Las cabras pueden percibir las emociones en los balidos de otras cabras
Una nueva investigación demuestra que las cabras pueden escuchar cambios emocionales sutiles en los balidos de otras cabras.
La percepción del mundo que tienen los animales sigue siendo un misterio en muchos sentidos.
Esto también incluye a animales inteligentes y sociales como las cabras, cuyo carisma ha inspirado todo un subgénero de YouTube: decenas de vídeos con momentos graciosos y adorables que han acumulado millones de reproducciones. Los santuarios como Goats of Anarchy, que cuidan cabras abandonadas, tienen cientos de miles de fieles seguidores en Instagram.
Puede resultar tentador antropomorfizar a estos animales expresivos y gregarios. Pero, en realidad, aún sabemos muy poco sobre qué —y cómo— sienten los animales no humanos. Sin embargo, poco a poco estamos abriendo la ventana a la cognición animal.
Un nuevo estudio publicado en Frontiers of Zoology el 10 de julio de 2019 ha confirmado que las cabras pueden distinguir la felicidad o el desagrado de otras cabras escuchando sus balidos. En otras palabras, pueden saber cómo se sienten. Este hallazgo tiene posibles repercusiones en el tratamiento de cabras cautivas, ya estén destinadas a dar carne, leche, lana o a hacer compañía.
Según Luigi Baciadonna, autor principal, el estudio demuestra al nivel más básico que «son conscientes del entorno en el que viven». Se suman a caballos, primates, ovejas y otros animales no humanos capaces de percibir los sentimientos de sus compañeros.
Los investigadores que participaron en el estudio habían concluido que las cabras pueden expresar emociones con sus balidos. A continuación, un equipo más grande decidió explorar si las cabras pueden detectarlas en otras cabras. «Si no se estudia el efecto de las emociones en otras, pasaremos por alto un importante aspecto social», afirma Luigi Baciadonna, investigador posdoctoral adjunto en la Universidad Queen Mary de Londres.
El grupo trabajó con 24 cabras del Buttercups Sanctuary for Goats en Kent, Inglaterra, que rescata a cabras abandonadas o maltratadas en la región sudeste del país.
Una prueba de audición
Los investigadores registraron los balidos que emitía cada cabra cuando expresaba felicidad —cuando les daban comida— y cuando expresaban una ligera frustración —cuando se las aislaba del rebaño durante cinco minutos o al observar a otras cabras comiendo sin poder alcanzar la comida—.
A continuación, reprodujeron esos balidos a cabras diferentes a las que les habían colocado monitores cardíacos. Descubrieron que las cabras prestan más atención cuando los sentimientos de los balidos cambian, es decir, que pueden detectar una diferencia. Escuchar balidos felices estaba correlacionado con una mayor variación de los espacios entre los latidos, una señal de bienestar positivo en mamíferos.
Baciadonna explica que los investigadores no sometieron a las cabras «frustradas» a situaciones particularmente estresantes, de forma que sus balidos distan de ser gritos de angustia. Para el oído humano, suenan prácticamente igual que los balidos felices. Con todo, las cabras prestan más atención a los sonidos negativos que a los positivos.
Según Baciadonna, es lógico. «Debes estar más atento a los [posibles] peligros que si estuvieras en una fiesta comiendo con amigos».
A Kristina Horback, profesora adjunta del Departamento de Ciencias Animales de la Universidad de California, Davis, no le sorprenden los hallazgos. «Tiene sentido desde el punto de vista evolutivo», afirma por correo electrónico. Indica que resulta ventajoso que todos los animales, incluidos los humanos, podamos contar con las señales de otros «que nos comuniquen que hay algo en el entorno» —ya sea bueno o malo— «que pueda influir en su supervivencia».
¿Qué significa para las cabras?
La clave, según Baciadonna, es intentar determinar si las emociones son contagiosas. Por ejemplo, cuando una cabra reconoce que otra cabra está alterada, ¿empieza la primera cabra a sentir estrés?
Si la respuesta es afirmativa, se pregunta qué haría la gente que cuida y cría cabras con esta información. «Si tratamos mal a los animales, esto podría tener consecuencias que se extenderían a un grupo de animales» al dar pie a un balido de estrés, explica. «De nosotros depende utilizar esa información de forma positiva o negativa».
Baciadonna espera que el estudio ayude a esclarecer la complejidad de las cabras y suponga una base para futuras investigaciones sobre cómo se comunican y las relaciones que establecen entre sí. «No es insólito que veamos a las mismas cabras juntas durante el resto de su vida», afirma.
Empatía y animales
También está la cuestión de la empatía, la capacidad de no solo sentir, sino de comprender las emociones de los demás. Se han llevado a cabo estudios enteros sobre lo difícil que es evaluar la empatía en animales no humanos. Algunos estudios han demostrado que muchos animales, como las ratas, los pollos o los perros, parecen mostrar señales de empatía. Pero otros estudios cuestionan si estos animales experimentan empatía tal y como nosotros lo hacemos.
A Leanne Lauricella, fundadora de Goats of Anarchy, un santuario para cabras con necesidades especiales de Nueva Jersey, no le sorprendería que futuros estudios demuestren que las cabras pueden sentir las emociones de otras cabras. Tiene infinitas historias sobre las complejas relaciones que han establecido las cabras que rescata.
«Se apoyan las unas a las otras. Las parejas o grupos que han establecido vínculos comen, juegan y toman el sol juntos», cuenta. «Cuando una de nuestras cabritillas gemelas perdió a su hermana, otra cabra se tumbó junto a ella, la mimó y la consoló».
«A veces subestimamos las capacidades de las cabras», afirma Baciadonna.