Que no te engañen las redes sociales: los animales salvajes son mascotas terribles
Pese al atractivo de las mascotas exóticas, la realidad suele ser maloliente, difícil y, a veces, peligrosa.
¿Te gustaría tener un panda rojo como mascota? ¿O un perezoso? ¿Y un loris perezoso?
La demanda de mascotas salvajes está en alza, algo que en parte se debe a los vídeos que circulan por Internet mostrando lo adorables que son. En algunos casos, los dueños suben vídeos de animales salvajes en sus jaulas, mimándolos como si estuvieran domesticados.
Algunas de las razones por las que no se deberían tener criaturas salvajes como mascotas están, claro está, vinculadas al bienestar de los animales. No están domesticados, han evolucionado para vivir en sus ecosistemas naturales y no en hábitats humanos, y el mercado de mascotas exóticas es famoso por el trato cruel y la caza furtiva como fuente frecuente.
Pero existen razones mucho más inmediatas y, quizá, egoístas: estos animales, pese a ser peludos y adorables, no son buenas mascotas.
Pandas rojos
Los pandas rojos tienen un pelaje de color óxido, grandes orejas peludas y una tupida cola anillada. Pero, pese a su aspecto adorable, abrazarlos no es una opción apetecible: cuando los molestan, pueden segregar un olor penetrante por la glándula anal lo bastante acre para mantener a raya a los depredadores.
«No querrías animales salvajes como mascotas y, sobre todo, no querrías un panda rojo», cuenta Thane Maynard, director del Zoo y Jardín Botánico de Cincinnati. «Tienen garras felinas que destrozarían los muebles, y quizá a ti. Y marcan su territorio, como muchos mamíferos. En casa provocarían un desastre maloliente».
También pasan mucho tiempo en los árboles de bosques lluviosos a gran altitud en la región central de China, Nepal y el norte de Birmania, condiciones que son (obviamente) difíciles de reproducir.
Los animales están en peligro de extinción en toda su área de distribución y su comercialización es ilegal conforme al Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES).
Perezosos
Estos mamíferos lentos viven en selvas y manglares de Sudamérica y Centroamérica. Pasan gran parte de sus vidas en las copas de los árboles y solo bajan en torno a una vez por semana para defecar. Debido a su propensión a relajarse, se suele suponer que los perezosos son serenos, lo que no siempre es cierto.
Un perezoso que se siente amenazado puede usar sus afiladas garras (y dientes) para defenderse. Tampoco son especialmente sociables. Cuando no se aparean ni cuidan de sus crías, los perezosos llevan una vida solitaria.
«Los perezosos son animales frágiles. Que [los humanos] los toquen con regularidad puede causarles daños psicológicos graves», afirma Cassandra Koenen, directora global de mascotas exóticas de la organización sin ánimo de lucro World Animal Protection.
Los perezosos también son muy sensibles a los cambios de temperatura. Para que un perezoso preserve la salud, debe encontrarse en un entorno entre 26,6 y 29,4 grados Celsius con un 80 por ciento de humedad.
Petauros del azúcar
Los petauros del azúcar son una de las mascotas exóticas más populares, en parte porque la cría en cautividad ha hecho que sean fáciles de encontrar. Es legal poseer uno en Reino Unido, algunas partes de los Estados Unidos y Australia, pero los grupos de defensa de los derechos de los animales como People for the Ethical Treatment of Animals siguen exigiendo una prohibición internacional.
Los animales, autóctonos de Australia y las islas cercanas, son muy sociables y viven en grandes grupos familiares. Estos animales pueden planear de un árbol a otro extendiendo un pliegue de piel que se extiende entre sus patas traseras y delanteras, pero poseen garras afiladas que los ayudan a trepar.
Aunque estas uñas miden menos de 2,5 centímetros, pueden hacer que un animal se sienta incómodo o que resulte doloroso que los humanos los manipulen sin guantes. A veces, la gente les recorta las garras, pero este procedimiento resulta complicado: un pequeño error de cálculo puede costarles la punta de un dedo.
Los animales también son nocturnos y emiten vocalizaciones fuertes. Y con solo 15 centímetros de alto, pueden desaparecer o escaparse fácilmente.
Zorros del desierto
El zorro del desierto, que habita desiertos del norte de África y Oriente Medio, es el zorro más pequeño del mundo con un peso medio de solo 900 gramos. Sus cuerpos están cubiertos de una densa capa de pelaje color crema que desvía la luz solar durante el día y los mantiene calientes por la noche.
Los zorros del desierto son hábiles excavadores y viven en madrigueras subterráneas que comparten con otros zorros. Con sus patas a modo de palas, los zorros pueden excavar túneles de hasta diez metros de longitud. Cuando están encerrados, estos zorros ponen en marcha sus aptitudes de excavación agujereando alfombras y rayando suelos. Es más, su orina huele como la sustancia que emiten las mofetas y pueden segregar un olor detestable por la glándula anal si se sienten amenazados.
Pese a décadas de cría en cautividad, todavía no están domesticados y es difícil entrenarlos. Por lo tanto, son propensos a huir o a causar desastres repugnantes.
Loris perezosos
Los loris perezosos son primates nocturnos que habitan selvas tropicales del Sudeste Asiático. A principios de siglo, los vídeos de loris perezosos a los que les hacían cosquillas o que comían bolas de arroz tomaron Internet y provocaron un aumento de la demanda de loris como mascotas.
Lo que mucha gente no sabe es que los loris perezosos son el único primate venenoso del planeta.
Sí, es cierto: los loris perezosos tienen glándulas venenosas ubicadas en el centro del codo. Cuando se sienten amenazados, se lamen las glándulas para cubrirse los afilados dientes con la sustancia. Aunque las reacciones a este veneno suelen ser leves, pueden ser potencialmente mortales para personas con propensión a la anafilaxis.
En un estudio de 2016, un equipo de investigadores de la Universidad Oxford Brookes examinó 100 vídeos de loris cautivos como mascotas y, en todos ellos, el animal parecía estar estresado, enfermo o expuesto a condiciones poco naturales.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza clasifica las nueve especies de loris perezosos como vulnerables, en peligro de extinción o en peligro crítico de extinción y, en general, su posesión es ilegal. Cada año, los cazadores furtivos capturan miles de loris perezosos en la naturaleza, muchos de los cuales se venden de contrabando en el mayor mercado de estos animales: Japón.
Capibaras
Los capibaras son los roedores más grandes del mundo, con pesos de hasta 45 kilos y unos dientes gruesos parecidos a los de los castores que pueden partir palos con facilidad. Estos animales semiacuáticos, que habitan en Sudamérica, tienen la reputación de ser «tranquilos», una idea originada en fotos virales de animales como aves, monos e incluso cabras sentadas encima de capibaras aparentemente indiferentes.
Pero cuidar de estos animales no es una tarea tranquila. Al igual que sus parientes, los conejillos de Indias, son sociables y necesitan vivir entre los de su especie para ser felices. Los capibaras viven en manadas de 10 a 20 individuos y se ciñen a una jerarquía social estricta. Y, aunque no suelen morder a los humanos, pueden hacerlo, y sus enormes dientes pueden provocar heridas graves.
Además, son hábiles escapistas. En 1995, cinco capibaras huyeron de un centro para animales salvajes cerca de Gainesville, Florida. Consiguieron evadir a las autoridades y, como resultado, decenas de sus descendientes pueblan ese paisaje actualmente.
Tigres
Es legal poseer un tigre en Reino Unido y en varios estados de Estados Unidos. Pero no es una buena idea.
«Hay muchas razones por las que la gente no debería tener grandes felinos», afirma Maynard. «Por ejemplo, son mucho más peligrosos que otras mascotas exóticas. Un panda rojo puede arañarte. Un tigre puede matarte directamente».
Durante el último siglo, los tigres han matado a más personas que ningún otro mamífero en ataques directos. Al menos cinco personas han resultado heridas mortalmente por tigres cautivos desde 2007.
Maynard explica que la gente suele comprar tigres cuando son cachorros e intentan vendérselos a los zoos cuando son demasiado grandes. Con seis meses, la mayoría de los cachorros de tigre ya pesan más de 45 kilos. Los tigres de Sumatra, la subespecie más pequeña, puede alcanzar 120 kilos, mientras que los tigres siberianos pueden alcanzar el triple de peso.
Sin embargo, actualmente hay más tigres viviendo en cautividad en Estados Unidos de los que existen en estado salvaje (donde están en peligro de extinción, con una población total inferior a 4.000 ejemplares).
Lémures
Con ojos expresivos y pelaje aterciopelado, es comprensible por qué tanta gente cree que los lémures son adorables. Existen más de cien especies diferentes de lémures que viven en Madagascar y sus islas vecinas, pero la especie con la que la gente está más familiarizada es el lémur de cola anillada, la especie más popular entre los dueños de mascotas exóticas.
«Los lémures son mascotas terribles», afirma Cathy Williams, conservadora del Duke Lemur Center. «Cuando una cría de lémur crece, ya no es tan tierna. De hecho, pueden ser bastante peligrosos».
Cuando los lémures alcanzan la madurez sexual, normalmente entre los dos y los tres años, empiezan a exhibir conductas agresivas, como persecuciones y mordiscos.
Según Williams, los lémures poseen caninos pequeños pero afiladísimos que pueden perforar con facilidad la carne humana. «[El Duke Lemur Center] recibe un montón de llamadas de gente que dice que la adorable cría de lémur que compraron por Internet se ha vuelto agresiva y ya no la quieren».
Tampoco se los puede entrenar para que defequen en un lugar asignado y el contacto con sus heces puede exponer a los humanos a un amplio abanico de patógenos, como los asociados a la anquilostomiasis, la tricuriasis, la giardiasis y la salmonelosis. También marcan su territorio mediante secreciones glandulares que Williams describe como «penetrantes».
Perritos de las praderas
Estos roedores sociables poseen muchas calidades entrañables. Tienen un pelaje de color anacardo y abrazan o besan a otros miembros de sus grupos familiares. En estado salvaje, los perritos de las praderas viven en grandes colonias que pueden abarcar decenas de hectáreas y contener más de dos docenas de grupos familiares.
Por lo tanto, requieren mucha atención y la compañía de otros perritos de las praderas. Según el Ness Exotic Wellness Center, una consulta veterinaria en Illinois especializada en animales exóticos, pueden volverse agresivos si están desatendidos.
Es difícil reproducir su hábitat subterráneo en un entorno doméstico. Los dueños suelen mantenerlos en jaulas de alambre, lo que les provoca estrés y no les permite excavar. Aunque es legal poseer un perrito de las praderas en gran parte del mundo occidental, es sin duda poco práctico e injusto para los animales.
Nutrias enanas
Estos carnívoros de color apagado, distribuidas por todo el Sudeste Asiático, son muy carismáticos. Son muy sociables y viven en grandes grupos familiares. Durante las dos últimas décadas, la demanda de nutrias enanas vivas (y especies relacionadas) ha aumentado drásticamente. En Japón, donde predominan los dueños de nutrias, pueden verse nutrias mascotas en cafeterías, en televisión y en las casas de influencers en redes sociales.
Además, no quieres enfrentarte a una nutria. Nicole Dupaix, que dirige el grupo de especialistas en nutrias de la UICN, contó hace poco a National Geographic que las nutrias cautivas son destructivas y pueden mostrarse agresivas si no consiguen lo que quieren.
El grupo de especialistas en nutrias de la UICN advierte a los guardas de zoológicos de que «hasta las nutrias pequeñas pueden atravesar las botas y guantes de goma de un mordisco». Por otra parte, marcan su territorio depositando orina, heces y secreciones grasas de sus glándulas anales. En otras palabras, no serían buenas mascotas.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.