¿Sería tu perro capaz de comerte? La respuesta puede que te sorprenda
¿Está este enorme terranova negro bostezando o pensando en su próxima comida? Los dueños de gatos suelen bromear con la idea de que sus mascotas se los comerían cuando murieran. Pero las pruebas forenses sugieren que los perros pueden suponer un riesgo mayor.
En 1997, un forense de Berlín publicó en la revista Forensic Science International uno de sus casos más insólitos. Un hombre de 31 años se había retirado por la noche a la caseta de jardín transformada que había detrás de la casa de su madre, donde vivía con su pastor alemán. Sobre las 20.15 horas, los vecinos oyeron un disparo.
Tres cuartos de hora después, la madre del hombre y los vecinos lo encontraron muerto de un disparo en la boca, con una pistola Walther bajo las manos y una nota de despedida sobre una mesa. Después, la policía hizo un descubrimiento aún más espantoso: marcas de mordiscos en la cara y el cuello.
Ese misterio se aclaró rápidamente, cuando el pastor alemán del hombre vomitó tejido humano, incluida piel con pelo de barba aún reconocible. No se trataba de un perro hambriento que recurría a comerse a su dueño para sobrevivir; un cuenco medio lleno de comida para perros seguía en el suelo cuando llegó la policía. La inquietante conclusión: quizá el mejor amigo del hombre no sea tan leal después de todo.
Nadie hace un seguimiento formal de la frecuencia con la que las mascotas se deshacen de sus dueños fallecidos, como señalan los investigadores forenses en un artículo publicado en 2023 en Forensic Science, Medicine and Pathology. Según los científicos, esta falta de información crea un problema en la investigación de las muertes. Los médicos forenses deben estar familiarizados con los signos de carroñeo, que pueden ocultar la causa de la muerte o el momento en que alguien falleció.
Sin embargo, hay docenas de informes individuales de carroñeo de mascotas descritos en revistas de ciencia forense, y son la mejor ventana que tenemos a una situación que a la mayoría de los dueños de mascotas no les gusta contemplar: ¿Serían nuestras mascotas capaces de devorarnos? ¿Somos realmente una fuente de alimento para ellos, de una forma u otra?
Los estudios sobre el comportamiento carroñero de las mascotas pueden darnos algunas respuestas, y también revelar lo equivocados que podemos estar al interpretar el comportamiento de los animales cuando no vemos las cosas desde su perspectiva. Esto es lo que revelan las pruebas forenses disponibles.
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"Ha debido ser el gato"... o no
Hay personas que piensan que los gatos no tienen reparos en comerse a sus dueños. Pero resulta que son relativamente pocos los relatos publicados que apoyan esa teoría. De hecho, en un informe, publicado en el Journal of Forensic and Legal Medicine en 2010, una mujer murió de un aneurisma y fue encontrada a la mañana siguiente. Las pruebas forenses revelaron que su perro le había consumido gran parte de la cara, mientras que sus dos gatos no la habían tocado.
Cuando ocurre, los gatos no suelen causar tanto daño como los perros. Suelen atacar la cara, sobre todo las partes blandas, como la nariz y los labios, dice la antropóloga forense Carolyn Rando, del University College de Londres (Reino Unido).
"Como dueña de un gato, no me sorprende. Si estás durmiendo, tienden a darte manotazos en la cara para despertarte". Así que un gato puede empezar intentando "despertar" a su dueño muerto, y luego empezar a morder cuando eso no funciona.
En cambio, la mayor parte del carroñeo documentado de restos humanos implica a perros. Como observó un estudio de 2016 en el Journal of Veterinary Behavior, "el carroñeo canino en interiores rara vez se reporta, pero se observa regularmente en la práctica forense". Los médicos forenses lo confirman. Joseph Prahlow, forense de Michigan (Estados Unidos), ve pruebas de depredación de mascotas durante una autopsia "al menos un par de veces al año", dijo, y por lo general los perros (no los gatos) son los culpables.
Esto tiene sentido si nos fijamos en el comportamiento alimentario de perros y gatos. En general, los perros son más oportunistas. Son más propensos a hurgar en animales muertos, como puede atestiguar cualquiera cuyo perro haya husmeado con avidez en una ardilla muerta. Y aunque ni a perros ni a gatos les gusta hurgar en la basura, los perros tienden a ser menos exigentes a la hora de comerse lo que se encuentran.
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Hipótesis del hambre
"Los perros descienden de los lobos", afirma Stanley Coren, psicólogo que ha escrito libros y presentado programas de televisión sobre perros. "Si nos encontramos en una situación en la que el dueño muere y no hay ninguna fuente de comida, ¿qué van a hacer? Van a comerse cualquier cosa que haya por ahí".
En algunos casos, está claro que los animales hurgaban en la basura para sobrevivir. En un informe de 2007, un chow y una mezcla de labrador sobrevivieron cerca de un mes tras consumir el cadáver de su dueño, del que sólo quedaron la parte superior del cráneo y un surtido de fragmentos óseos.
Sin embargo, en el caso del suicidio de 1997, el pastor alemán empezó a comerse partes de su dueño poco después de su muerte, afirma Markus Rothschild, forense del caso. Aunque mucha gente supone que un perro sólo se comería a su dueño si estuviera hambriento, Rothschild escribe que "la experiencia forense demuestra que esto es claramente erróneo".
En una revisión de 2015 de 63 casos de perros que carroñearon a sus dueños, había pasado menos de un día antes de que se encontrara el cuerpo parcialmente comido en aproximadamente una cuarta parte de los casos. Es más, algunos de los perros tenían acceso a comida que no habían ingerido.
Si lo pensamos bien, si los perros sólo se comieran a sus dueños porque tienen hambre, cabría esperar que se alimentaran de la misma forma que lo hacen en la naturaleza. Pero no es así.
Los caninos que carroñean al aire libre (tanto coyotes como perros domésticos) tienen un patrón bien documentado, abriendo el pecho y el abdomen para comerse los órganos ricos en nutrientes al principio, seguidos de las extremidades. Sólo en el 10% de los casos se producen heridas en la cabeza.
En cambio, cuando los perros carroñeros hurgaban en los cadáveres de sus dueños dentro de casa, el 73% de los casos eran mordeduras en la cara y sólo el 15% en el abdomen. Esto sugiere que los perros interactúan con los rostros de sus dueños, en lugar de tratar los cadáveres como mera comida.
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¿Qué lleva a un perro a comerse a su dueño?
Es tentador pensar que si uno está unido a su perro y lo ha tratado bien, está libre de culpa si muere.
Pero el comportamiento de los perros no está tan claro. Ninguno de los estudios de casos que vi indicaba antecedentes de maltrato animal. Al contrario, varios informes señalaban que los dueños tenían muy buena relación con sus perros, según amigos y vecinos.
En su lugar, hay que tener en cuenta el estado psicológico de la mascota: "Una posible explicación de este comportamiento es que una mascota intente primero ayudar a un dueño inconsciente lamiéndole o dándole un codazo", escribe Rothschild en su informe, "pero cuando esto no produce ningún resultado, el comportamiento del animal puede volverse más frenético y, en un estado de pánico, puede llegar a morder."
De morder se pasa fácilmente a comer, dice Rando. "Así que no es necesariamente que el perro quiera comer, sino que el comer se estimula cuando prueban la sangre".
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Cuestión de cría
Las distintas razas de perro tienen temperamentos diferentes, añade Rando, lo que podría influir en cómo responden a la muerte de un dueño. Los casos publicados incluyen una mezcla de chuchos, así como varias razas de perros de caza o de trabajo. Pero muchos tipos de perros aparecen en los informes forenses sobre carroñeo, incluidos los adorables labradores y los golden retrievers.
En general, la mayoría de los perros eran de tamaño mediano o grande, y el beagle era la raza más pequeña que se dedicaba al carroñeo. Sin embargo, los perros más grandes y poderosos pueden hacer más daño, por lo que es más probable que esos casos lleguen a ser dignos de mención.
Por ejemplo, en tres casos distintos los propietarios muertos llegaron a ser decapitados, y en todos ellos el perro responsable fue un pastor alemán. Sin embargo, por lo que sabemos, un pomerania o un chihuahua arrancarían una cabeza si pudieran.
Rando sospecha que el temperamento de cada perro puede ser más importante. Un perro inseguro y temeroso que muestre regularmente signos de ansiedad por separación puede ser más propenso a ponerse frenético y acabar mordiendo y comiéndose a su dueño.
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¿Qué hacer entonces?
No hay forma de garantizar que tu mascota no vaya a comerte, y el único modo de evitarlo es, por supuesto, no tener mascota. Se sabe que incluso los hámsters y los pájaros han llegado a realizar esta práctica en alguna ocasión.
La mejor forma de reducir las probabilidades, dice Rando, es asegurarte de que tienes gente que se pasará por allí si no tienen noticias tuyas. Y si tienes vecinos ancianos, enfermos o vulnerables, vigílalos con regularidad.
"Es una buena razón para asegurarte de que tienes gente a tu alrededor", dice; "la actividad social más adelante en la vida es buena para todos".
Por otra parte, no todo el mundo está preocupado. Los mensajes en las redes sociales en respuesta a una versión anterior de este artículo, publicada en la edición estadounidense de National Geographic, hicieron que algunos dueños de mascotas dijeran que preferirían que sus mascotas se las comieran a que se murieran de hambre.
Incluso si no eres tan optimista, también podrías considerar la posibilidad de perdonarles el feo a tus mascotas: sus angustiados intentos por despertar a sus dueños fallecidos sugieren que perder a un compañero humano es una experiencia traumática. Y ante un trauma, no podemos esperar que las mascotas se comporten como los humanos en duelo. En cierto sentido, los hemos criado para que nos quieran hasta la muerte.
Erika Engelhaupt es autora del próximo libro de National Geographic Superpowered sobre los superpoderes del mundo real (que saldrá en 2026), así como de Gory Details y Go to Hell.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.