El coronavirus ya es oficialmente una pandemia

La OMS ha declarado el brote de coronavirus pandemia global. ¿Cambiará algo esta declaración o es solo pura semántica?

Por Amy McKeever
Publicado 2 mar 2020, 11:15 CET
Seúl, Corea del Sur
Una mujer que lleva una mascarilla para no contraer el coronavirus reacciona cuando los empleados de una empresa de servicios de desinfección empiezan a sanear un mercado tradicional de Seúl, Corea del Sur, el 26 de febrero de 2020.
Fotografía de Kim Hong-Ji, Reuters

Es oficial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha descrito el nuevo coronavirus como pandemia por primera vez. En una rueda de prensa el miércoles, el director general de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus expresó su preocupación sobre la trayectoria de la enfermedad, que se ha expandido rápidamente por todo el mundo desde que se anunció en China.

Se ha informado de brotes en más de 110 países con más de 118 000 casos confirmados y 4200 muertes en todo el mundo, mientras las bolsas siguen cayendo. Se han disparado los casos de la enfermedad de nombre oficial COVID-19 en lugares como Italia, Irán y Corea del Sur. También han incrementado en España, que ya registra más de 2200 casos confirmados y 55 muertes.

«En los próximos días y semanas esperamos que el número de casos, de muertes y de países afectados aumente aún más. Hemos estado siguiendo la epidemia y estamos profundamente preocupados por los niveles alarmantes de contagio y de su severidad, pero también de los alarmantes niveles de inacción», declaró Ghebreyesus.

Este anuncio llega tras semanas de especulación por parte de las autoridades y los medios de que esta emergencia ya había alcanzado niveles de pandemia, aunque las autoridades de salud pública se habían abstenido de etiquetarla como tal.

Entonces, ¿qué es exactamente una pandemia y qué ocurre cuando una de las principales organizaciones de salud pública, como la OMS, declara una? Aunque describir esta crisis sanitaria global como pandemia podría no cambiar la situación sobre el terreno, puede suscitar miedo entre el público y provocar un cambio en la estrategia de mitigación de daños.

¿Qué es una pandemia?

Las crisis de salud globales suelen crecer en fases. Esta cadena de acontecimientos comienza con un «brote», un aumento repentino de los casos confirmados de una enfermedad que se limita a una región geográfica pequeña, como Wuhan. Si la enfermedad se propaga más allá de esa comunidad (como el nuevo coronavirus por China), se convierte en una epidemia.

Según la definición clásica, una pandemia es una epidemia que traspasa fronteras internacionales y afecta a una gran cantidad de personas en todo el mundo.

«Todo depende de la geografía. No se trata de la  gravedad, sino de si el número de casos es alto o bajo. De si observamos una propagación por todo el mundo», afirma Lauren Sauer, profesora adjunta de medicina de emergencia y directora de operaciones de la Oficina de Preparación y Respuesta para Eventos Críticos de la Josh Hopkins.

“Si una persona contrae el coronavirus en China y regresa a su país, ni ella ni las personas a las que infecte cuentan en la cifra de la que se parte para declarar una pandemia.”

No todas las epidemias extendidas se consideran pandemias. La gripe estacional, por ejemplo, cumple todos esos requisitos, pero su naturaleza cíclica es lo que la diferencia de una pandemia de gripe, que puede propagarse en cualquier parte de ambos hemisferios independientemente de la meteorología.

Una declaración de pandemia también tiene en cuenta quién está infectado y dónde. Si una persona contrae el coronavirus en China y vuelve a su país, ni ella ni las personas a las que infecten cuentan en la cifra de la que se parte para declarar una pandemia. Sauer afirma que estas limitaciones se deben a las lecciones aprendidas de la pandemia de H1N1 de 2009, cuando los viajes internacionales hicieron que pareciera que la enfermedad se propagaba con más rapidez y más ampliamente de lo que lo hacía en realidad.

En lugar de eso, las autoridades de salud pública están buscando la transmisión local de COVID-19. Esa es la etapa en la que el virus empieza a propagarse fuera de China entre personas que no hay viajado recientemente a un país asiático. En las primeras etapas de una epidemia, la mayoría de esos casos pueden rastrearse hasta los viajeros procedentes del lugar de origen del brote, en este caso China. Pero conforme la transmisión local progresa, el rastreo de los contactos se rompe. En este punto de inflexión, el coronavirus puede propagarse de forma inadvertida, dificultando mucho su control.

Algunos expertos en salud pública sostienen que el nuevo coronavirus ya ha adquirido la categoría de pandemia si se compara con estas definiciones: para finales de febrero, se habían confirmado casos en seis continentes, entre ellos 2300 en Corea del Sur y 650 en Italia. En muchos de los países, los brotes se mantienen a nivel local, con los ejemplos recientes de California, Oregón y Washington. Por otra parte, la Casa Blanca anunció prohibiciones de 14 días para cualquier extranjero que haya viajado por Irán, mientras que el Departamento de Estado emitió su aviso de máximo nivel respecto a los viajes a Italia y Corea del Sur.

¿Por qué se abstuvo entonces la OMS de declarar esta epidemia una pandemia? «En realidad, es cuestión de semántica. Pero la semántica adquiere importancia cuando hablamos al público general sobre estos temas», afirma Sauer.

Por qué importan (y no importan) las pandemias

Las palabras importan. En la rueda de prensa del miércoles, el director general Ghebreyesus pidió cautela ante apresurarse a gritar «pandemia».

«“Pandemia” no es una palabra para usar a la ligera o descuidadamente. Es una palabra que, si se usa incorrectamente, puede causar un miedo irrazonable o una aceptación injustificada de que la lucha ha terminado, lo que lleva a sufrimiento y muerte innecesarios», declaró.

Lawrence Gostin, profesor de la Universidad de Georgetown que también dirige el Centro de Colaboración de Derecho Sanitario Internacional y Nacional OMS, pone de manifiesto que la palabra «pánico» está relacionada con la palabra «pandemia».

Gostin explica que en 2009, personas de todo el mundo se asustaron cuando la OMS describió la gripe H1N1 como pandemia y más adelante se criticó a la organización por generar alarma pública cuando el virus resultó no ser muy letal. Ahora, la gripe H1N1 regresa de forma estacional y se incluye en nuestras campañas de vacunación anuales.

«Así que el hecho de que esto pueda convertirse en pandemia resulta preocupante porque es mucho más letal que la gripe, pero es algo que queremos retrasar tanto como sea posible hasta que obtengamos una vacuna, que debería llegar dentro de 12 a 18 meses», declaró Gostin en una entrevista antes de la declaración de la OMS.

Sin embargo, desde un punto de vista legal, no importa si la OMS lo llama pandemia o no.

«Describir la situación como una pandemia no cambia la evaluación de la OMS sobre la amenaza que representa este coronavirus. No cambia lo que está haciendo la Organización Mundial de la Salud, y no cambia lo que los países deberían hacer», declaró Ghebreyesus en la rueda de prensa del 11 de marzo.

Gostin (que aclara que en realidad la OMS no «declara» pandemias) indica que la organización ya ha declarado algo mucho más significativo: una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII). Dicha declaración permite legalmente que la OMS haga recomendaciones sobre la gestión de la epidemia a sus estados miembros. También moviliza financiación y apoyo político.

Entonces, ¿qué ocurre ahora que el COVID-19 es una «pandemia»?

Aunque «pandemia» sea una mera etiqueta sin importancia legal, sí tiene valor. Una pandemia se traduce en que las autoridades ya no creen que puedan contener la propagación del virus y deben adoptar estrategias de mitigación, como cerrar los colegios y cancelar concentraciones multitudinarias.

En la declaración de Ghebreyesus (que indicó que era la primera vez que el mundo vive una pandemia causada por un coronavirus), el director argumentó que la enfermedad puede controlarse, pero reconoció que muchos países tienen dificultades para hacerlo por una falta de recursos o de determinación.

Según Sauer, este era precisamente el motivo por el que algunos expertos en salud pública sostenían que la OMS y otras organizaciones internacionales debían tomar esta decisión. Cuanto antes adopten las autoridades de salud pública y el personal de primeros auxilios medidas de mitigación (como las que vemos cada año con la gripe), mejor.

En Estados Unidos, los CDC ya han compartido su estrategia para proteger a las comunidades a la luz de una pandemia de coronavirus. Dicha estrategia incluye «medidas de distanciamiento social», como clausurar escuelas y recomendar el teletrabajo para prevenir que las personas infectadas contagien a sus compañeros de clase y trabajo. Podrían llegar a posponerse o cancelarse eventos y concentraciones multitudinarias. Incluso podrían cancelarse las Olimpiadas de Tokio de este verano si las condiciones parecen demasiado peligrosas. Los CDC también recomiendan retrasar las cirugías electivas para garantizar la disponibilidad de camas en hospitales.

En las últimas semanas hemos visto cómo se tomaban estas medidas de distanciamiento social. En Madrid, por ejemplo, se han cerrado los colegios y las universidades y el Ministerio de Sanidad ha recomendado el teletrabajo. También se han prohibido los actos en espacios cerrados con más de mil personas en Madrid, Vitoria, Labastida y La Rioja.

Es probable que las autoridades de salud pública promuevan más medidas de distanciamiento social en las próximas semanas ahora que la OMS ha señalado la necesidad de pasar a la mitigación.

Gostin explica que las medidas de distanciamiento social no son algo que una organización de salud pública recomendaría a la ligera, ya que afectan a las familias, las comunidades y las economías, pero también indica que, por encima de todo, «es importante que no cunda el pánico».

«Los niños aún tienen que recibir una educación, sus padres tienen que poder ir al trabajo y la gente también quiere salir y divertirse. Así que no es algo que queramos hacer. Solo si fuera necesario», afirma Gostin.

A nivel individual, también pueden tomarse medidas preventivas, como lavarse las manos con regularidad, taparse al estornudar y limpiar las superficies.

Aunque reconoció que nunca hemos visto una pandemia que aún pudiera contenerse, Ghebreyesus instó a los países afectados a seguir tomando medidas para suprimir la propagación del COVID-19. «No podemos decirlo más alto ni más claro ni con más frecuencia. Todos los países pueden cambiar el curso de esta pandemia».

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com el 28 de febrero. Se ha actualizado para incluir la declaración de pandemia por parte de la OMS.

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