Aumentan los macacos Rhesus en Florida, pero portan un virus letal

Una población de macacos Rhesus, descendientes de los monos huidos de un intento de parque temático, podría duplicar su tamaño en un parque estatal de Florida. Y eso podría traer problemas.

Por Annie Roth
Publicado 26 nov 2018, 16:28 CET
Macaco Rhesus
Los administradores de fauna silvestre de Florida afirman que quieren retirar a los monos que vagabundean por el parque estatal de Silver Spring, como este de Silver River, a la luz de un nuevo estudio que determina que los animales son portadores de un virus que puede ser peligroso para los humanos.
Fotografía de John Raoux, Ap

El parque estatal de Silver Spring, un gran mosaico de bosques y humedales atravesado por un río, se encuentra en el corazón de la región central de Florida. El parque, una de las primeras atracciones turísticas de Florida, era famoso por sus vistas panorámicas y su fauna silvestre autóctona. Pero durante los últimos 80 años, la mayor atracción del parque han sido los monos.

Exacto: el parque estatal de Silver Spring alberga al menos 300 macacos Rhesus, un mono autóctono del sureste y el sur de Asia. Los animales se reproducen rápidamente y un nuevo estudio estima que la población de monos se duplicará para 2022 si las agencias estatales no toman medidas para controlarla.

El estudio, publicado el 26 de octubre en la revista Wildlife Management, afirma que dicho aumento podría poner en peligro la salud del parque y de sus visitantes ya que, entre otros problemas, los monos son portadores de una forma rara y letal del virus del herpes denominada herpes B. Es extremadamente inusual que el herpes B se transmita de un mono a un humano, pero si lo hace, puede resultar mortal.

El problema de primates de Florida comenzó en 1938, cuando un turoperador conocido como «Colonel Tooey» liberó seis macacos Rhesus en una pequeña isla dentro del actual parque estatal. Compró los monos a un vendedor de primates de Nueva York con la intención de crear una atracción temática de Tarzán en la isla, pero sus planes se vinieron abajo enseguida.

Lo que Tooey no sabía es que los macacos Rhesus son buenos nadadores. Horas después de llegar a la isla, los monos de rostro rosado empezaron a huir hacia el bosque. Trajo a seis macacos más para remplazarlos, pero también se escaparon. Para la década de los 80, cientos se habían expandido por el parque.

Entre 1984 y 2012, las autoridades de fauna silvestre de Florida autorizaron la retirada de más de mil monos con el objetivo de ralentizar el crecimiento demográfico y evitar conflictos con humanos. Las autoridades también esterilizaron a 20 hembras en ese periodo.

Pero la población sigue aumentando, quizá a más velocidad. Según Jane Anderson, ecóloga de fauna silvestre y profesora adjunta de investigación en Texas A&M University-Kingsville que dirigió el equipo de estudio, ahora crece a un ritmo de un 11 por ciento anual. La población podría reducirse a un tercio de su tamaño actual si se esterilizara cada año a la mitad de las hembras.

Anderson añade que, para erradicarlos por completo, la opción más viable sería retirar a la mitad de los adultos y a los ejemplares cerca de la edad adulta cada dos años durante al menos 16 años. Pero muchos lugareños no son partidarios de esa medida.

Tanto la esterilización como la retirada llegaron a su fin abruptamente en 2012 cuando se descubrió que estaban sacando a los monos del parque y vendiéndolos. Para entonces, los tramperos con permiso estatal habían entregado más de mil monos a investigadores médicos, para consternación de los grupos de defensa de derechos de los animales. Un solo trampero atrapó y vendió a 700 criaturas.

Galería: Imágenes de primates 

El negocio de los monos

Según la antropóloga Erin Riley, que estudia las interacciones entre humanos y animales en la Universidad Estatal de San Diego, los macacos Rhesus son primates especialmente problemáticos. «No tienen tanto miedo a los humanos como otros animales y pueden ser bastante desagradables», explica.

Varios casos de agresividad por parte de los monos han provocado la clausura del parque en dos ocasiones desde 2016, incluida una el verano pasado, puesta en marcha cuando un mono atacó a una familia en una de las pasarelas del parque.

Los grupos de macacos de Silver Springs han causado daños fuera del parque. Un gran grupo de macacos Rhesus asaltó recientemente un comedero para ciervos en una casa de Ocala (sí, hay imágenes). Aunque la localidad se encuentra justo a las afueras del parque, los machos extraviados se aventuran hasta los límites municipales y se han expandido a más de 160 kilómetros de su colonia, apareciendo en ciudades como Sarasota y Tallahassee. Los expertos advierten de que la colonia del parque estatal de Silver Springs ya se ha extendido hasta el río Ocklawaha y podría establecer fácilmente nuevas colonias en otras partes del estado.

Estos monos son mayoritariamente herbívoros, pero también pueden alimentarse de insectos, pequeños invertebrados y huevos de aves. Según Riley, una dieta tan diversa implica que pueden sobrevivir en casi cualquier parte. Fuera de su territorio autóctono, han establecido poblaciones en zonas como los cayos de Florida y Puerto Rico.

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    En 2013, Riley recibió una beca de la National Geographic Society para investigar cómo se han adaptado los macacos Rhesus a la vida en Florida. Determinó que, además de alimentarse de fresnos y otra vegetación autóctona, los monos eran alimentados por humanos de vez en cuando: descubrió que casi una décima parte de los barcos que atraviesan el parque por el río Silver ofrecen comida a los monos de forma ilegal. Riley afirma que este tipo de conducta habitúa a los monos a los humanos, la mejor fórmula para ocasionar problemas.

    Los monos «no son tan agresivos a no ser que te acerques a ellos e intentes alimentarlos», afirma Debbie Walters, guía de la turoperadora local Captain Tom's Custom Charters.

    Entre 1977 y 1984, cuando la población constaba de unos 400 animales, la Comisión de Conservación de Fauna Silvestre y Pesca de Florida recibió 23 informes de heridas humanas infligidas por primates; desde entonces, la agencia ha dejado de mantener registros.

    Invasores portadores de enfermedades

    Que te ataque un mono del tamaño de un caniche enano no es precisamente agradable. Pero la amenaza no acaba ahí.

    A principios de año, los científicos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos descubrieron que en torno al 30 por ciento de estos monos son portadores del herpes B, un virus raro y muy virulento que puede resultar mortal para los humanos. Solo se han documentado unos 50 casos de herpes B en humanos, aunque ninguno de ellos había sido transmitido por macacos salvajes. En 1997, una ayudante de investigación de 22 años falleció cuando un mono cautivo le transmitió por accidente fluidos corporales al ojo y contrajo la enfermedad.

    En humanos, el herpes B —estrechamente relacionado con la variedad humana más conocida, el virus del herpes simple— puede provocar inflamación en el cerebro y en la médula espinal que causa graves daños cerebrales o la muerte.

    Las probabilidades de contraer el herpes de un macaco Rhesus «son bajísimas, pero las consecuencias son altísimas, es como una lotería», afirma Steve Johnson, profesor adjunto de ecología en la Universidad de Florida. Los macacos transmiten el virus a través de la orina, la saliva y las heces, las últimas de las cuales tiran a los humanos. Pero lo normal es que los animales liberen el virus cuando se sienten estresados, como durante la época de apareamiento.

    Con todo, muchos lugareños aprecian a los animales y quieren que se queden.

    «Estos monos llevan 80 años aquí y no eligieron venir aquí, así que no creo que sea justo que nos deshagamos de ellos solo porque ya no nos gusten», afirma Walter. «Hay otros animales que provocan enfermedades y no los matamos».

    Walters afirma que se deberían apoyar las iniciativas de esterilización o reubicación, pero se opone a un plan de gestión que empleó medidas letales o vendía monos para su empleo en la investigación biomédica.

    Aunque el impacto medioambiental de esta pequeña población no está claro, los estudios en otras zonas insinúan que existen motivos de preocupación. La investigación en Puerto Rico y en partes de los cayos de Florida, por ejemplo, demuestra que los monos pueden tener efectos medioambientales negativos como la destrucción de los manglares, la contaminación del agua y la matanza de aves autóctonas.

    ¿Cuál es el plan?

    Johnson, que ayudó a llevar a cabo la reciente evaluación de la población de primates de Silver Spring, afirma que «son adorables y peludos, evocan muchas emociones, pero son una especie no autóctona en Florida, como los jabalíes o las pitones de Birmania». Mientras el estado insta a los cazadores a matar a estos últimos, ya que causa estragos en la fauna autóctona, no se puede herir a los monos.

    En enero de este año, la Comisión de Conservación de Fauna Silvestre y Pesca de Florida pidió al Departamento de Protección Medioambiental de Florida, que ha asumido la gestión del parque, que pusiera en marcha un programa de gestión de población.

    «Sin acciones de gestión, la presencia y la expansión continua de los macacos Rhesus no autóctonos en Florida puede provocar riesgos para la seguridad y la salud humanas, como heridas y la transmisión de enfermedades», afirmó en un comunicado reciente Thomas Eason, ayudante del director ejecutivo de la comisión.

    Pero nadie ha decidido qué hacer todavía. Este tipo de elecciones «deben basarse en muchos aspectos diferentes, como el sentimiento del público, el dinero y el clima político», afirma Anderson. «Francamente, doy gracias por no ser quien tiene que tomar esa decisión».

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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