Los murciélagos regurgitan el néctar para alimentar a sus crías
Muchos animales han desarrollado formas inusuales de alimentar a sus crías, a veces sacrificando sus propias vidas.
Cualquier madre humana puede dar fe de que mantener a un bebé feliz y bien alimentado puede ser una tarea hercúlea. Por eso algunas madres animales han desarrollado estrategias muy creativas y, a veces, sorprendentes.
Por ejemplo, todos los mamíferos producen leche para alimentar a sus crías, pero algunas especies también les dan de comer de su propio plato, por así decirlo.
Por ejemplo, el murciélago siricotero de Pallas (Glossophaga soricina), un murciélago de América Central y del Sur, se alimenta del néctar de las flores, como un colibrí. Estas madres, según se informó en un estudio científico reciente, alimentan a sus crías con leche y con néctar regurgitado. Las crías de murciélago lamen las bocas de sus madres y sus madres los complacen vomitando el dulce alimento. Es la primera prueba de la alimentación boca a boca en murciélagos que consumen néctar.
Andreas Rose, coautor y ecólogo de la Universidad de Ulm, en Alemania, afirma que este hallazgo plantea algunas incógnitas intrigantes.
«¿Requiere menos energía alimentar directamente con néctar a sus crías que producir leche?», pregunta Rose por email.
También es posible que la conducta posea ventajas no nutricionales para las crías de murciélago, como transferir la flora intestinal o ayudarlas a aprender los procesos sociales de la alimentación.
Además de los murciélagos, hay otros animales —como peces, reptiles e invertebrados— hacen que los alimentos infantiles de los mamíferos parezcan vulgares. Estos son algunos ejemplos de la insólita comida para bebés del reino animal:
Los peces que dan moco a sus crías
En la mayoría de los peces, los deberes parentales terminan cuando las crías eclosionan. Pero un grupo de cíclidos autóctonos del río Amazonas, denominados peces disco, actúan más como madres mamíferas y cuidan de su descendencia.
Tanto la madre como el padre alimentan a sus crías con una sustancia mucosa que segregan por todo el cuerpo. Esta conducta puede durar un mes, hasta que los pececillos son lo bastante mayores como para buscar comida por sí solos.
Es más, el contenido nutricional e inmunológico de la mucosidad cambia a medida que las crías se desarrollan, como la leche de los mamíferos.
Las serpientes que consumen sapos tóxicos
La serpiente tigre de dorso quillado (Rhabdophis tigrinus) adquiere toxicidad consumiendo sapos y almacenando sus compuestos defensivos en estructuras especializadas del cuello. Las madres transmiten estas toxinas a sus crías por el huevo, lo que proporciona químicamente una defensa a sus crías antes de que eclosionen.
Cuando están embarazadas, las serpientes hembra parecen buscar deliberadamente presas venenosas. Los sapos venenosos son más escasos que sus presas cotidianas, de forma que buscarlos supone un alto coste energético. Pero estas madres se esfuerzan para que sus crías sean venenosas desde el primer día de vida.
Las arañas que dan «leche» a sus crías
Las madres de una especie de araña saltadora autóctona de Japón (Toxeus magnus) alimentan a sus crías con una sustancia similar a la leche durante semanas antes de que eclosionen.
Las arañitas beben esta leche —que contiene casi el cuádruple de proteínas que la leche de vaca— de la superficie del nido y directamente del cuerpo de la madre.
Las madres araña siguen cuidando y alimentando a sus crías durante más de un mes, hasta que las arañitas son casi maduras.
Las cecilias que alimentan a sus crías con su propia piel
Las crías de unas cuantas especies de anfibios con aspecto de gusano, las cecilias, se alimentan de la piel grasa de la espalda de su madre. Tras poner los huevos, las madres cecilias desarrollan una capa externa de piel rica en grasa. Las crías, que nacen con dientes especializados, raspan esta capa y se la comen.
Un equipo de investigadores determinó que, durante la semana posterior a la eclosión, las madres cecilias pierden casi una séptima parte de su peso corporal para alimentar a sus crías.
El sacrificio materno definitivo
En algunas especies de insectos y arácnidos, las madres mueren literalmente por sus hijos, algo denominado matrifagia. Permitir que tus crías se alimenten de tu cuerpo lleno de nutrientes les da más probabilidades de sobrevivir.
La araña aterciopelada Stegodyphus lineatus alimenta a sus crías regurgitando comida líquida durante dos semanas. Después, sus bebés la matan y se la comen.
Un estudio determinó que, tras poner los huevos, las hembras empiezan a digerir sus propios cuerpos. Justo antes de que sus crías las devoren, gran parte del abdomen de la hembra se licua.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.