CITES restringe la captura de elefantes africanos silvestres para venderlos a zoos

Las partes del tratado han aprobado una prohibición casi total de la captura y el envío de elefantes a zoos lejos de sus áreas de distribución.

Por Dina Fine Maron
Publicado 29 ago 2019, 13:17 CEST
Cría de elefante
Para abordar lo que considera un problema de superpoblación de elefantes y ganar algo de dinero, Zimbabue ha vendido crías de elefantes a China en los últimos años.
Fotografía de Beverly Jourbert, Nat Geo Image Collection

El martes, en la XVIII reunión trienal del tratado internacional sobre el comercio de especies silvestres, los países aprobaron una propuesta que limita la exportación de elefantes africanos silvestres. Los elefantes de Botsuana, Zimbabue, Namibia y Sudáfrica solo podrán exportarse a países africanos donde viven o han vivido estos animales. Hay una excepción: podría permitirse la exportación si un país puede demostrar que el traslado de un elefante resulta beneficioso para su conservación.

La propuesta ha sido uno de los temas más polémicos de la cumbre de dos semanas de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES), en el que 182 países y la Unión Europea se reunieron para debatir las regulaciones comerciales.

Los grupos defensores del bienestar animal y muchas organizaciones de conservación alabaron la decisión, aunque algunos países del África meridional objetaron y Estados Unidos y una asociación de zoos europea manifestaron sus reservas.

«La prohibición de la sustracción de crías de elefante de sus familias para meterlas en zoos supone una gran victoria para el bienestar animal», afirma Frank Pope consejero delegado de Save the Elephants, una organización sin ánimo de lucro con sede en Nairobi. Otras organizaciones de conservación y bienestar animal se han hecho eco de estas opiniones.

La captura y la venta de elefantes vivos se ha criticado cada vez más conforme los científicos aprendían las complejidades del comportamiento y el intelecto de los elefantes. Los elefantes suelen negarse a abandonar a sus enfermos o a sus moribundos. Son criaturas inteligentes y sociales que establecen vínculos familiares de por vida. En los últimos años, se han ido acumulando pruebas de que utilizan herramientas, colaboran para lograr metas comunes, lloran a sus muertos y son capaces de mostrar empatía. En determinadas épocas del año, los elefantes africanos de sabana muestran un comportamiento muy gregario, con congregaciones de cientos de animales.

Con este conjunto de datos, muchos científicos y grupos de defensa de los animales encuentran muy perturbador que los elefantes silvestres, sobre todo las crías, sean separados de sus familias para su venta a zoos.

«Como nosotros, los elefantes sienten alegría al reunirse con su familia y dolor cuando los separan de forma brutal. Como nosotros, necesitan amigos y un espacio para florecer. El daño físico y psicológico que provoca a los elefantes la captura traumática y el empobrecimiento de sus vidas en cautividad está ampliamente documentado», afirma Joyce Poole, experta en conducta animal y exploradora de National Geographic. Los elefantes jóvenes son especialmente vulnerables. La separación de su familia puede provocar traumas psicológicos, lo que provoca trastornos como depresión, ansiedad, agresividad y, a veces, muerte prematura.

Unos cuantos países del África meridional —sobre todo Zimbabue, cuya población de elefantes se estima en 82 000 ejemplares, y Botsuana, con unos 130 000— sostienen que se enfrentan a dos problemas que exigen esas ventas: mantener a estos animales salvajes lejos de los humanos y de sus tierras, donde pueden destrozar cultivos y matar gente, y compensar los costes de la conservación aprovechándose de la fauna silvestre del país.

Estos países argumentan que una solución es vender elefantes a zoos de todo el mundo. Zimbabue, por ejemplo, se ha habituado a vender crías a China, y Esuatini (antes Suazilandia) envió 17 elefantes a zoos estadounidenses en 2016 sosteniendo que, de lo contrario, habrían sido sacrificados.

Elefantes africanos
Los elefantes africanos silvestres se venden a zoos de todo el mundo. El 27 de agosto, una mayoría de los 183 miembros del tratado internacional que regula el comercio internacional de especies silvestres concluyó que continuar con esta práctica es inaceptable. Muchos expertos en elefantes condenan la separación de estos animales inteligentes, sensibles y sociales de sus manadas.
Fotografía de Bob Smith, Nat Geo Image Collection

El envío de elefantes silvestres jóvenes procedentes de África es un fenómeno relativamente nuevo. Antes de mediados de los 90, solía capturarse a las crías en el marco de operaciones de sacrificio de adultos, según documentación presentada a CITES.

Por ejemplo, los zoos chinos han importado más de cien elefantes jóvenes de Zimbabue desde 2012, según la Humane Society International. Ese grupo y otros defensores del bienestar animal han condenado estas importaciones. Las autoridades de Zimbabue sostienen que debería permitirse que su país gestione sus especies silvestres como prefiera.

«Circunstancias excepcionales»

Durante el debate, la UE sugirió que se incluyera una enmienda a la propuesta para permitir la exportación de elefantes fuera de los estados de su área de distribución en «circunstancias excepcionales». Esto exigiría demostrar que el traslado de dichos elefantes aporta beneficios de conservación para la especie. Para que se conceda la aprobación, se deberán demostrar dichos beneficios ante los grupos de expertos en elefantes de CITES y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), que determina el estado de conservación de las especies.

Los Estados Unidos votaron en contra de la propuesta enmendada. Barbara Wainman, portavoz de la delegación estadounidense de CITES, contó a National Geographic que Estados Unidos rechaza cualquier limitación de los destinos a los que pueden enviarse elefantes basada en la geografía y no en «la sostenibilidad de una instalación equipada para albergar y cuidar de los elefantes».

Wainman declaró que la posición de Estados Unidos es que una provisión distinta del tratado exponga de manera adecuada los criterios científicos sobre dónde enviar a los elefantes. Afirmó que no se necesitan más provisiones para definir qué destinos son «adecuados y aceptables».

Por su parte, la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA, por sus siglas en inglés) declaró en un comunicado: «La EAZA celebra el resultado de la votación, que impedirá la importación de elefantes silvestres para mantenerlos en cautividad en destinos inadecuados». Pero EAZA expresó su preocupación por que las nuevas restricciones socaven el marco regulatorio de CITES tratando a los elefantes de una categoría con protecciones menos estrictas frente al comercio internacional (como los de Botsuana y Zimbabue) como equivalentes a los elefantes con el máximo nivel de protección.

No está claro si esta decisión afectará a la capacidad de los zoos estadounidenses para importar elefantes. Dan Ashe, presidente y consejero delegado de la Asociación de Zoos y Acuarios estadounidense, que acredita 236 centros en el país, afirma que albergar elefantes en zoos apoya la conservación de estos animales más allá de los fondos que aportan los zoos a su conservación en la naturaleza. «¿Beneficia a los elefantes tener un público consciente de lo que les ocurre?», pregunta. «Es absolutamente esencial para la conservación de las especies silvestres que la gente establezca un vínculo emocional y sienta empatía por los animales». Según Ashe, verlos en zoológicos bien gestionados crea ese vínculo y esa comprensión de su situación en la naturaleza.

Los elefantes son una atracción para el público que visita el zoo, pero el grupo de especialistas en elefantes africanos de la UICN ha expresado su preocupación por «el poco éxito reproductivo y la baja esperanza de vida de los elefantes africanos cautivos». Por consiguiente, a veces los zoos miran al extranjero para añadir elefantes a sus instalaciones.

«Enviar a un elefante silvestre a un zoo no cumple el requisito» de ser beneficioso para la conservación, indica Colman Criodain, director de políticas prácticas de especies silvestres del World Wildlife Fund. El grupo de especialistas en elefantes africanos de la UICN opina lo mismo. Según Criodain, la clave es cómo demuestran los zoos dicho beneficio.

El grupo de especialistas en elefantes africanos de la UICN también sostiene que no cree que exista ningún beneficio para la conservación de los elefantes africanos silvestres en cautividad y «no apoya la retirada de elefantes africanos silvestres para ningún uso en cautividad». Esto parece dar a entender que la UICN pondrá el listón muy alto a la hora de determinar qué son «circunstancias excepcionales».

Mark Jones, director de política de la Born Free Foundation, una organización con sede en Reino Unido que se opone a la captura de animales salvajes, declara sobre la votación: «Quizá este resultado no sea perfecto ni hermético, pero se trata de un resultado que establece un precedente sólido y con el que avanzamos mucho más hacia poner fin de manera permanente a la captura de elefantes silvestres para instalaciones de cautividad».

Además, indica que resulta preocupante que la nueva decisión solo se aplique a los elefantes que carezcan de las protecciones comerciales más estrictas de CITES. Los países con poblaciones de elefantes que se encuentran en grave peligro de extinción —como Esuatini, que envió 17 elefantes a tres zoos estadounidenses en 2016— no estarían cubiertos y es posible que aún puedan presentar casos a favor de exportar elefantes.

Cuando presentó la propuesta enmendada, la Unión Europea declaró que no ha importado ningún animal vivo en la última década ni tiene intención de hacerlo en el futuro. Durante el debate, ni Estados Unidos ni China indicaron sus intenciones futuras.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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