poblaciones en al menos la mitad del área de distribución natural de la especie, que abarca de Afganistán al oeste hasta Birmania al este.
Se cree que este superdepredador omnívoro es capaz de alcanzar 2,7 metros de largo, aunque los especímenes superiores a 1,2 metros son raros en la actualidad.
En Bután, la pesca del masheer lleva muchos años prohibida. En la cultura local no solo se consideran sagrados los ríos, que circulan desde grandes elevaciones al norte hasta casi el nivel del mar al sur, sino que el masheer es una de las ocho señales de fortuna en el budismo tibetano y representa la buena suerte. En los años 70, el entonces rey ordenó a sus guardias que protegieran las zonas de desove del masheer de los furtivos, que lo pescaban como fuente de alimento. En 1995, el masheer se clasificó como especie protegida conforme a la Ley butanesa de Conservación natural y forestal.
Desde entonces, las poblaciones de masheer en Bután han permanecido relativamente tranquilas. Sin embargo, la ciencia apenas ha investigado el pez. "Siempre se ha hablado de él en un sentido casi mitológico", cuenta David Philipp, ictiólogo y director de la Fisheries Conservation Foundation en Champaign, Illinois."La gente no lo había analizado desde una perspectiva empírica o de investigación".
Esto cambió en 2015, cuando el gobierno butanés y el World Wildlife Fund contactaron con la organización de Philipp siguiendo una orden del rey actual, que quería saber más del adorado pero poco estudiado masheer.
Philipp, su colega Julie Claussen, una bióloga de pesquerías, y su equipo colocaron una serie de centros receptores por el río Manas y sus afluentes, una tarea difícil en el terreno selvático inaccesible del sur de Bután. Durante dos años, capturaron, etiquetaron y liberaron a más de 60 masheer dorados y 40 masheer chocolates. Estas etiquetas envían datos a los receptores sobre dónde y cuánta distancia viajaban los peces.
Para Tshering Dorji, jefe de guardabosques del parque nacional Royal Manas, la experiencia hizo que apreciara más la belleza del masheer. "Hasta dejé de comer pescado", cuenta. Por su parte, Deo Kumar “DK” Gurung, guardabosques del parque, es "probablemente el mejor pescador de masheer del Himalaya", afirma Philipp, por su trabajo capturando los masheer para etiquetarlos.
Los datos muestran que los masheer dorados migran a más distancia y velocidad de lo que se creía. En casos extremos, "hemos visto peces que viajaban 60 o 70 kilómetros en 24 horas y atravesaban rápidos", cuenta Claussen.
“En menos de cinco años, Bután se ha convertido en el líder de la investigación sobre masheer.”
El equilibrio
Con todo, los masheer siguen estando amenazados en Bután. La mayor concienciación del público y la mejor aplicación de la ley han ayudado a reducir la pesca ilegal, pero sigue siendo un problema. Casi la mitad de los peces etiquetados para el estudio parecen haber desaparecido, algunos quizá pescados por furtivos como fuente de alimento, según Phillip.
También preocupa el impacto de las nuevas construcciones en el sector de la energía hídrica. La energía hídrica es una importante fuente de ingresos para Bután, que exporta gran parte de su energía a la India. Estas nuevas construcciones se denominan aprovechamiento de agua fluyente, que son más responsables con los peces que las que crean presas. También se construyen a más altitud, donde los peces no pueden llegar. Sin embargo, los investigadores advierten que podrían verse perturbados y un reciente informe gubernamental ha recomendado detener la construcción de más proyectos de agua fluyente en el país.
Expertos como Philipp, Claussen y Dorji también advierten que Bután debería evitar introducir en sus ríos masheer criados en piscifactorías, una práctica habitual en países vecinos como India, que intentan reponer sus poblaciones. Los peces criados en piscifactorías pueden propagar enfermedades y diluir el acervo genético de las poblaciones salvajes. "La impronta genética del masheer en Bután es muy fuerte", afirma Philipp. "Si los mezclas con peces de piscifactoría, esa impronta desaparece".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.