Fotografían en una isla remota lobos marinos y un pingüino de un insólito color claro

Un pingüino rey y varios lobos marinos avistados en la isla de Georgia del Sur presentan mutaciones que afectan a la elaboración de pigmentos.

Por Douglas Main
Publicado 26 abr 2019, 15:03 CEST
Un pingüino rey
Un pingüino rey de un color insólito destaca en una fotografía sacada en la bahía de San Andrés, en la isla de Georgia del Sur, en marzo de 2019.
Fotografía de Jeff Mauritzen

La remota isla de Georgia del Sur, a unos 1.900 kilómetros al este de la punta meridional de Sudamérica, es el hogar estacional de unos cuantos humanos y de miles de lobos marinos, pingüinos y otras criaturas.

En una reciente expedición de National Geographic a la isla, el fotógrafo Jeff Mauritzen descubrió algunos animales que destacaban: un pingüino rey y lobos marinos con mutaciones genéticas raras y diferentes que les dan un aspecto pálido.

Según Mauritzen, este asombroso pingüino apareció una mañana lluviosa y, por suerte, despejó durante diez minutos, tiempo suficiente para sacar unas cuantas fotos.

Al igual que otras aves, los pingüinos rey pueden sufrir varias mutaciones que afectan a la forma en que sus cuerpos elaboran pigmentos. La más extrema, el albinismo, provoca una falta total de pigmentación, cuerpos completamente blancos y problemas de vista.

Criaturas extrañas

Pero la mayoría de las mutaciones son menos extremas. En este caso, el pingüino tiene una anomalía «marrón». Hein van Grouw, ornitólogo del Museo de Historia Natural de Tring, Inglaterra, explica que la provoca una mutación en un gen recesivo implicado en la producción de eumelanina, el pigmento responsable de los colores negro, gris y marrón en plumas.

La mutación provoca una oxidación incompleta del pigmento y aumenta su sensibilidad a la luz solar, que blanquea las plumas poco a poco hasta que adoptan un tono blanco sucio.

También explica por qué los otros colores del pingüino rey son igualmente vivos. «También puede observarse que las plumas amarillas no se han visto afectadas, ya que este color no se deriva de la melanina, sino de los carotenoides, que no se ven afectados por la mutación marrón», afirma Júlia Finger, bióloga de la Universidad del valle de Sinos, en Brasil.

El marrón es una de las mutaciones de color más habituales en pingüinos y se ha documentado en varias especies, como los papúa, los magallánicos y los de Adelia. Con todo, sigue siendo rara.

Esta mutación afecta al gen TYRP1, que está en el cromosoma Z, equivalente al cromosoma X humano. Por lo tanto, los machos pueden ser portadores sin exhibir la mutación, según explica van Grouw. «Sin embargo, la mitad de sus hijas serán marrones, pero la mitad de sus hijos serán portadores (silentes)», explica por email.

Lobo marino
Una cría de lobo marino de color pálido en una playa de la bahía Ballena Franca, en la isla de Georgia del Sur. Es probable que este lobo marino tenga leucismo, una particularidad genética que afecta a la capacidad del cuerpo para fabricar pigmentos como melanina.
Fotografía de Jeff Mauritzen

Lobos marinos pálidos

Por su parte, es muy probable que los dos lobos marinos tengan una particularidad genética llamada leucismo. Con leucismo, el cuerpo no produce suficiente melanina y, en ocasiones, otros pigmentos.

Aunque es extremadamente común en lobos marinos fuera de Georgia del Sur, no es tan extraño en la isla, ya que tiene una prevalencia de entre uno entre 400 y uno entre 1500, según un estudio de 2005 de la revista Polar Biology.

Es probable que esto se deba a que los mamíferos marinos fueron cazados a gran escala hasta principios del siglo XX. Desde entonces, sus poblaciones se han recuperado mucho, pero es probable que un individuo leucista (o más de uno) que sobrevivió en Georgia del Sur contribuyera a la prevalencia de este rasgo, un fenómeno denominado efecto fundador.

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    Probabilidades de supervivencia

    Los investigadores sostienen que, normalmente, estas mutaciones de color no tienen un impacto cuantificable en la supervivencia ni la conducta.

    De hecho, según Mauritzen, el pingüino y los lobos marinos que fotografió no parecían actuar de manera inusual ni parecía que los demás los trataran de forma diferente.

    «En mi opinión, la mayor parte de las mutaciones de color no afectan a la tasa de supervivencia y muchos individuos con colores anómalos viven mucho tiempo en estado salvaje y se aparean con parejas de color normal y producen crías», afirma van Grouw.

    Finger está de acuerdo, aunque añade que si las mutaciones de color afectan a las capacidades de mimetismo de los animales —muy útiles para capturar presas o no ser capturados—, entonces descienden las probabilidades de supervivencia.

    «Sin embargo, he observado que la mayor parte de las aves pueden vivir con sus mutaciones de color y sus compañeras las aceptan», afirma.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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