Los animales más glotones de la naturaleza
Las comilonas humanas para celebrar la Navidad no son nada en comparación con estos glotones extremos, como los colibríes, que en un día consumen el doble de su peso corporal.
Las Navidades se acercan y, para muchos, serán una época de celebración… y de sentir cómo se nos hincha la cintura como si fuéramos peces globo.
Ante la llegada de unas festividades plagadas de comida, nos hemos preguntado qué otros animales no humanos se llenan el buche, y por qué.
Aperitivos al vuelo
Dan Roby, ecólogo de fauna silvestre del Servicio Geológico de los Estados Unidos y la Universidad Estatal de Oregón, nos cuenta por email que muchas aves se atiborran como medio de subsistencia antes de vuelos largos sin paradas sobre océanos o desiertos. Los científicos denominan «hiperfagia» a estos periodos de alimentación intensa.
La reinita estriada (Setophaga striata) tiene que repostar antes de su viaje, una de las migraciones más largas del mundo. Estas diminutas aves se reproducen en territorios septentrionales como Alaska y cada año vuelan a Nueva Inglaterra, donde «duplican su peso corporal almacenando una cantidad de grasa igual a su peso corporal magro», afirma Roby, antes de un vuelo ininterrumpido de 80 horas sobre el océano Atlántico hasta Venezuela.
Del mismo modo, las agujas colipintas (Limosa lapponica) duplican su peso almacenando grasa para sobrevivir a un vuelo ininterrumpido de 10 días desde Alaska y Nueva Zelanda, el más largo entre los animales.
Los carboneros y los herrerillos que viven sobre el círculo polar ártico consumen enormes cantidades para «tener bastante grasa almacenada como para mantener su temperatura corporal sobre cero durante las largas noches invernales».
Las aves no se «exceden», como los humanos durante las fiestas, sino que almacenan grasa suficiente para sobrevivir una época de largos ayunos, combinada a veces con ejercicio intenso.
«En este contexto, la “sobrealimentación” es una adaptación fundamental para muchas aves», explica Roby.
Apetito de ballena
Después están los animales que comen cantidades enormes con regularidad.
El mayor animal del planeta, la ballena azul, devora cuatro toneladas de kril al día. Puede parecer mucho, pero este animal tiene un cuerpo de 200 toneladas que alimentar, así que no representa un alto porcentaje de su peso.
En cambio, una musaraña enana de Gran Bretaña pesa menos de 28 gramos, pero puede comer «1,25 veces su peso», afirma el biólogo Elmer Finck, de la Universidad Estatal de Fort Hays en Oklahoma.
En general, explica que, si se comparan consumo y tamaño, «los animales pequeños comen más que los grandes».
Finck cita como ejemplo los diminutos colibríes, que tienen un metabolismo tan rápido que necesitan comer el doble de su peso en néctar a diario. Necesitan mucha energía para desplazarse tan rápido; sus corazones laten 1.200 veces por minuto cuando vuelan.
Otros animales, como los grandes felinos, consumen grandes cantidades de comida, pero se alimentan con menor frecuencia. «En la naturaleza, los grandes felinos no cazan a diario, de forma que hay días que no comen», afirma Susan Bass, de Big Cat Rescue en Tampa, Florida. Pero después se alimentan de una gran presa durante días y algunos hasta almacenan la carne para comérsela más tarde.
«Los leopardos pueden trepar árboles transportando un animal de más del doble de su peso» para evitar que otros depredadores roben su presa, afirma Bass.
Afton Tasler, productor de Big Cat Rescue, afirma que los tigres pueden consumir de 15 a 40 kilogramos de una sentada, más que los leones, que «comparten su presa con la manada».
Pitones glotonas
Las pitones de Birmania adultas comen una vez al mes, o incluso menos, pero lo aprovechan al máximo.
Un estudio de 2013 sobre la genética de las pitones de Birmania determinó que, durante la digestión, los cambios en la actividad de sus genes les permiten acelerar su metabolismo y algunos de sus órganos crecen radicalmente —hasta un 150 por ciento en un periodo de 24 a 48 horas— y, a continuación, vuelven a la normalidad tras la digestión. Esta «remodelación física» permite a las serpientes digerir alimentos más grandes que ellas.
En 2017, se grabó a pitones de varias especies devorando o regurgitando grandes animales, como una oveja embarazada y un varano.
Con este panorama, creo que a cualquiera le queda hueco para el postre.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.