Un estudio demuestra que los loros yacos ayudan a otros loros necesitados
El altruismo no es una cualidad exclusivamente humana: los murciélagos, las ratas y los loros también ayudan a otros miembros de su especie, aunque no los conozcan.
Los loros yacos o grises ayudan a miembros de otras especies que lo necesitan y es la primera vez que se documenta este comportamiento caritativo en aves.
Los expertos ya sabían que los loros yacos son muy inteligentes, que tienen cerebros grandes y la capacidad de resolver problemas. Pero se preguntaban si estas aves —separadas de los grandes simios por unos 300 millones de años de evolución— también poseían habilidades sociales complejas, como ayudarse los unos a los otros. Désirée Brucks, bióloga del Instituto Federal de Tecnología Suizo en Zúrich, explica que los córvidos, otro grupo de las denominadas aves «inteligentes» en el que figuran las urracas y los cuervos, no han mostrado esta capacidad.
«Aún no habían estudiado [esta capacidad] en los loros», afirma Brucks. «Era una pregunta sin resolver si la capacidad de ayudarse los unos a los otros de forma proactiva habría evolucionado o no en aves».
Brucks y su colega Auguste von Bayern, del Instituto Max Planck de Ornitología en Alemania, combinaron en parejas diferentes a ocho loros yacos en recintos acristalados, con un agujero en una pared divisoria que permitía la interacción entre ambas aves. A continuación, los científicos adiestraron a los loros para intercambiar fichas metálicas con una persona por otro agujero a cambio de frutos secos.
Cuando un loro tenía todas las fichas, ayudaba a su compañero regalándole algunas por el agujero de la pared divisoria. Los loros solían dar más fichas a amigos y familiares, pero también ayudaban a loros desconocidos. Algo importante es que los loros no ayudaban si su compañero no podía acceder al experimentador, lo que apunta a que son capaces de reconocer cuándo la ayuda es necesaria o útil.
Los autores afirman que es posible que este comportamiento, detallado en su estudio publicado esta semana en la revista Current Biology, sea la consecuencia de haber evolucionado en bandadas grandes y cambiantes en las que una reputación altruista resulta útil.
Katherine Cronin, zoóloga del Zoo de Lincoln Park en Chicago, alaba el estudio por haber descartado la explicación de que los loros pasen las fichas por pura diversión. «Estamos bastante seguros de que los loros yacos se plantean los beneficios que podrían recibir sus parejas», afirma Cronin.
Añade que la investigación se suma a la creciente evidencia de altruismo en el reino animal y nos recuerda que este rasgo no es exclusivo de los humanos.
Chimpancés y bonobos
Algunos de los ejemplos más evidentes de comportamientos serviciales espontáneos proceden de nuestros parientes más cercanos: los chimpancés y los bonobos.
Existen pruebas de que los chimpancés pueden evaluar las necesidades de otro chimpancé que se encuentra en un aprieto y responder compartiendo un objeto que resolvería el problema. Por ejemplo, se han observado chimpancés cautivos que proporcionan a un compañero la herramienta adecuada que necesitan para conseguir un alimento.
«Este estudio es similar [al estudio de los loros] porque los chimpancés también ayudaban teniendo en cuenta la necesidad de su compañero y sin beneficio personal», indica Cronin.
Por su parte, los bonobos, una especie en peligro de extinción de gran simio autóctonos de África, donan su comida a un desconocido voluntariamente.
Los murciélagos vampiro
Que no te confundan los dientes afilados como cuchillas: los murciélagos vampiro tienen un lado tierno.
Estos pequeños mamíferos son increíblemente generosos con sus comidas sanguinolentas y regurgitan una parte para dársela a otros murciélagos que necesitan sustento, independientemente de si están en la familia.
De hecho, si un murciélago había recibido o no una donación de alimentos anteriormente era un factor mucho más relevante que el parentesco a la hora de predecir si el animal compartiría la comida.
Ratas noruegas
La humilde rata noruega es uno de los pocos animales que no solo ayuda a otros miembros de su especie, sino que también recuerda quién la ha ayudado y devuelve dicha ayuda. En experimentos publicados en 2015, los investigadores adiestraron a las ratas para que donaran un alimento de alta calidad (un plátano) o uno de baja calidad (una zanahoria) a otra rata.
Cuando los investigadores dieron a las ratas receptoras la oportunidad de devolver el favor repartiendo cereales, las ratas que habían regalado plátanos consiguieron cereales más rápido.
Ballenas jorobadas
Estos cetáceos tienen el misterioso hábito de interferir en las cacerías de orcas interponiéndose entre la manada y la presa y blanden sus aletas imponentes si las orcas se acercan demasiado. Se han observado ballenas jorobadas protegiendo focas, lobos marinos y otras especies de cetáceos de los depredadores.
No está del todo claro si este comportamiento ayuda a la ballena jorobada de algún modo, aunque sus tácticas defensivas podrían deberse al hecho de que las orcas atacan con regularidad a las crías de ballena jorobada.
O quizá las ballenas —como los humanos, otros simios y, aparentemente, los loros yacos— han llegado a valorar ser buenas porque sí.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.