La población de ballenas jorobadas aumenta tras rozar la extinción

Tras un siglo de explotación que se ha llevado por delante a casi 27.000 ballenas jorobadas, las poblaciones de esta majestuosa especie se recuperan.

Por Cristina Crespo Garay
Publicado 24 oct 2019, 17:25 CEST
Ballena jorobada
Esta joven ballena jorobada vale millones de dólares a lo largo de su vida, solo por su capacidad de capturar carbono y hundirlo al fondo marino tras su muerte.
Fotografía de GREG LECOEUR, Nat Geo Image Collection

La población de ballenas jorobadas que habita el océano Atlántico sur recupera al fin sus cifras después de rozar peligrosamente la extinción a causa de la industria de la caza de ballenas, una de las formas de explotación de recursos naturales más amplias y destructivas del mundo.

Más de 27.000 ballenas jorobadas fueron cazadas en menos de 12 años a mediados del siglo XX, lo que condujo a la población de de Megaptera novaeangliae del Atlántico Sur a disminuir hasta los 450 individuos. Se estima que entre 40,000 y 60,000 individuos de esta especie fueron asesinados por la caza de ballenas desde principios de 1800.

Lo mismo ocurrió con muchas especies de ballena que fueron cazadas durante siglos a lo largo y ancho del planeta hasta rozar la extinción poco antes de que se brindase protección internacional. En el siglo XX fueron protegidas las ballenas francas, Eubalaena spp., en 1935, las jorobadas, Megaptera novaeangliae y las ballenas azules, Balaenoptera musculus, a mediados de la década de 1960.

Sin embargo, a pesar de la protección, la caza ilegal condenó a varias poblaciones a seguir disminuyendo hasta su límite. A mediados de la década de 1980, la Comisión Ballenera Internacional (CBI) implementó finalmente la moratoria sobre toda caza comercial de ballenas.

Ahora, un estudio de la Universidad de Washington publicado en la revista Royal Society Open Science muestra que la población de jorobadas del Atlántico Sur vuelve a acercarse a las cifras previas a la caza masiva de este majestuoso animal.

La actividad humana y su explotación de los recursos naturales ha cambiado de manera drástica los diferentes hábitats del planeta en los últimos siglos, colocando a muchas especies de vida silvestre al borde de la extinción.

Salvadas por la protección mundial

“Las poblaciones de ballenas jorobadas fueron fuertemente amenazadas por la caza de ballenas entre fines del siglo XVIII y mediados del siglo XX”, afirman los autores en el estudio. “Se estima que al menos 300.000 fueron asesinadas en todo el mundo y algunas poblaciones siguen en peligro debido a su tamaño relativamente pequeño”.

El CBI reconoce actualmente siete poblaciones reproductoras en el hemisferio sur. “La recuperación de las poblaciones de ballenas después de siglos de explotación tendrá importantes implicaciones ecológicas, debido a una mayor exposición a actividades antropogénicas y al aumento del consumo de presas”, afirman los autores en el estudio. “La protección condujo a una fuerte recuperación y se estima que la población actual es del 93% de su tamaño previo a la explotación”.

El estudio sigue un análisis previo realizado por la Comisión Ballenera Internacional entre 2006 y 2015, que indicaba que la población solo se había recuperado en un 30%. Estos nuevos datos arrojan luz sobre la evolución de la especie. “"Nos sorprendió saber que la población se estaba recuperando más rápidamente de lo que habían sugerido los estudios anteriores", afirma Best, un estudiante de doctorado en un comunicado de la Universidad de Washington.

"Tener en cuenta las tasas premodernas de caza de ballenas y de pérdidas donde las ballenas fueron disparadas o arponadas, pero escaparon y luego murieron, nos hizo darnos cuenta de que la población era más productiva de lo que creíamos anteriormente", afirma a la Universidad Adams, estudiante de doctorado que ayudó a crear este modelo.

El impacto en el ecosistema

El autor principal del estudio, Alex Zerbini, del Laboratorio de Mamíferos Marinos del Centro de Ciencias Pesqueras NOAA de Alaska, hizo hincapié en que estos hallazgos son una buena noticia. "Las poblaciones de vida silvestre pueden recuperarse de la explotación si se aplica una gestión adecuada".

El estudio analiza además el impacto que tiene la recuperación de la especie sobre el hábitat en el que vive y las poblaciones de otros animales como los pingüinos o las focas. “El manejo y la mitigación de los efectos de las actividades antropogénicas, y la conservación adecuada de las poblaciones biológicas, generalmente requieren una comprensión de cómo la dinámica de las poblaciones responde a una o más amenazas”, afirman los autores en su estudio.

“La recuperación de las ballenas jorobadas del Atlántico Sur puede provocar grandes extracciones de su presa principal, el krill antártico (Euphausia superba), y tiene el potencial de modificar la estructura de la comunidad en sus zonas de alimentación”, explica el estudio. “Se necesita un monitoreo continuo para comprender cómo responderán estas ballenas a las amenazas modernas y a los cambios climáticos en sus hábitats”.

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