Las mamás delfín modulan su voz para hablar con sus crías
Un estudio realizado a lo largo de tres décadas revela que los delfines mulares comunes, que tienen una comunicación compleja, comparten un rasgo crucial con los seres humanos.
Una hembra de delfín mular nada con su cría en las Bahamas. Cada delfín tiene su propio "silbido" característico que funciona como un nombre.
La visión de las mejillas regordetas de un bebé suele bastar para transformar incluso al cascarrabias más duro en un ser repentinamente invadido por los balbuceos y las carantoñas.
Las frases se acortan, los sonidos se exageran y el patrón general del habla se vuelve más cantarín y musical. Los investigadores lo han bautizado como "lenguaje materno" o, más formalmente, "habla infantil".
"No cambiamos las palabras que decimos, sino la forma en que las decimos", afirma Laela Sayigh, bióloga marina de la Woods Hole Oceanographic Institution y del Hampshire College de Massachusetts (Estados Unidos).
Sólo un puñado de otras especies han demostrado que cambian sus llamadas cuando se dirigen a sus crías, como los pinzones cebra, los macacos rhesus y los monos ardilla. Pero ninguna utilizaba el lenguaje materno. Ahora, el nuevo estudio de Sayigh, basado en tres décadas de datos en Florida (Estados Unidos), revela que los delfines mulares comunes utilizan dicho lenguaje, la primera vez que se documenta en una especie distinta de la humana.
Rindy Anderson, ecóloga conductista de la Universidad Atlántica de Florida que no participó en la investigación, considera que se trata de un descubrimiento importante.
El estudio, publicado esta semana en Proceedings of the National Academy of Sciences, "sugiere que el uso de estas modificaciones al comunicarse con las crías les ayuda a aprender a producir estas llamadas por sí mismas", afirma.
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Háblame
Aprender un idioma es difícil. Sin embargo, los bebés, por increíble que parezca, absorben la sopa verbal que les rodea y aprenden a construir frases con la estructura adecuada.
¿Cómo? La respuesta tiene que ver con nuestra forma intuitiva de hablar a los bebés. Las frases cortas eliminan las palabras innecesarias. Acentuar los sonidos hace que las palabras sean más claras. Y, lo que es más importante, aumentamos el tono de nuestra voz.
Los estudios han demostrado que estas características vocales captan y mantienen la atención de los niños mucho mejor que el habla normal dirigida por un adulto. Y cuando se enseña a los padres a utilizar el lenguaje materno, sus hijos balbucean más y tienen más vocabulario cuando son pequeños.
Los científicos del lenguaje hacen una importante distinción entre el lenguaje materno y lo que comúnmente se conoce como lenguaje infantil. Según ellos, este último consiste en palabras inventadas con una gramática y una sintaxis incoherentes e incorrectas: es la diferencia entre decirle a un bebé: "¡Mira ese perro!" y "¡Miiiiira qué gua-gua más mono!".
Por eso la lista de especies que utilizan el lenguaje materno, más preciso, ha sido hasta ahora limitada.
"El aprendizaje vocal es en realidad muy raro. De los millones de especies que utilizan el sonido para comunicarse, sólo hay unos pocos grupos que deben aprender sus sistemas de comunicación vocal", afirma Anderson.
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Sonidos característicos
Cuando Sayigh empezó a trabajar con una manada de delfines mulares salvajes en la bahía de Sarasota (Florida, Estados Unidos) a finales de los 80, observó que estos mamíferos marinos compartían muchas características con los humanos. Por ejemplo, las madres y sus crías viven en intrincados grupos sociales unidos por un complejo lenguaje de cantos y silbidos.
Con el tiempo, la bióloga empezó a preguntarse si las hembras utilizaban el lenguaje materno para comunicarse con sus crías. Las madres mulares amamantan a sus crías durante dos años, y los animales suelen quedarse con ella hasta que tienen entre tres y seis años, aprendiendo a cazar, navegar y mantenerse a salvo en el océano. Los delfines padres no suelen participar en la crianza de sus hijos.
La comunicación de los delfines es muy distinta de la de los humanos. La vocalización más común de los delfines es su silbido característico, un sonido único para cada delfín que sirve como el equivalente cetáceo de una pegatina de "Hola, me llamo...".
Los delfines, sin embargo, no utilizan el silbido característico de otro animal para dirigir la comunicación. En su lugar, repiten su propio silbido característico y esperan a que otro delfín responda con el suyo. Es análogo a cuando tu madre está en el porche de tu casa y grita su propio nombre para llamar a sus hijos, dice Kelly Jaakkola, psicóloga cognitiva y bióloga de mamíferos marinos del Centro de Investigación de Delfines sin ánimo de lucro de Grassy Key, Florida.
Como parte de su investigación en curso, el equipo de Woods Hole realiza exámenes veterinarios periódicos a los delfines salvajes, que se han acostumbrado a la presencia de los científicos.
Durante estos exámenes, Sayigh y sus colegas a veces colocaban un pequeño dispositivo de grabación llamado hidrófono en la frente de la madre delfín con una ventosa del tamaño de un puño que los investigadores retiraban más tarde.
Al analizar las grabaciones de 19 delfines hembra diferentes a lo largo de 34 años, Sayigh descubrió que los silbidos característicos de las madres delfín tenían una mayor gama de frecuencias (los tonos agudos eran más altos y los graves más bajos) cuando sus crías estaban cerca. Los sonidos agudos están fuera del alcance del oído humano.
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Preguntas infinitas
Para Jaakkola, que no participó en el estudio, este trabajo fue "un primer paso fantástico".
"Los datos aquí son preciosos", afirma. "El truco está en las posibles interpretaciones de lo que ocurre".
El trabajo sólo examina la comunicación de los delfines en un contexto específico, lo que significa que los científicos no pueden afirmar con rotundidad que los delfines hablen a sus crías en lenguaje materno, afirma Jaakkola. Por ejemplo, los resultados podrían deberse a cambios vocales provocados por la lactancia o a alguna otra variable desconocida.
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Sin embargo, en un estudio de 2017, los investigadores observaron un cambio idéntico en los silbidos característicos de las madres delfín mientras examinaban los efectos del ruido producido por el hombre, lo que apoya las conclusiones de los autores de que los delfines cambian su tono según sea necesario.
Para Sayigh, las preguntas son infinitas y fascinantes.
"Ni siquiera puedo expresar lo increíble que es este proyecto. Podría pasarme allí tres vidas", afirma.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.