Por qué tenemos que dejar de demonizar a los delfines en redes sociales

Estos mamíferos marinos tienen mala fama en Internet, pero la realidad sobre su verdadero comportamiento podría sorprenderte.

Por Liz Langley
Publicado 28 ago 2024, 10:36 CEST
Delfines mulares en el canal de Rangiroa, en la Polinesia Francesa

Los delfines mulares macho (en la foto, animales en el canal de Rangiroa, en la Polinesia Francesa) vigilan agresivamente a las hembras.

Fotografía de GREG LECOEUR, Nat Geo Image Collection

Para mucha gente, los delfines mulares o de nariz de botella representan la alegría, sobre todo por sus simpáticas representaciones en el cine y en los acuarios.

Entonces, ¿cuándo se volvieron “malvados”? Basta con echar un vistazo a TikTok y YouTube para pensar que todos los delfines son depravados y que tienen un “lado oscuro” poco conocido. Los recientes informes de un delfín mular del Indo-Pacífico mordiendo a la gente en las playas de Japón sólo contribuyen a empeorar estos estereotipos.

Pero demonizar a los animales puede tener consecuencias. La película Tiburón, por ejemplo, hizo que la gente temiera a los tiburones blancos, lo que provocó un auge de la caza de trofeos de esta especie.         

Por eso, hemos pedido a varios científicos que se dedican a estudiar a estos calumniados cetáceos que nos ayuden a separar la verdad de la hipérbole.

"El problema surge cuando la gente observa a los delfines mulares en la vida real y piensa: 'Oh, los delfines no son tan simpáticos como los recuerdo de ver Flipper'“, dice Andrew Read, director del Laboratorio Marino de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte (Estados Unidos). En realidad, los delfines suelen mostrar agresividad, sobre todo los machos cuando interactúan con las hembras.

Para los creadores de contenido de redes sociales, es probable que resulte atractivo “darle la vuelta a la época de Flipper y exagerar el mal comportamiento de los delfines, que en realidad no es más que un comportamiento evolutivo”, añade Amber Lea Kincaid, conductista animal y fundadora de la organización sin ánimo de lucro Wildlife Research Alliance, con sede en Florida (Estados Unidos). “Hacen lo que tiene más sentido para propagar una especie”.

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¿Sólo se portan mal los machos?: No tan rápido

Los delfines mulares son criaturas inteligentes y sociales que viven en una sociedad política, formando alianzas para conseguir las cosas que necesitan. Para los machos, esto se resume en el acceso a las hembras.

En algunas poblaciones, parejas o grupos de machos controlan a las hembras de una forma que puede parecer violenta, lo que lleva a algunas personas a referirse a estas acciones en términos humanos, como secuestro.

Los científicos llaman a esto “comportamiento social-sexual”, dice Denise Herzing, bióloga del comportamiento de la Universidad Atlántica de Florida y fundadora del Proyecto Delfín Salvaje, un estudio en curso de 40 años sobre una manada de delfines moteados del Atlántico en las Bahamas.

En la población de las Bahamas, los machos “monopolizan” a las hembras en celo, revoloteando cerca de ellas y ahuyentando a otros machos.

Pero “no siempre es una situación forzada”, dice Herzing. "La hembra puede elegir entre los machos” y, a lo largo de los años, tener descendencia de muchos machos diferentes. A veces, las hembras también pueden llegar a abofetear con la cola a los machos no deseados para mantenerlos a raya.

“Llamamos a sus sociedades fisión-fusión”, dice. “Se juntan, se separan. Son bastante flexibles”.

Los grupos de machos también protegen a las madres con crías de los tiburones y otros peligros.

Se cree que una población muy bien estudiada de delfines del Indopacífico de la bahía Shark, Australia, tiene uno de los órdenes sociales más complejos más allá de los humanos, con grupos de varios niveles que llegan a aliarse para formar federaciones y asegurarse las hembras.

El “pastoreo” de hembras en este grupo puede durar semanas. Un estudio de 2022 sobre los machos de la bahía Shark descubrió que los machos con vínculos sociales engendraban más crías que los que no los tenían.

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Chocante para nosotros, pero normal para ellos

En algunas poblaciones de delfines mulares, los machos cometen infanticidios con regularidad.

“Si un delfín macho sabe que una delfín hembra está acompañada de una cría que él no ha engendrado, ese macho puede intentar matar a esa cría”, haciendo que la hembra se muestre más receptiva a aparearse más rápidamente y dándole a él la oportunidad de continuar con sus genes, afirma Read.

Cuando un león africano macho se hace cargo de una manada, “lo primero que hace es matar a todas las crías porque no son sus cachorros”. Tiene sentido desde una perspectiva evolutiva”, afirma.

“Dentro de la construcción humana del comportamiento social y la moralidad, pensaríamos que es algo horrible”, pero es común en el reino animal, dice.

“Los delfines mulares, como especie, tienen un temperamento intimidatorio”, dice Herzing. Se sabe que delfines mulares solitarios matan marsopas comunes por razones que aún no se comprenden del todo, afirma.

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Los códigos morales son una construcción humana

Mucho más desconcertante es el necrocoito, o interacción sexual con un miembro muerto de la misma especie. Los científicos han documentado cuatro incidentes de este tipo entre delfines mulares macho en la bahía de Sarasota (Florida).

“Es una observación extremadamente rara”, dice Kincaid, que informó de los incidentes en un estudio de 2022 mientras trabajaba con el Laboratorio Marino y Acuario Mote, que gestiona el Programa de Investigación de Delfines de Sarasota, que con 50 años es el estudio de delfines más largo del mundo.

Los investigadores que observaron el necrocoito sabían que las cuatro parejas de machos unidos no tenían conexión entre sí ni con las hembras muertas con las que copulaban.

El equipo descartó las principales explicaciones del necrocoito, como la presencia de feromonas en el agua o que los machos pensaran que las hembras seguían vivas.

“No tienen un código moral humano”, dice Kincaid, e incluso si lo tuvieran, es difícil conocer sus intenciones.

La exposición repetida a las personas, ya sea por los nadadores o por la actividad de las embarcaciones, puede estresar fácilmente a un delfín, afirma Read. Algunos expertos sospechan que eso puede estar detrás de la agresividad del animal japonés, según Kyodo News.

Y aunque la mayoría de los delfines no hieren a las personas, es importante conocer las señales de advertencia de la agresividad de los delfines, como mantener la boca abierta bajo el agua, soplar burbujas, vocalizar en voz alta y embestir, como hacen los osos y los gorilas.

“Si fuera un bisonte o un oso pardo, nadie se sorprendería” de su agresividad, dice Read. Pero los delfines mulares son “iguales que los grandes bisontes acuáticos o los grandes osos pardos acuáticos”. 

“Es un animal grande, salvaje y poderoso que no se puede predecir”.

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    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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