La Guardia Civil y Europol desmantelan a una red de venta de atún ilegal
Una redada coordinada entre el Seprona y Europol ha incautado miles de kilogramos de pescado y ha detenido a 79 personas.
Los atunes rojos del Atlántico son unos de los peces más grandes, rápidos y posiblemente sabrosos del mundo. Estos depredadores de tonalidad metálica, preciados para el sushi y como filetes, pueden pesar más de 450 kilogramos. Y en un mercado ilegal, pueden aportar grandes beneficios.
Una red de crimen organizado multinacional que comerciaba con más de 2.000 toneladas de atún al año (o más de 10 veces el peso de una ballena azul) ha sido destapada recientemente por la Guardia Civil y Europol. Los hallazgos de las autoridades sugieren que el volumen de atún rojo vendido en Europa probablemente duplica el del vendido legalmente.
Tras meses de investigaciones en España, Portugal, Francia, Malta e Italia, la Guardia Civil detuvo a 79 personas e incautó más de 80.000 kilogramos de atún. También se decomisaron siete vehículos de lujo y medio millón de euros en efectivo. Las detenciones, anunciadas esta semana por Europol, tuvieron lugar en España a finales de junio.
La investigación se denominó Operación Tarantelo, un guiño a un corte especialmente valioso en el lomo del pez, según explicó José Alfaro, el especialista en delitos medioambientales de la Europol. La operación, dirigida por Europol en colaboración con los países implicados, concluyó que estas actividades ilegales implicaban a varias empresas pesqueras, así como a una red de personas que aparentemente falsificaban la documentación y pasaban el pescado de contrabando por la región.
Alfaro cuenta que los conductores del camión, asustados, arrojaron una parte importante del atún recuperado en la cuneta de la carretera cuando tuvieron lugar las redadas coordinadas en España, Portugal e Italia.
La noticia ha provocado una onda expansiva en la comunidad de conservación. «Nos ha sorprendido que se produzca pesca ilegal a una escala tan enorme y resulta bastante alarmante», afirma Paulus Tak, que dirige la delegación de Pew Charitable Trusts en la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT, por sus siglas en inglés), la organización internacional que establece cuotas de captura anuales de atún.
Los investigadores creen que la red de tráfico de atún lleva años en funcionamiento y gana más de 12 millones de euros anuales con la venta de hasta 2,5 millones de kilogramos de pescado indocumentado. Las autoridades europeas que rastrean la operación ilegal también descubrieron que los peces se capturaban normalmente en aguas italianas y maltesas y se importaban a España desde Francia.
Tak advierte que este nivel prodigioso de pesca ilegal podría afectar a la sostenibilidad de las poblaciones de peces. Según él, la revelación de la magnitud de la pesca ilegal de atún será también un factor clave en negociaciones de futuras cuotas de pesca de atún.
Las autoridades españolas contactaron con la Europol por el exceso de atunes rojos que habían aparecido en los mercados de productos del mar la primavera pasada. Los investigadores pronto descubrieron que en muchos casos, los buques pesqueros transportaban a bordo su captura legal oficial de atún y transportaban cantidades superiores de captura indocumentada en dobles fondos bajo la cubierta de las embarcaciones. Los camioneros que transportaban el atún tanto legal como ilegal mostraban la documentación que afirmaba que tenían, por ejemplo, cuatro toneladas de pescado cuando en realidad tenían 14, según Alfaro, que estuvo presente cuando uno de esos camiones se detuvo en un almacén de pescado en Malta.
Como muchos de los peces traficados en esta red clandestina no se almacenaban en condiciones sanitarias y no se congelaron enseguida, por lo que han provocado al menos ocho casos de intoxicación alimentaria, según relata Alfaro.
El atún rojo se emplea habitualmente en sushi y sashimi y Japón es el mayor importador. Sin embargo, el mercado europeo también es importante: en España e Italia, el atún rojo se consume de forma habitual en filetes o dados.
Nuestro apetito por estos peces pone en peligro su supervivencia. Hace una década, una evaluación de la ICCAT describió la gestión del atún rojo como «una desgracia internacional». Llegados a ese punto, las poblaciones de atún habían descendido tanto que los peces se consideraban posibles candidatos a una prohibición comercial mundial según el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES, por sus siglas en inglés), un acuerdo que regula el comercio de fauna y flora silvestres.
Con todo, según Tak, una serie de protecciones más sólidas para los peces, como cuotas de captura más estrictas y un mejor seguimiento mediante la puesta en marcha de un sistema de documentación de capturas electrónico, han ayudado. En 2005, la población adulta estimada por peso de la población oriental de atún rojo del Atlántico —el mayor grupo de atunes— era de unas 300.000 toneladas. Según la ICCAT, se cree que ahora es de 530.000 toneladas. (Pew afirma que estas cifras tienen cierto grado de incertidumbre.)
Tak afirma que los hallazgos de la Europol plantean incógnitas sobre la magnitud de la recuperación del atún rojo y sugieren que los han pescado más de lo que se creía.
Alfaro explica que, al pensar en el crimen organizado, quizá no se piense en delitos medioambientales, pero esta investigación deja claro lo que está ocurriendo. «Para mí, esto es lo más importante».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.