Algunos perros son genios, igual que los humanos
Según un nuevo estudio acerca de perros prodigiosos o con talento, es probable que los canes excepcionales sean poco comunes y los científicos quieren saber por qué.
Es probable que los border collies (en la foto, un perro de trabajo en Arizona) sean inteligentes porque los criaron para prestar atención a las órdenes de los pastores.
Muchos creemos que nuestros perros son listos, señalando su capacidad para interpretar expresiones faciales y comprender lo que decimos.
Pero algunos perros son excepcionales. Un ejemplo es Chaser, una border collie americana a la que llaman «el perro más inteligente del mundo», que podía reconocer y recordar 1022 nombres, uno para cada uno de sus juguetes.
En Alemania, otro border collie, un macho llamado Rico, practicaba el «mapeo rápido», que consiste en averiguar los nombres de cosas nuevas con la velocidad y la agudeza de un niño de tres años. Se ha descubierto que otros border collies —así como dos yorkshire terrier, uno de Brasil llamado Vicky Nina, el otro de Estados Unidos, Bailey— son igualmente prodigiosos.
Con todo, estos ejemplos de ingenio canino suelen ser «solo sobre un perro», dice Claudia Fugazza, etóloga que estudia la cognición canina en la Universidad Eotvos Lorand, en Budapest. «Nunca ha habido un tamaño muestral decente», señala.
Así que Fugazza decidió solucionarlo. Ella y sus colegas del Family Dog Project de la universidad pidieron a los dueños de 34 perros domésticos de varias razas que enseñaran a sus canes los nombres de dos juguetes distintos.
De esos 34 animales, solo un perro superó la prueba: un border collie llamado Oliva.
Estos resultados «quieren decir que el talento debe ser algo especial», dice Fugazza, autora principal de un nuevo estudio acerca del experimento, publicado en Scientific Reports.
El origen del talento
Los científicos seleccionaron a dueños de perros de todo el mundo a través de las redes sociales y luego les pidieron que jugaran con sus perros cada día a traer cosas en sus casas mientras repetían el nombre del juguete, un proceso que duró tres meses.
Una vez al mes, con un científico presente, los dueños pusieron a prueba a los perros —los participantes eran tanto adultos como cachorros— pidiéndoles que trajeran uno de los dos juguetes llamándolos por su nombre. Los perros que lo lograban recibían un juguete nuevo y tenían un nombre nuevo que aprender.
A pesar del entrenamiento intensivo, solo Oliva aprendió a relacionar una sola palabra con un juguete; de hecho, aprendió 21 nombres en dos meses, aunque murió por problemas de salud que padecía desde que era un cachorro antes de que pudiera hacer más pruebas.
«Ninguna de las razas aprendió nada. Fue una sorpresa», dice Fugazza. Para comprobar que el diseño del estudio funcionaba, los científicos también probaron con seis border collies que ya podían traer algunos juguetes por su nombre; como cabía esperar, los seis perros control aprendieron más nombres.
Lo interesante es que 18 de los 33 perros que no superaron la prueba también eran border collies, señala Fugazza, lo que demuestra que esta raza no siempre tiene un alto rendimiento.
Como esta variación individual en inteligencia también ocurre en las personas, los perros podrían ofrecernos información sobre lo que hace que un animal sea prodigioso y tenga talento, señala.
«Unas cuantas personas con talento ha cambiado el curso de la historia», afirma. «¿Por qué hay tan pocos Mozarts y Einsteins? ¿Es la genética, el entorno o la práctica? Creemos que los perros pueden servir de modelo para estudiar el origen del talento».
Para explorar esta cuestión, a continuación los científicos planean estudiar la genética y la historia de varias razas de perros para intentar identificar los factores que producen criaturas tan inteligentes.
Muchos investigadores creen que los border collies están acostumbrados a aprender nombres porque fueron criados para pastorear ovejas, una actividad que exige prestar atención a los silbidos y las órdenes de los pastores.
¿Qué es excepcional?
Otros científicos piden cautela a la hora de plantearnos qué se define como muy inteligente.
«Un perro puede ser excepcional a la hora de aprender palabras y otro puede ser excepcional sacando comida de los cubos de basura», señala Monique Udell, investigadora de cognición canina de la Universidad Estatal de Oregón en Corvallis, que no participó en el estudio. «Pero debido a nuestros prejuicios, es posible que sólo elijamos describir al primer perro como excepcional».
«El hecho de que algunos individuos aprendan algunas cosas más rápido, o mejor, de forma diferente o con más capacidades que otros parece evidente y es una cuestión que vale la pena explorar», añade.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.