Japón retomará la caza comercial de ballenas

Japón se retirará de la Comisión Ballenera Internacional. Esto es lo que pasará a partir de ahora.

Por Rachel Fobar
Publicado 26 dic 2018, 12:37 CET
Ballena Minke
Las ballenas Minke, como la de la imagen que es transportada a un puerto japonés, han sido objetivo de la caza de ballenas en el programa de «caza científica» del país.
Fotografía de Kyodo News, Getty

Japón ha decidido abandonar la Comisión Ballenera Internacional (CBI) y retomar la caza comercial de ballenas en sus aguas costeras, según ha confirmado un portavoz del gobierno. La comisión, con 89 gobiernos miembros, se fundó en 1946 para conservar a las ballenas y gestionar la caza de ballenas en todo el mundo. Prohibió la caza comercial de ballenas en 1986.

Aunque Japón es el mercado principal de carne de ballena, el consumo es limitado: unos 28 gramos por persona al año, o entre 4.000 y 5.000 toneladas, según un informe del Animal Welfare Institute, una organización sin ánimo de lucro que pretende mitigar el sufrimiento de los animales, y la Agencia de Investigación Medioambiental, que lleva a cabo un seguimiento de los delitos contra la vida silvestre a nivel internacional.

Según Astrid Fuchs, gestora del programa de caza de ballenas de Whale and Dolphin Conservation, una organización sin ánimo de lucro con sede en Reino Unido, que habló con National Geographic antes de que se confirmara la noticia, la retirada de Japón sería principalmente una maniobra política para transmitir el mensaje de que el país puede usar los océanos como le plazca.

Según ella, como Japón es una voz destacada entre los países a favor de la caza de ballenas, su retirada podría inspirar a otros países como Corea del Sur o Rusia a seguir sus pasos.

Según la prohibición, la caza de ballenas para propósitos científicos —los biólogos que estudian la capacidad reproductora, los contenidos estomacales y los efectos de los cambios medioambientales, por ejemplo— se encuentra exenta. Japón lleva años siendo acusado de usar dicha exención como tapadera, ya que los balleneros suministran algunas partes de ballenas a los investigadores y venden el resto de la carne para consumo humano.

«Llevan mucho tiempo buscando excusas para reírse de la moratoria y de la voluntad de los ciudadanos internacionales», afirma Kitty Block, presidenta de Humane Society International.

Este verano, durante la reunión anual de la comisión, se rechazó la propuesta de Japón de permitir la caza comercial de ballenas en una votación.

«Invierten mucho dinero en el sector», explica Fuchs. «Parte del gobierno esperaba poder cambiar la opinión de algunos países en la reunión».

Tras la reunión, autoridades como Masaaki Taniai, viceministro de pesca, y Joji Morishita, el comisario de Japón en la CBI, afirmaron que considerarían retirarse de la comisión, una amenaza que Japón ya había hecho en el pasado.

Fuchs predijo que esta vez sería diferente. «Parecía que lo iban a hacer de verdad», afirmó antes de conocer la noticia.

Block está de acuerdo. «Cuando no se salen con la suya en estas reuniones internacionales, dicen que se irán, llevan amenazando con eso muchos años. Esta vez parece un poco más estridente».

Con su retirada de la comisión, Japón ya no podrá aprovecharse de la exención de la CBI de la caza de ballenas para propósitos científicos en aguas internacionales y, por lo tanto, tendría que poner fin a la caza de ballenas en alta mar. Eso se debe a que la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar exige a sus signatarios, entre ellos Japón, que trabajen con «las organizaciones internacionales pertinentes» en la conservación de los mamíferos marinos. Muchos expertos en derecho interpretan esto como una alusión a la CBI, aunque un país no forme parte de la CBI. La única ventaja que tiene la retirada para Japón será poder retomar la caza de ballenas en su propio territorio sin supervisión alguna.

Esto será positivo para las ballenas de la Antártida —donde Japón mató más de 300 en 2016, entre ellas más de 200 hembras embarazadas—, pero perjudicial para las especies en aguas japonesas.

Existe especial preocupación por la situación de las ballenas Minke, denominadas población J, que se distribuyen por la costa japonesa y son cazadas con frecuencia. Cazan ballenas Minke porque son relativamente abundantes, al no haber sido diezmadas durante el pico de la caza de ballenas, en la década de 1970.

Según Natalie Barefoot, profesora de derecho en la Universidad de Miami y experta en legislación de ballenas, si Japón se mostrara más abierto respecto a su intención de retomar la caza comercial de ballenas, podría simplificar las cosas en varios sentidos.

«Estamos dialogando mientras fingimos que están llevando acabo investigación científica», explica. «Si cambian su postura y dicen “bueno, esto es lo que estamos haciendo: es caza comercial de ballenas”, en cierto modo sería un alivio, porque podremos tener una conversación honesta sobre sus actividades en el océano».

Con su retirada de la comisión, Japón no sufrirá consecuencias formales, pero otros países podrían tomar cartas en el asunto e imponer sanciones; por ejemplo, negar acceso a que Japón pesque en sus aguas. También significa que Japón ya no formaría parte del diálogo internacional sobre la caza de ballenas.

«Conforme nos convertimos en una comunidad cada vez más global, es mejor tener a todos en la mesa, aunque no estemos de acuerdo, y seguir colaborando», afirma Barefoot. «Los problemas que tratamos son mundiales y necesitamos abordarlos juntos».

Según Kate Wilson, portavoz de la comisión, para que Japón se retirase a finales de junio de 2019, deberá enviar una notificación formal de retirada al Departamento de Estado de los Estados Unidos informando al secretario de la comisión el 1 de enero.

Un representante de la embajada estadounidense en Japón no se encontraba disponible para hacer comentarios.

El momento de esta última intimación de Japón de su retirada de la comisión podría no ser una coincidencia, según Fuchs. Ante la llegada de las fiestas, quizá esperen menos oposición.

Y añade que, con temas polémicos como la caza de ballenas en Japón, «es bastante habitual que se produzcan filtraciones no muy accidentales». Les permite «tantear el terreno un poco y ver cuál es la reacción antes de anunciarlo».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com con el titular de "Japón podría retomar la caza de ballenas". Fue actualizado el 26 de diciembre  cuando el gobierno japonés confirmó su retirada de la CBI.

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