El galápago europeo continúa en grave declive en España
Los ecosistemas de agua dulce son los más afectados por la pérdida de biodiversidad: sus poblaciones se han reducido hasta un 84% en los últimos cincuenta años.
Con el objetivo de recuperar las poblaciones locales del galápago europeo, GREFA comenzó un proyecto de cría en cautividad y puesta en libertad en el área de la Comunidad de Madrid.
Las poblaciones del galápago europeo continúan en grave declive en nuestro territorio. La destrucción de su hábitat, el aislamiento geográfico, las especies invasoras y el expolio se encuentran entre los principales motivos que hacen de esta especie el reptil más amenazado de la Comunidad de Madrid.
A pesar de que esta especie de agua dulce, Emys orbicularis, está catalogada como ‘casi amenazada’ por la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (UICN), que celebra esta semana - del 3 al 11 de septiembre - su Congreso Mundial de la Conservación 2021, las organizaciones medioambientales luchan para lograr su inclusión en el grupo ‘en peligro crítico’, debido a que prácticamente ha desaparecido de muchas de las regiones que formaban parte de su distribución natural. Por su situación especialmente grave en Madrid, el catálogo regional de esta comunidad ya etiqueta al galápago europeo como una especie en peligro crítico de extinción.
Pese a que esta especie habita toda la geografía europea, desde Rusia hasta el norte de África, pasando por la cuenca del Mediterráneo y algunas islas, la gran mayoría de sus poblaciones se encuentran en retroceso debido a la actividad humana y a la fragilidad en su adaptación a los cambios de los ecosistemas en los que se desarrolla.
Ante la falta de leyes que controlen y limiten el comercio de estas especies, el desconocimiento ha desembocado en graves problemas de biodiversidad, conservación y bienestar de los animales.
“Una de las principales amenazas de esta especie es el expolio para terrariofilia, es decir, cuando la gente las coge y se las lleva a sus casas como mascota”, explica el biólogo y fotógrafo conservacionista Javier Lobón Rovira a National Geographic España. “También encontramos el problema de la fragmentación y pérdida de hábitat y la introducción del galápago americano, una especie invasora que ocupa los ecosistemas del galápago europeo”.
Naturaleza en declive: los humedales se secan
Desde los manglares tropicales hasta los lagos sobre la superficie helada de Siberia, los humedales son uno de los espacios de vida más maltratados, pese a ser el hábitat del 12% de las especies conocidas. Desde el año 1900, el 64% de los humedales del planeta ha desaparecido. Lagos, marismas, estuarios y demás ecosistemas variados de los que dependen mil millones de personas para sobrevivir, según denuncia la organización WWF.
El pasado año 2019, el programa de cría en cautividad de GREFA logró cifras muy alentadoras con algo más de ochenta crías nacidas, provenientes de incubación natural y artificial.
Dentro de esta crítica situación, los ecosistemas de agua dulce son los más afectados por la pérdida de biodiversidad: sus poblaciones se han reducido un 84%, según datos del informe Planeta Vivo 2020 de WWF. A nivel general, la organización advierte del dramático declive de las poblaciones de vida silvestre, que han disminuido un 68% desde 1970.
A nivel local y a pesar de ser el país con más humedales de Europa (más de 1.500), tan solo 320 humedales españoles están incluidos en el inventario y solo 74 están protegidos. Además, “aunque muchos de nuestros humedales estén protegidos sobre el papel con figuras de protección, la realidad es que siguen cercados por el uso insostenible e ilegal de agua para la agricultura, la contaminación, la urbanización y la construcción de infraestructuras”, afirma la organización, que denuncia los problemas que sufren humedales tan emblemáticos como el Mar Menor, el Delta del Ebro o Doñana.
A pesar del éxito del programa de reproducción de la especie, aún queda mucho camino por delante en la recopilación de datos sobre la evolución en libertad.
Además de su situación crítica, “los humedales también están muy fragmentados, por lo que las poblaciones no tienen flujo entre ellas”, explica Lobón. “En el caso particular de Madrid, hay multitud de humedales que desaparecen de forma silenciosa, sin que apenas nadie se dé cuenta”, denuncian desde el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA). “Estas ‘joyas’ de nuestros ecosistemas bien podrían beneficiarse del ‘manto protector’ que les proporciona una especie como el galápago europeo, que requiere unas masas de agua limpias, bien conservadas y con abundante vegetación”.
Éxito de la cría en cautividad
En esta línea y con el objetivo de recuperar las poblaciones locales del galápago europeo, GREFA comenzó un proyecto de recuperación a través de la cría en cautividad y puesta en libertad en el área de la Comunidad de Madrid. A pesar de la gran dificultad que presenta esta especie para reproducirse en cautividad, “GREFA comenzó un protocolo en 2012 para tratar de estandarizar el proceso, lo que a día de hoy se ha traducido en un éxito prácticamente del 100% y sacan adelante 70 individuos al año”, explica Lobón.
Otro de los problemas que tiene esta especie es su fragilidad ante las alteraciones del medio, hongos o cualquier tipo de enfermedad.
La veterinaria de GREFA, Alicia Carrero Ruiz, y la coordinadora del proyecto, Marta Fernandez Allende, realizan una revisión de los animales para ver su estado general de salud.
Además de la cría, la organización realiza una revisión anual de las hembras para ver su estado general de salud, en la que se realizan radiografías y análisis de sangre. “También para ver si tienen parásitos, porque otro de los problemas que tiene esta especie es su fragilidad: en cuanto hay una alteración, hongos o algún tipo de enfermedad, mueren, lo que supone uno de los principales problemas que tienen en libertad; en cuanto alteras un poco el medio, las poblaciones se desploman”.
“El pasado año 2019, este programa volvió a dejarnos cifras muy alentadoras, con algo más de ochenta crías nacidas, provenientes de incubación natural y artificial”, afirma GREFA. “Estos pequeñines crecen día a día en nuestras instalaciones hasta alcanzar la talla necesaria para poder ser liberados en el medio natural”.
La veterinaria Alicia Carrero Ruiz revisa las pruebas.
Además de la cría en cautividad, los esfuerzos de recuperación de la especie también cuentan con estudios de hábitat, un programa de educación ambiental para concienciar sobre su situación y, por último, otro proyecto en auge de custodia del territorio donde están los animales, que incluye la revisión de fincas privadas y el vallado de algunas charcas para que las personas no puedan coger a los animales. Más de 300 hectáreas en el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, en la Comunidad de Madrid, han sido protegidas hasta el momento gracias a este método.
Secuelas del ‘mascotismo’ exótico en España
“Una de la principales amenazas de muchísimas especies es la tenencia como mascotas y la terrarofilia, y en el caso de muchas especies de reptiles y anfibios es el problema número uno”, afirma Lobón. Ante la falta de leyes que controlen y limiten el comercio de estas especies, el desconocimiento ha desembocado en graves problemas de biodiversidad, conservación y bienestar de los animales. “Ahora mismo describes una nueva especie en Angola, por ejemplo, y mañana tienes ahí a cuatro personas buscándola para venderla en tiendas de Europa”, denuncia el biólogo.
La responsable de los muestreos de campo, Lourdes del Horno Sempere, monitorea la suelta del pasado año mediante el patrón que tienen en el caparazón, que es como una huella dactilar.
A pesar del éxito del programa de reproducción de la especie, aún queda mucho camino por delante en la recopilación de datos sobre la evolución en libertad, ya que la dificultar de trampearlos y su coexistencia con especies invasoras como el galápago americano dificulta la observación de las poblaciones.
La competencia por el hábitat se hace evidente en el caso de estas dos especies. “Los galápagos hacen estivación en verano y los galápagos americanos son los primeros en salir de la estivación”, explica Lobón. “Por tanto, son los primeros en meterse al agua y agotar los recursos, además de ser muy territoriales y echar al galápago europeo”. Consideradas por la Unión Internacional por la Conservación de la Naturaleza (UICN) como la segunda mayor causa de las extinciones, las especies invasoras suponen una grave amenaza medioambiental y socioeconómica.
Revertir la curva de la pérdida de biodiversidad es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad, un desafío viable tan solo a través de la protección del equilibrio de los ecosistemas. Aumentar los estudios y los esfuerzos de conservación, apoyar la producción sostenible y concienciar sobre el consumo individual responsable son las tres acciones que dibujan el único futuro posible para frenar el desplome de la vida silvestre.