¿Sobrevivirán los osos grizzly a la caza?

Dos estados estadounidenses planean organizar cacerías este otoño y se está produciendo un acalorado debate sobre si las poblaciones de Greater Yellowstone serán sostenibles.

Por Christine Peterson
Publicado 2 ago 2018, 13:27 CEST
Un oso grizzly
Un oso grizzly en un campo de flores silvestres en el parque nacional de Yellowstone, Wyoming.
Fotografía de Tom Murphy

El olor acre de una pata de ciervo atrae a un oso grizzly macho de 136 kilogramos, que entra en una trampa de acero verde una mañana de junio, en pleno bosque de las Rocosas. Horas más tarde, se despierta con un tatuaje en el labio, una etiqueta en la oreja, un collar GPS y un nombre nuevo: Oso Grizzly 927.

Los investigadores afirman que la información recopilada de osos como este es fundamental para el futuro de la especie, tras casi medio siglo en la lista de especies en peligro de extinción.

En gran medida gracias a estos datos, el gobierno federal considera a los osos grizzly de Yellowstone oficialmente recuperados, lo que significa que tres estados occidentales pueden organizar temporadas reguladas de caza de este oso. Wyoming y Idaho planean cacerías de oso grizzly para este otoño.

Pero si estos carnívoros solitarios pueden soportar o no una temporada de caza anual es el tema de un acalorado debate. Dejando de lado el debate ético —si la gente debería matar o no a los osos como deporte—, los encargados de la vida silvestre afirman que la población de osos puede tolerar una caza limitada.

«A los grandes carnívoros nunca les falta polémica», afirma Dan Bjronlie, biólogo de grandes carnívoros del Departamento de Caza y Pesca de Wyoming. «Pero la caza, siempre y cuando se mantenga dentro de los umbrales de mortalidad, no supone una amenaza».

Los críticos no están de acuerdo. Es cierto que el número de osos es superior al de los años 70, cuando la caza excesiva, la expansión humana y un esfuerzo general para erradicar a los carnívoros, considerados peligrosos para humanos y ganado, provocaron el desplome de la especie a solo 136 ejemplares en estado salvaje. Sin embargo, esto no significa que sean lo bastante estables como para permitir la caza deportiva, según explicó Bonnie Rice, representante del Sierra Club en la región de Greater Yellowstone y las Rocosas Septentrionales.

«Esta población siempre va a ser vulnerable», afirmó Rice. «Es el segundo mamífero de reproducción más lenta en Norteamérica. Es una especie que no puede soportar ese tipo de descenso demográfico».

Una estimación «ultraconservadora»

Más allá de la polémica, la mayoría de investigadores de vida silvestre y organizaciones de conservación están de acuerdo en que la recuperación del grizzly en Yellowstone es una historia de éxito extraordinaria.

Oficialmente, ahora viven más de 700 osos en la zona de Greater Yellowstone. Los investigadores afirman que es una estimación baja, y en realidad podría haber hasta 1.000 vagando por las remotas montañas y valles.

La población puede soportar la caza porque ha alcanzado su capacidad de sustentación en muchas partes de su hábitat principal, según explica Frank van Manen, líder del Equipo Interdepartamental de estudio de osos grizzly, un grupo de científicos formado por el Departamento del Interior.

Los datos científicos como los recopilados del Oso 927 pueden ayudar a gestionar una cacería, rastreando el total de osos y los factores que influyen en la cantidad de osos que podrían ser eliminados de la población de forma sostenible mediante la caza, como el número de hembras reproductoras y las tasas de supervivencia de sus oseznos.

Cada primavera y verano, los biólogos pasan varios meses capturando osos dentro y alrededor de Yellowstone. Colocan a casi todos los osos collares con GPS o VHF para seguir sus movimientos, supervivencia y reproducción.

La información resultante, combinada con avistamientos confirmados de hembras con oseznos, se introduce en una serie de fórmulas que estiman la mortalidad anual y la población total de la especie.

«Cuando descubrieron formas de estimarla, querían ser ultraconservadores para que no hubiera forma de sobrestimar la población», afirma Bjornlie. «Actualmente, subestimamos la población por mucho».

Proteger a las poblaciones

Entonces ¿qué protegerá a los osos de desplomarse a las mismas cifras que hace décadas? Según los encargados, diversas garantías.

Técnicamente, los estados occidentales pueden organizar cacerías si la estimación demográfica está por encima de 600 ejemplares, un punto en el que los estados empiezan a recibir un pequeño porcentaje de osos adicionales. Sin embargo, es probable que no haya osos suficientes que cazar hasta que la población alcance los 674 individuos, según Bjornlie.

Este año, Wyoming votó para permitir la posible caza de 10 osos macho y una hembra en la denominada «área de seguimiento demográfico», una franja de terreno relativamente no explotada considerada como hábitat adecuado, y 12 osos macho o hembra fuera de la misma. Idaho decidió permitir la caza de un oso macho, mientras que Montana rechazó organizar cacerías.

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    Solo un cazador puede estar en esa zona específica de Wyoming cada vez. Si matan a una hembra, se pone fin a la cacería, ya que sería difícil que futuros cazadores distingan un macho de una hembra.

    Bjornlie explica que si un cazador mata a una hembra en Idaho, entonces esa hembra se restará de la cuota del año siguiente.

    Si la población de osos grizzly desciende aún más, por debajo de los 500 individuos, podrían incluirlos de nuevo en la lista de especies en peligro de extinción a la espera de una evaluación federal.

    Planificando lo desconocido

    Los medioambientalistas como Rice dicen que esas contingencias no suponen un consuelo. El Sierra Club es uno de los varios grupos que ha demandado al gobierno federal para volver a incluir a los osos en la lista de especies en peligro de extinción. Un juez tomará una decisión a finales de agosto.

    A Rice le preocupa la falta de diversidad genética —los osos grizzly de Yellowstone están separados de otras poblaciones de osos— y los cambios en las fuentes de alimento. El cambio climático podría reducir la producción anual de piñas de pinos de corteza blanca, una de las fuentes de alimento preferidas de los grizzly.

    Los investigadores del equipo interdepartamental señalan que los datos muestran que los osos están preparados para sobrevivir a esos retos. Van Manen explica que, cuando desciende la producción de dichas piñas, por ejemplo, los osos optan por alimentarse de crías de uapití o de bisonte. Existen bastantes osos grizzly en Yellowstone como para evitar la endogamia. Además, el aumento de las muertes en osos jóvenes se atribuye en gran medida al aumento de la densidad de osos adultos, que ahora probablemente matan a los oseznos.

    Independientemente de si un cazador apriete o no el gatillo en septiembre, los investigadores como Bjornlie seguirán atrapando osos como 927, vigilando a una de las poblaciones de osos más estudiadas del mundo.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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