La seda de araña: uno de los materiales más versátiles del planeta
Las arañas tejen telas de seda, pero también utilizan sus hilos a modo de tirachinas, submarinos y alas delta.
La seda de araña es uno de los materiales más versátiles de la Tierra. Esta proteína creada con unos órganos especiales denominados hileras puede utilizarse para el transporte, el refugio, el cortejo y la captura de presas de muchas formas creativas.
Algunas arañas pueden producir más de un tipo de seda. Por ejemplo, un araneido puede contener al menos cuatro tipos diferentes, cada uno de los cuales aporta un rasgo distinto, como fuerza, flexibilidad y viscosidad.
Gracias a este material tan versátil, las arañas han evolucionado para crear una selección de telas maravillosas. Están las telas en hoja horizontales que capturan a las presas que caen y las telas verticales que interceptan presas voladoras. Las telas de las viudas negras son desordenadas, mientras que las telas en forma de embudo y las telas «pantalla de luz» pueden parecer esculturas tridimensionales. Las arañas de la familia Theridiosomatidae construyen telas cónicas que disparan a la araña hacia presas cercanas como si fueran un tirachinas. Por su parte, las arañas de la familia Deinopidae (o «arañas cara de ogro») atrapan a sus presas con telas manuales.
La Latrodectus hasselti australiana teje una tela enmarañada con líneas viscosas que llegan hasta el suelo, como si fuera una cortina con cuentas. Cuando las hormigas o los grillos rozan los hilos de la cortina, estos atrapan a la presa y la criatura indefensa es arrastrada hacia arriba, donde cuelga hasta que la araña decide devorarla.
«Algunas arañas producen una seda con baja reflexión de luz UV que además es translúcida, así que los insectos no pueden verla», afirma Catherine Craig, bióloga evolutiva y autora de Spider Silk: Evolution and 400 Million Years of Spinning, Waiting, Snagging, and Mating.
En el extremo opuesto están las sedas de araña que reflejan la luz ultravioleta y que, en determinados ángulos, parecen azules. En los trópicos hay arañas del género Nephila que imbuyen carotenoides a sus sedas y, bajo la luz del sol, parecen estar bañadas en oro líquido.
Las arañas bola o boleadoras (Mastophoras) ni siquiera tejen telarañas. Estas criaturas inteligentes atraen polillas con feromonas y, a continuación, atrapan a los insectos en pleno vuelo con un solo hilo de seda viscosa con peso en un extremo, moviéndolo como una maza. Las arañas de la familia Gnaphosidae disparan seda a sus presas, como Spiderman.
Y no son las únicas.
Según Craig, la mayoría de las casi 50 000 especies de arañas documentadas por la ciencia no produce redes. Pero todas las arañas producen seda. Las formas en que utilizan este material son tan variadas como fascinantes.
Hogares de seda
Durante cientos de millones de años, antes de que evolucionaran las telarañas y antes de que hubiera moscas que atrapar con ellas, las arañas utilizaban las glándulas de seda para crear refugios.
«La seda de araña es muy fuerte y flexible», cuenta Catherine Scott, aracnóloga de la Universidad de Toronto en Scarborough. «También suele ser muy limpia y tiene propiedades antimicrobianas, porque las arañas no quieren que crezcan mohos ni microbios en sus telas».
Algunas arañas, como las de la rama Mesothelae de 300 millones de años, excavan madrigueras en las laderas y las orillas y las rellenan con capas de seda similares a la gasa. A continuación, estas arañas construyen puertas circulares —como las de los hobbits— que incluso tienen una bisagra de seda. Así, las arañas se ocultan de los depredadores y pueden pillar desprevenidas a sus presas. Las puertas las aíslan del mundo exterior, de tal modo que pueden controlar la temperatura y la humedad de la madriguera e incluso protegerse de inundaciones.
Las arañas Atypus affinis construyen túneles de seda a lo largo de los troncos de los árboles. La mayoría nunca las ve, porque las estructuras están cubiertas de tierra u otros restos de vegetación.
«Casi nunca se ve a la araña porque está dentro del túnel, que se extiende hasta el suelo», explica Sebastian Echeverri, aracnólogo y educador científico en la Universidad de Pittsburgh. «Cuando la presa camina cerca del túnel, la araña siente las vibraciones y sube por dentro, la muerde a través de la seda, la atrapa con los colmillos, la envenena y la arrastra adentro».
Después está la araña de agua (Argyroneta aquatica).
«Se trata de una araña que vive toda su vida bajo el agua atando vegetación con su tela de seda», afirma Echeverri.
Estas arañas no pueden respirar bajo el agua, así que hacen varios viajes a la superficie para capturar burbujas de aire con unos pelos especiales. Cuando vuelven a sus madrigueras subacuáticas de vegetación, introducen las burbujas en la tela para crear un diminuto santuario oxigenado donde esconderse de los depredadores y poner huevos.
«Es una araña que desafía casi todo lo que consideramos arácnido», afirma Echeverri.
Transporte a saltos
Aunque la seda es un material de construcción excelente, también puede utilizarse en el transporte.
Por ejemplo, los saltícidos o arañas saltadoras van dando saltos entre abismos. Se protegen de las caídas tejiendo una «cuerda de seguridad» de seda que pegan a su pedestal; así pueden regresar al punto de partida. Incluso pueden cambiar de dirección una vez en el aire tirando rápidamente del hilo.
La mayoría de las arañas son diminutas, pero pueden desplazarse entre árboles o entre vacíos enormes, un proceso denominado «puenteo». Lo único que tiene que hacer la araña es crear un hilo de seda, echarlo al viento y tirar en cuanto se conecte a algo al otro lado. El arácnido no sabe a dónde va, pero su estrategia es mucho mejor que caminar.
«Y sería negligente si no mencionase cómo vuelan las arañas», afirma Echeverri.
Muchas especies de arañas son capaces de «ascender» hacia el cielo creando hilos de seda y dejándose llevar por la corriente del aire y por los campos eléctricos de la Tierra. Este comportamiento se denomina ballooning y se han encontrado arañas a más de 3,2 kilómetros de altura y a miles de kilómetros mar adentro.
¿Me hueles ahora?
La seda de araña no es solo fuerte, flexible y viscosa: también puede ser apestosa.
«Sabemos que las arañas hembra tienen feromonas en la seda», afirma Scott.
En un estudio reciente publicado en Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, Scott demostró que las viudas negra macho pueden detectar estos olores insinuantes a casi 60 metros de distancia y los usan como brújula para encontrar a la hembra.
Es más, la investigación de Scott puso de manifiesto que algunos machos pueden alcanzar a una hembra aún más deprisa si siguen los hilos que han dejado otros machos antes que ellos. Los machos también son capaces de olfatear y distinguir la seda de sus rivales de la de los machos de otra especie emparentada, la falsa viuda.
Pistas de baile
«La seda es un medio de comunicación», afirma Scott. «Funciona químicamente, con feromonas, pero para las arañas que tejen telas también es una pista de baile empleada para los intentos de cortejo de los machos».
En parte para seducir a la hembra y en parte para convencerla de que es un pretendiente y no la cena, los machos de muchas especies dan golpecitos, pellizcan y envían otro tipo de vibraciones por la tela de una hembra. Los machos también modifican la tela de la hembra colocando su propia seda o destruyendo partes enteras, quizá en un intento para esconder a la hembra de otros machos de la zona.
En fases posteriores de este juego reproductivo, las arañas utilizan la seda para resguardar los huevos y para construir telas para proteger a sus crías. Los machos de algunas especies utilizan seda para envolver alimentos que ofrecen como obsequio a la hembra para seducirla, aunque a veces intentan engañarla envolviendo una roca o una semilla.
«Cuando ella lo abre y se da cuenta de que no es comida, puede que él ya haya conseguido copular», afirma Scott.
La seda también puede usarse para atar a una hembra durante el cortejo. Esto se denomina «velo nupcial». Aunque parezca raro, este comportamiento podría hacer que la hembra se muestre más receptiva a aparearse, ya que los pelos sensoriales rozan la seda llena de feromonas del macho.
Claro está, atar a la hembra con seda puede tener una finalidad más simple.
«Atarla también puede impedir el canibalismo», explica Scott.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.