Avistan un tiburón peregrino de ocho metros de longitud en aguas granadinas
Aunque la primavera es siempre época de avistamientos, el confinamiento provocado por el COVID-19 podría estar aumentando la presencia de los gigantes del mar en nuestras costas.
A pesar de no haberse demostrado científicamente que las medidas de confinamiento aumenten esta actividad, la disminución de los ruidos y la actividad podría estar fomentando el acercamiento de estos animales a nuestras costas.
Apenas a cuatrocientos metros de nuestra costa, un tiburón peregrino (Cetorhinus maximus) de ocho metros de longitud fue avistado el pasado sábado en las aguas de la playa de La Mamola, según ha informado el Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Granada.
Sin embargo, este inusual avistamiento no es el primero se produce desde que se puso en marcha la medida del confinamiento: el pasado día tres de mayo, la playa de Calahonda, en Motril, recibió la visita de un tiburón de unos tres metros de longitud, así como la costa catalana se convertía a finales de abril en lugar de paso para varios ejemplares del tiburón peregrino y del rorcual común (Balaenoptera physalus).
A pesar de ser inofensivos y alimentarse únicamente a base de zooplancton, pequeños peces e invertebrados, “los compañeros del Servicio Marítimo de la Guardia Civil han recomendado a los deportistas que no se acerquen con sus kayaks al tiburón”, ha afirmado la Guardia Civil junto al vídeo de este segundo avistamiento.
En peligro de extinción
La llegada de la primavera ha traído consigo aguas más calientes que, junto a la baja actividad náutica y la gran cantidad de nutrientes derivados del último temporal, han provocado el acercamiento de estos grandes peces y cetáceos a nuestras costas.
En esta línea, los expertos indican que la primavera es la época de avistamientos y, a pesar de no haberse demostrado científicamente que las medidas de confinamiento aumenten esta actividad, la disminución de los ruidos y la actividad podría estar fomentando el acercamiento de estos animales.
Divisados a menudo cerca de la costa, el tiburón peregrino es el segundo más grande del mundo tras el tiburón ballena y puede alcanzar los diez metros de longitud y las cuatro toneladas de peso. Conocido por nadar con la boca abierta para capturar el zooplancton que abunda en esta época, estos animales son capaces de filtrar hasta 2.000 litros de agua en busca de alimento.
Al igual que otras especies y a pesar de contar con escasos depredadores, el peregrino está en peligro de extinción por la intensa caza a la que se enfrenta. A pesar de que hoy en día está protegido en la mayoría de los países, su inmenso tamaño, su movimiento lento y su naturaleza inofensiva lo convirtieron en una presa muy rentable para los barcos pesqueros comerciales y fue sometido a una gran explotación en el pasado.
De la superficie a las aguas abisales
Este escualo es además una especie migratoria que recorre enormes distancias en el océano siguiendo los cambios estacionales, aunque es difícil dibujar su ruta con exactitud debido a que pueden pasar largas temporadas en los fondos marinos, a miles de metros de profundidad y sin necesidad de subir a la superficie. Por tanto, al contrario de lo que se creía antiguamente, diversos estudios confirmaron en 2003 que estos animales no hibernan, sino que se trasladan a aguas abisales.
Comercialmente, esta especie ha sido a menudo cazada para obtener su carne, para la fabricación de harina de pescado, para cocinar sopa de aleta de tiburón o bien como afrodisíaco en la medicina tradicional china, sin fundamento científico alguno.
Tras la rápida disminución de ejemplares, esta especie fue protegida y actualmente el comercio de estos productos está prohibido o restringido en Reino Unido, Malta, EEUU, Nueva Zelanda, así como en gran parte de las aguas del Mediterráneo y el Océano Atlántico. En los últimos años también han aumentado los safaris fotográficos centrados en esta especie debido a su naturaleza inofensiva, lo que ha supuesto una importante fuente de ingresos turísticos en algunas áreas empobrecidas.