Detectado el primer caso de gonorrea resistente a los antibióticos
Esta enfermedad de transmisión sexual ha ido desarrollando poco a poco resistencia a los antibióticos.
Un hombre en Reino Unido ha contraído el que se ha descrito como el «peor caso» de «supergonorrea». Esta enfermedad venérea parece ser el primer caso en el que la infección no puede tratarse con antibióticos normales, según las autoridades de salud pública.
El hombre, cuyo nombre no se ha desvelado, probablemente contrajo la ETS tras mantener relaciones sexuales con una mujer del sureste asiático el año pasado. Aparentemente, empezó a mostrar los síntomas un mes más tarde y acudió a los servicios de salud sexual en Inglaterra a principios de 2018.
Galería relacionada: El SIDA
Las autoridades sanitarias han intentado tratar sin éxito la enfermedad del hombre con los antibióticos azitromicina y ceftriaxona. Han recurrido a un medicamento diferente denominado ertapenem, que también se ha empleado para evitar infecciones tras cirugías rectales y de colon. Ahora, el ertapenem parece ser efectivo, y el hombre se someterá a pruebas de nuevo en abril para comprobar que sigue funcionando.
El hombre tiene una pareja femenina estable en Reino Unido que ha dado negativo para la enfermedad. Las autoridades sanitarias están intentando localizar a las parejas anteriores del hombre para comprobar si alguna ha resultado infectada, pero por ahora no se han descubierto otros casos.
«Es la primera vez que un caso ha mostrado un nivel tan alto de resistencia a ambos medicamentos y a la mayoría de antibióticos empleados normalmente», contó a los medios Gwenda Hughes, directora de la sección de ETS de Public Health England. «Estamos realizando un seguimiento de este caso para garantizar que la infección se trate de forma eficaz mediante otras opciones y minimizar el riesgo de futuros contagios».
Aunque podría ser la primera vez que un caso de gonorrea se ha descrito como «incurable», la enfermedad ha ido desarrollando resistencia a los medicamentos con el paso de los años. En la misma época de 2016 en que Naciones Unidas declaró que la resistencia a los antibióticos era «el mayor y más urgente riesgo global», el CDC anunció que la gonorrea estaba siguiendo una trayectoria incurable.
Galería relacionada: La lucha contra la viruela
Casos sin diagnosticar
La gonorrea, enfermedad venérea provocada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae, es una infección que puede contagiarse mediante el contacto sexual. También puede transferirse de madres a hijos durante el parto, cuando suele afectar a los ojos.
La mayoría de personas que contraen gonorrea son asintomáticas, pero aquellas que muestran síntomas experimentan sensación de ardor al orinar, secreciones anormales de los órganos sexuales o dolor en torno a estas zonas. Si no se trata, la gonorrea puede provocar infertilidad o enfermedad inflamatoria pélvica. Una vez el paciente se ha curado de la infección, es posible volver a infectarse.
El CDC estima que unas 820.000 personas en Estados Unidos contraen gonorrea cada año, y se comunican más de la mitad de estos casos. Aunque muchos pacientes no son diagnosticados porque no tienen síntomas obvios, la enfermedad se está haciendo más difícil de tratar. Los antibióticos más baratos y antiguos que se han usado mal o demasiado están fallando. De las tres ETS más comunes —las otras son clamidia y sífilis—, la gonorrea es la más resistente a los antibióticos.
La resistencia a los antibióticos
Se teme que la gonorrea se esté convirtiendo en una superbacteria que no pueda tratarse con antibióticos. De los dos millones de personas en Estados Unidos a las que infecta una bacteria resistente a los antibióticos cada año, 23.000 fallecen.
«Seguimos usando mal los antibióticos. Se deben usar para combatir a las bacterias, no a los virus», contó a National Geographic Stuart Levy, director del Centro de Genética Adaptativa y Resistencia a los Medicamentos del Centro Médico Tufts, en 2014. «Cada vez que usas un antibiótico cuando no lo necesitas, impulsas la resistencia a los antibióticos».
En 2011, National Geographic informó que la enfermedad está recogiendo ADN humano. Tras el comienzo de la infección, las bacterias invaden las células humanas, donde se autocopian, y según sugieren algunas investigaciones, las bacterias incluso podrían avanzar a tejidos más profundos.
«Las bacterias han adquirido la capacidad de destruir el antibiótico para protegerse», continuaba Levy. «Una mutación genética podría permitir a las bacterias producir enzimas que desactivan los antibióticos. O [una mutación] podría eliminar el objetivo al que se supone que debe atacar el antibiótico».
Margaret Chan, ex directora general de la OMS, expresó su preocupación en la reunión de 2016 de Naciones Unidas: «Nos estamos quedando sin tiempo».