Tus huesos registran información de tu vida, como qué comías o dónde te criaste
Los arqueólogos emplean el análisis de isótopos estables para determinar los desplazamientos demográficos y las dietas a partir de las firmas químicas de los antiguos restos humanos.
Lo que comes es un factor de gran importancia para los arqueólogos, que pueden deducir desde dietas individuales hasta movimientos demográficos a gran escala basándose en la firma química de una antigua muestra de hueso. El análisis de isótopos estables, el estudio de las firmas de los elementos en los materiales arqueológicos, puede desvelar todo tipo de secretos sobre el clima, la dieta y los orígenes geográficos de huesos y otros materiales.
El análisis de isótopos estables analiza los isótopos —los átomos con neutrones de más o de menos— de los diferentes elementos. A diferencia de los isótopos inestables como el carbono 14, que se degrada con el paso del tiempo, los isótopos estables no se degradan. Se cononcen más de 250 isótopos estables y 80 de los primeros 82 elementos de la tabla periódica los tienen. Compuestos orgánicos e inorgánicos albergan estos isótopos y su distribución respecto a los demás hace las veces de firma.
Resolver misterios antiguos
En los años 70, el arqueólogo Nikolaas van der Merwe descubrió un esqueleto que no se parecía a los demás del yacimiento sudafricano donde excavaba. Junto con el físico de isótopos John Vogel y el paleoantropólogo Philip Rightmire, decidió aplicar las nuevas técnicas científicas con isótopos al esqueleto. El análisis desveló un humano antiguo con una dieta distinta de los otros hallados durante la excavación, lo que apuntaba a interacciones insospechadas entre los cazadores-recolectores —las personas encontradas en el yacimiento— y los agricultores de la región.
Van der Merwe y Vogel empezaron a utilizar el análisis de isótopos estables en materiales arqueológicos de los Estados Unidos para demostrar que se había introducido el maíz en la región de los bosques orientales de Norteamérica en torno al año 1000 d.C.
Las firmas isotópicas son muy útiles para los investigadores. Por ejemplo, las plantas absorben isótopos estables de carbono 12 y carbono 13, que tienen una proporción constante entre sí en la atmósfera terrestre. Esa proporción se transmite a las plantas a través del suelo y del agua que absorben. Durante la fotosíntesis, la cantidad de agua, luz solar y otros factores modifica la proporción de los isótopos de carbono de las plantas.
Hay tres categorías de proporciones de carbono para la fotosíntesis vegetal: C3, C4 y CAM. Cada una desvela a los investigadores un factor sobre el lugar donde se cultivaron las plantas y el tipo de condiciones medioambientales que soportaron. Cuando los animales ingieren las plantas, pasan a formar parte de sus cuerpos. A su vez, analizar la cantidad de carbono del pelo, los dientes y los huesos de los animales revela la proporción de isótopos de carbono que contenían las plantas que consumieron.
Esto puede revelar los tipos de fotosíntesis que llevaron a cabo, lo que indica qué tipos de plantas consumió un organismo y qué condiciones medioambientales las produjeron. Los isótopos también pueden indicar las condiciones meteorológicas soportadas por un individuo (las personas que viven en entornos áridos, por ejemplo, contienen más nitrógeno 15) o sugerir cómo se desplazaban las poblaciones.
Instantáneas temporales
Otros isótopos revelan todo tipo de información sobre los materiales arqueológicos. Los isótopos de estroncio se absorben en los dientes durante su creación, lo que genera una especie de instantánea de dónde ha vivido un individuo durante su infancia. Pero las células óseas se renuevan constantemente, acumulando firmas de estroncio que indican los lugares donde vivió el individuo más adelante.
La comparación de ambos puede revelar los desplazamientos de una persona a lo largo de su vida o demostrar que un individuo no nació en el lugar donde lo encontraron. Y los isótopos de nitrógeno pueden revelar qué edad tenía un niño o niña cuando empezaron a consumir alimentos sólidos.
Los isótopos estables se emplean para estudiar de todo, desde huesos hasta residuos de alimentos hallados en recipientes. También se emplean para identificar la fuente de metales diferentes.
Pero el análisis de isótopos no es la panacea: es caro, la técnica no funciona en materiales quemados y se debe ser muy cuidadoso para evitar la contaminación. Además, cuanto más antiguo es el espécimen, menos información se puede extraer de él, ya que el colágeno de los huesos se descompone tras unos 50 000 años. Con todo, los átomos pueden revelar mucho sobre los orígenes y los comportamientos de las personas cuyas tumbas se han convertido en yacimientos arqueológicos.