De focas a escarabajos peloteros: estos animales se orientan por las estrellas
Un grupo de especies pequeño pero diverso usa el firmamento como guía en su búsqueda de alimento y parejas.
Los humanos se han orientado por las estrellas desde la antigüedad, pero existe un pequeño aunque diverso grupo de especies que también mira a los cielos para desplazarse por la noche. Algunas reconocen el movimiento de los patrones estelares, otras se orientan a partir de estrellas particularmente brillantes y unas cuantas trazan su trayectoria basándose en nuestra galaxia, la Vía Láctea.
Para estas especies (de focas a escarabajos peloteros) guiarse por las estrellas es una destreza fundamental, ya que las ayuda a migrar, encontrar comida o buscar pareja. Hasta una criatura del tamaño de un escarabajo pelotero, con un cerebro del tamaño de un grano de arroz, puede contemplar el firmamento y decidir a dónde ir.
«Me parece fascinante. Cada vez que veo [escarabajos peloteros], me impresiona muchísimo de lo que son capaces», afirma Marie Dacke, experta en orientación animal en la Universidad Lund de Suecia.
A menudo, la brújula estelar es una de las muchas señales para orientarse, como los referentes visuales, la posición de la luna, la dirección del viento o incluso el campo magnético de la Tierra.
En general, los científicos quieren comprender cómo han evolucionado los ojos y los cerebros de estos animales para responder a las señales visuales de más allá de nuestro sistema solar. Dicha investigación podría aportar información sobre cómo afecta la contaminación lumínica a la fauna silvestre y quizá mejorar el diseño de los robots que necesitan saber orientarse.
Estos son algunos ejemplos de navegantes estelares.
Azulillos índigos
Al igual que muchas aves cantoras migratorias, los azulillos índigos de Norteamérica vuelan al sur para pasar el invierno y prefieren hacerlo por la noche.
En 1967, un equipo de investigadores de Míchigan capturó temporalmente varios azulillos índigos durante su migración otoñal. Llevaron las aves al Planetario Robert T. Longway en Flint, Míchigan, y las colocaron en jaulas especiales desde las que podían ver la cúpula llena de estrellas.
Durante la época migratoria, las aves cantoras se orientan antes de echar a volar saltando en la dirección en la que quieren viajar. Mientras el cielo del planetario rotaba alrededor de la Estrella Polar, imitando el movimiento aparente del cielo nocturno natural, las aves intentaron saltar al sur, como se esperaba.
Sin embargo, cuando los investigadores quitaron las constelaciones a 35 grados de la Estrella Polar, ocurrió algo interesante: las aves se desorientaron.
La investigación reveló que, para estas aves, las estrellas individuales no importan tanto como observar la rotación de patrones estelares cercanos en torno a un punto central. En estado silvestre, esto les permite determinar dónde está el norte y usar esta información para volar hacia el sur.
Focas comunes
Los marineros polinesios han dependido de las estrellas guía (denominadas «estrellas polares») para orientarse en el mar durante miles de años, pero es posible que las focas les hayan ganado.
Estos mamíferos marinos, que viven en las costas atlántica y pacífica del hemisferio norte, pasan gran parte del tiempo buscando comida por la noche. En dichas situaciones, carecen de referentes terrestres.
En 2006, para investigar si se guiaban por las estrellas, científicos alemanes y daneses colocaron a dos focas comunes cautivas del Centro de Ciencias Marinas de Alemania en un planetario flotante construido específicamente para el experimento.
El equipo entrenó a los dos pinnípedos, llamados Nick y Malte, para que nadaran en la dirección de estrellas polares específicas y, más adelante, descubrieron que los animales eran capaces de identificar una sola estrella en una proyección realista del firmamento del hemisferio norte, según un estudio de 2008.
Esto apunta a que es posible que las focas utilicen estrellas polares específicas como señales orientativas cuando se alejan de la orilla. Se trata de la primera evidencia científica de un mamífero marino capaz de guiarse por las estrellas.
Dacke indica que, si esto se confirma en estado silvestre, es probable que esta orientación basada en las estrellas permita a las focas buscar alimentos de forma eficaz.
Escarabajos peloteros
Las focas son capaces de ver estrellas individuales porque, como en todos los vertebrados, sus ojos son «como una cámara, tiene una lente [el cristalino] y una apertura por la que entra la luz y llega a la retina, que es como un carrete», explica Dacke. Se trata de una configuración anatómica que permite la entrada de mucha luz y la detección de objetos pequeños y relativamente tenues como las estrellas.
Sin embargo, los insectos no pueden ver estrellas individuales: sus ojos compuestos son incapaces de detectar detalles como puntitos de luz. Con todo, un conjunto de estrellas tan grande y denso como la Vía Láctea parecería, a los ojos de un insecto, una sola franja luminosa. Para el escarabajo pelotero africano (Scarabaeus satyrus), una especie nocturna, nuestra galaxia es un valioso punto de referencia.
Al primer tufillo de excrementos frescos, los escarabajos acuden enseguida. Pero la competencia es feroz, de forma que algunos crean una bolita de estiércol y la llevan rodando hasta un lugar más apartado lo más rápido que pueden. «Es como la comida para llevar de un restaurante, básicamente», afirma Dacke.
De nuevo, la eficacia es fundamental: los escarabajos que viajen en línea recta podrán recorrer más distancia en menos tiempo.
Para conseguirlo, el S. satyrus normalmente se orienta por la luz polarizada de la luna. Pero en noches si luna, la Vía Láctea sirve de sustituta, según la investigación de Dacke. Según ella, este escarabajo es el único animal confirmado que se orienta por la Vía Láctea.
«Siempre y cuando la mantengan en la misma orientación respecto a su posición inicial, la moverán en línea recta», afirma.
Añade que es probable que existan muchos más animales que se guíen por las estrellas. Por ejemplo, las pruebas iniciales sugieren que los petirrojos europeos, las polillas Noctua pronuba y quizá las ranas grillo (Acris crepitans) poseen esta habilidad.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.