Se aprueba la polémica importación de un león cazado como trofeo a Estados Unidos
Los defensores de los animales cuestionan que esta acción aporte un beneficio a la conservación de los leones, un requisito impuesto por la legislación estadounidense.
Un cazador de trofeos de Florida ha obtenido permiso para importar el que posiblemente sea el primer trofeo de león de Tanzania desde enero de 2016, según el Centro de Diversidad Biológica, una organización sin ánimo de lucro defensora de las especies en peligro de extinción con sede en Arizona.
Dicho año, la Ley de Especies en peligro de extinción de Estados Unidos clasificó como amenazadas dos subespecies de leones africanos. Esto significa que solo pueden cazarse leones como trofeos si se demuestra que las cacerías fomentan la supervivencia de la especie en estado silvestre.
En mayo, el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre estadounidense —la agencia que supervisa la importación de trofeos de caza— aprobó la solicitud del cazador para importar la piel, el cráneo, las garras y los dientes de un león asesinado en la reserva de caza de Lukwati Norte, una concesión de caza arrendada al gobierno y dirigida por McCallum Safaris, un operador de safaris tanzano. Eso dicen los documentos obtenidos con una solicitud conforme a la Ley de Libertad de Información (FOIA, por sus siglas en inglés) presentada por Tanya Sanerib, directora legal internacional del Centro para la Diversidad Biológica.
El cazador solicitó en un principio importar un trofeo de león de Tanzania en noviembre de 2016 (National Geographic no ha podido confirmar la identidad del cazador). No se sabe cuándo mató al león exactamente. Tampoco se sabe si el trofeo ha sido importado o no. El permiso para hacerlo, emitido por el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre, caduca en mayo de 2020, un año después de su emisión.
Los leones africanos han desaparecido en el 94 por ciento de su área biogeográfica histórica y sus poblaciones se han reducido a la mitad, a menos de 25 000, desde principios de los 90, según la ONG Wildlife Conservation Network. Las causas principales del descenso son las matanzas vengativas de leones que atacan a aldeanos y el agotamiento de sus presas. Tanzania alberga el 40 por ciento de los leones africanos.
A Sanerib, que describe el país como un «bastión» para los leones, le preocupa que la decisión del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre pueda ser indicativa de que el gobierno de Trump «abrirá las compuertas» a futuras importaciones de trofeos de leones de Tanzania y de otras especies, como elefantes. La noticia de la aprobación de la importación de un león llega tras la decisión de la semana pasada de permitir que un cazador estadounidense importase un trofeo de rinoceronte negro asesinado el año pasado en Namibia.
Según Laury Marshall Parramore, portavoz del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre, «la caza legal y bien regulada en el marco de un programa de gestión racional puede beneficiar la conservación de determinadas especies aportando incentivos a las comunidades locales para conservar a la especie e invirtiendo esos ingresos necesarios en la conservación».
Sanerib afirma que le preocupa la falta de detalles de la decisión del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre, en la que determina que esta caza fomenta la conservación de leones en Tanzania. Alega que el servicio no actuó con la cautela debida a la hora de aprobar el permiso de importación. En su solicitud FOIA, dice haber obtenido emails en los que el servicio hizo preguntas generales a las autoridades gubernamentales de Tanzania, por ejemplo, si estaban supervisando la caza de trofeos.
«Creo que no son las preguntas básicas que el gobierno debería hacer antes de aprobar este tipo de prácticas. Deberíamos llegar al fondo de la cuestión, obtener todos los detalles para asegurarnos que estos programas fomentan la supervivencia de las especies».
«A nivel organizativo, nos oponemos a la caza de trofeos. No creemos que se deba matar a especies en peligro de extinción o amenazadas», afirma Sanerib. «Pero si va a hacerse, si va a pasar, el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre debe seguir la ley y deben garantizar —y esto está en sus propios requisitos normativos— que este programa cuente con todas las garantías necesarias para cerciorarse de que será sostenible para la población de leones».
El Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre no ha respondido a la petición de información específica sobre cómo beneficia esta caza a los leones de Tanzania ni a la pregunta de cómo reaccionan ante la inquietud de Sanerib.
Según Sanerib, la decisión sobre el trofeo es particularmente preocupante por el historial de mala gestión de la caza de trofeos de Tanzania. En 2017, Hamisi Kigwangalla, ministro de Recursos Naturales y Turismo de Tanzania, revocó los permisos de arrendamiento de la concesión de caza que se habían emitido a las empresas por una tarifa fija baja y aludió a la necesidad de una mayor transparencia en el proceso. A continuación, el gobierno empezó a subastar arrendamientos de concesiones. Según el biólogo Craig Packer, que ha estudiado los leones de Tanzania desde finales de los 70, solo se subastaron las concesiones no deseadas, una medida que describe como un esfuerzo «desganado» de reforma.
Kigwangalla no ha respondido a nuestra petición de declaraciones al respecto.
En 2015, se prohibió a Packer la entrada al país tras haber descrito la industria de caza de trofeos del país como corrupta. Se supone que los cazadores de trofeos solo deben atacar a leones macho mayores, considerados menos cruciales para la reproducción, pero Packer afirma que Tanzania no controla ni supervisa el sector para cerciorarse de que ocurra así. Según Packer, conforme la popularidad de la caza de trofeos disminuía, los operadores de las concesiones empezaron a cobrar a los cazadores tarifas tan bajas que era imposible que proporcionaran ingresos suficientes para mantener las carreteras, contratar guardias e impedir la cría ilegal o el pasto en las reservas de caza.
Packer afirma que si esta importación específica es positiva o negativa depende de si se demuestra que la caza ha beneficiado la conservación. Si Estados Unidos recompensa a operadores de caza responsables, incentivará a otros a seguir su ejemplo. «Siempre y cuando los cazadores de trofeos demuestren que ejercen una influencia positiva, bien por ellos», dice. «Sería fantástico que el sistema estuviera imponiendo algún tipo de reforma». Pero añade que el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre «no puede confirmar si Tanzania está imponiendo sus políticas bienintencionadas».
Los representantes de la Autoridad de Especies Silvestres de Tanzania —que aplica la Ley de Conservación de la fauna y flora silvestres del país—, el Instituto de Investigación de Especies Silvestres de Tanzania —una organización que depende del Ministerio de Recursos Naturales y Turismo que investiga la fauna y la flora silvestres— y la Junta de Turismo de Tanzania no han respondido a nuestra solicitud de declaraciones respecto a la gestión de la caza de trofeos en el país.
John Jackson, miembro del International Wildlife Conservation Council, un grupo asesor de la Secretaría del Interior, es el abogado del cazador de Florida. Jackson acoge favorablemente la importación de trofeos más frecuente de Tanzania y afirma que la emisión de permisos por parte del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre estadounidense ha sido «demasiado lenta», un ritmo que Jackson describe como «inexcusable». Sostiene que, desde 2016, muchos operadores de caza se han visto obligados a ceder sus tierras por falta de ingresos, lo que deja desprotegidos a los animales que habitan dichas tierras. Incrementar la frecuencia de las cacerías de trofeos permitiría a los operadores costearse las medidas de seguridad anti caza furtiva. «La caza es el mecanismo más importante para salvar leones», sostiene.
Jackson no está de acuerdo en que la caza de trofeos de Tanzania esté mal gestionada. El país, hogar de casi el 40 por ciento de los leones de África, «ha conseguido salvar más leones que nadie», afirma.
«Espero que haya otro país igual», dice. «Criticar es fácil, pero es mucho más importante trabajar con ellos y apoyarlos».
Sanerib afirma que Tanzania merece reconocimiento por contar con un «sistema fenomenal» de áreas protegidas, pero que las iniciativas de conservación de los leones no han progresado gracias a la caza de trofeos, sino a pesar de ella.
¿También elefantes?
Sanerib afirma que las conclusiones del Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre estadounidense respecto a los leones también podrían aplicarse a los elefantes. En 2014, el gobierno de Obama prohibió la importación de trofeos de elefantes de Tanzania debido a una crisis de caza furtiva en el país y las dudas sobre la gestión de su industria de caza de trofeos. Sanerib sostiene que esta decisión de importar el trofeo de león podría indicar que el gobierno de Trump tiene la intención de revocar dicha prohibición.
En 2017, el servicio revocó la prohibición de importaciones de trofeos de elefante de Zimbabue. «Tenemos un historial —un historial bastante reciente— que mirar como prueba de que se lanzan sin mirar, diría yo», afirma Sanerib. (Cuando el presidente Trump tuiteó su descontento ante la decisión sobre Zimbabue, el servicio dio marcha atrás y decidió evaluar las solicitudes caso por caso. Desde entonces, no se ha importado ningún trofeo de elefante de Zimbabue, que se sepa.)
Anna Frostic, abogada experta en gestión de fauna silvestre en Humane Society, afirma que las decisiones de emitir permisos de importación de trofeos de leones y rinocerontes negros indican que vendrán más. Sostiene que el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre «toma estas decisiones a puerta cerrada y sin el asesoramiento de científicos independientes ni del público».
«Es probable que la emisión de este [permiso] de importación de un trofeo de león de Tanzania se repita y se aplique a más de 40 solicitudes de trofeos de león de Tanzania que están en espera», afirma.
Aunque Tanzania es un bastión para los leones, afirma que el hecho de que las poblaciones totales de leones estén menguando significa que este posible nuevo patrón es «extremadamente preocupante».
«La decisión de legitimar este tipo de actividad no solo es poco ética y científicamente injustificable, sino que es ilegal», afirma Frostic, basándose en las circunstancias de la decisión y la falta de transparencia del servicio en la toma de decisiones.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.