¿Son las personas religiosas más felices? Esto es lo que dice la ciencia

La asistencia a celebraciones religiosas se correlaciona sistemáticamente con mayores niveles de satisfacción. Esto es lo que las investigaciones revelan sobre esta conexión.

Por Julia Flynn Siler
Publicado 24 ene 2025, 11:42 CET
Entrada de la Union Baptist Church of Plateau en Mobile, Alabama (Estados Unidos).

La religión aporta muchas cosas a la vida de una persona, incluido el sentido de comunidad. Aquí, miembros de la Union Baptist Church of Plateau en Mobile, Alabama (Estados Unidos), charlan después de un servicio.

Fotografía de Elias Williams, Nat Geo Image Collection

El Centro de Rehabilitación de San Quintín, un centro penitenciario situado a orillas de la bahía de San Francisco, en Estados Unidos, parece un lugar improbable para encontrar la felicidad.

Pero al reverendo George Williams, capellán del centro, las cosas le están yendo bien. Dirige misas católicas para unos 200 reclusos los domingos, en inglés y español, y ofrece apoyo pastoral durante la semana. Compartir su fe con los reclusos ha sido una fuente de alegría para este sacerdote con gafas y voz suave.

"Estoy deseando ir a trabajar todos los días", me dijo Williams, que ha trabajado como capellán de prisiones durante 30 años (y en San Quintín durante casi la mitad de ese tiempo). Es como "beber la gracia de una manguera de incendios".

Los investigadores han descubierto un fuerte vínculo entre la fe y la felicidad, una relación que Williams ha experimentado en San Quintín al practicar su fe sirviendo a los que están entre rejas. En los últimos años, numerosos científicos sociales han encuestado a personas de todo el mundo para preguntarles si son felices. En muchos casos, han hallado correlaciones significativas entre el grado de felicidad de las personas y su participación en servicios religiosos organizados.

No importa la fe. Se han encontrado correlaciones similares entre personas que practican tanto el cristianismo, como el budismo, el judaísmo, el hinduismo y otras religiones, y entre personas que viven y trabajan dentro y fuera de las cárceles.

Misa de primera comunión en La Puente, California
Los recién llegados celebran el culto en la iglesia de Huangnishan, en Lishui (China).
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Unas niñas juegan al aire libre después de su misa de primera comunión en La Puente, California.

Fotografía de Karla Gachet and Ivan Kashinsky, Nat Geo Image Collection
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Los recién llegados celebran el culto en la iglesia de Huangnishan, en Lishui (China).

Fotografía de Mark Leong, Nat Geo Image Collection

Un influyente estudio del Pew Research Center, por ejemplo, demostró que las personas activas en congregaciones religiosas tienden a ser más felices que los miembros no afiliados o inactivos de grupos religiosos. También tienden a estar más comprometidos cívicamente. Estos hallazgos, publicados en 2019, se basaron en un análisis de datos de encuestas de Estados Unidos y más de dos docenas de otros países. El estudio también sugiere que los países donde el compromiso religioso está disminuyendo, como Estados Unidos, podrían estar en riesgo de declive en el bienestar social y personal.

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    Pero los autores del estudio de Pew advierten de que la naturaleza de las conexiones requiere más estudio: "las cifras no prueban que acudir a servicios religiosos sea directamente responsable de mejorar la vida de las personas".

    Entonces, ¿qué tiene la fe que parece mejorar el bienestar? ¿Es necesario creer en Dios o practicar la fe para cosechar sus beneficios?

    (Relacionado: ¿Qué es la religión?)

    Un nuevo estudio arrojará luz sobre si la religión es motivo de felicidad

    Un equipo de académicos, en colaboración con la empresa de encuestas Gallup, ha iniciado un estudio de cinco años con más de 200 000 participantes de 22 países para averiguar qué conduce a lo que los investigadores llaman florecer. Florecer es algo más que ser feliz; es una métrica destinada a mostrar si la gente "vive en un estado en el que todos los aspectos de la vida de una persona son buenos".

    El proyecto está dirigido por Tyler J. VanderWeele, director del Human Flourishing Program [Programa de Florecimiento Humano] de la Universidad de Harvard, y Byron Johnson, director del Instituto para el Estudio de la Religión de la Universidad de Baylor (ambas en Estados Unidos). Su iniciativa, denominada Global Flourishing Study [Estudio de Florecimiento Global], tiene por objeto profundizar en el conocimiento de la relación entre el bienestar y la religión, ya que plantea a personas de todo el mundo una serie de preguntas sobre su bienestar (incluida la felicidad) y recoge datos sobre sus antecedentes demográficos, sociales, económicos, políticos y religiosos.

    Ya se han publicado algunos resultados preliminares. "La fe aparece repetidamente en ellos como una variable importante relacionada con el florecimiento", afirma Johnson.

    Este proyecto en curso hace algo que la mayoría de los estudios anteriores sobre la fe y la felicidad no hacían: realiza un seguimiento de las respuestas de las personas a la encuesta a lo largo de varios años (en lugar de medirlas en un único momento), lo que puede ayudar a los investigadores a extraer conclusiones sobre la causalidad.

    Esos datos aún no están disponibles. Pero los resultados obtenidos hasta ahora respaldan lo que Pew y otros investigadores han descubierto.  La puntuación media de florecimiento fue 0,23 puntos más alta para los sujetos que afirmaron que la religión es una parte importante de su vida diaria que para los que no que no, y 0,41 puntos más alta para los que asisten a un servicio religioso al menos una vez por semana.

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      Coro en la iglesia Jubilee Revival en Sango Bay, Uganda
      Angel Stadium de Anaheim, California
      Izquierda: Arriba:

      Un coro ensaya una canción y una danza en la iglesia Jubilee Revival el día antes de una misa especial en Sango Bay, Uganda.

      Fotografía de Rubén Salgado Escudero, Nat Geo Image Collection
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      Musulmanes de todo el mundo celebran el Eid con una oración matutina en el Angel Stadium de Anaheim, California.

      Fotografía de Lynsey Addario, Nat Geo Image Collection

      Los investigadores sospechan que no todas las experiencias religiosas tienen el mismo impacto en la felicidad. Por ejemplo, el estudio examina si participar en servicios religiosos de niño influye en la felicidad posterior. "Uno de los mejores predictores de la participación en una comunidad religiosa de adulto es haber participado en una de niño", afirma Brendan Case, director asociado de investigación del Programa de Florecimiento Humano de Harvard. "Y la participación de adulto está muy fuertemente asociada con su prosperidad en el presente", añade.

      (Relacionado: Así se mide la felicidad en diferentes países)

      Lo que la religión puede enseñar a los no religiosos sobre la felicidad

      Entonces, ¿qué tiene la religión que favorece la felicidad? Johnson, de Baylor, dice que centrarse en los demás (algo que enseñan la mayoría de las tradiciones religiosas) tiene el beneficio de mejorar la propia vida, la salud y el crecimiento interior.

      Case, de Harvard, cree que la clave está en el apoyo social que ofrecen las comunidades religiosas, así como en su oferta de sentido, propósito y consuelo. "Las comunidades religiosas están probablemente tan omnipresentes en las culturas humanas porque satisfacen un impulso humano fundamental, o quizá incluso la necesidad, de una comunidad moral orientada hacia lo sagrado, lo divino o lo trascendente", afirma Case, parafraseando la explicación del sociólogo francés Emile Durkheim de por qué los seres humanos son animales intrínsecamente religiosos.

      Para Kelli Fleitas, de mediana edad y madre de dos adolescentes, esa sensación de trascendencia proviene de cantar en la iglesia. Aunque desearía que sus dos hijos siguieran queriendo asistir a los oficios como cuando eran más pequeños, está agradecida por su propia experiencia, sobre todo por los meses en que ella y sus compañeros cantaron villancicos antes de los oficios navideños, incluido Nova, nova, un himno adaptado a un texto inglés del siglo XV y acompañado por un músico que tocaba la flauta dulce. Fleitas se siente feliz cuando une su voz a la de los demás en la iglesia. Para ella, cantar es una forma activa de rezar.

      Para los no creyentes, otros tipos de comunidades, como las ligas de bolos y los clubs de amistad, pueden ofrecer el mismo sentido de finalidad, rituales y comunidad que la religión, como describió el politólogo emérito de Harvard Robert D. Putnam en su libro Bowling Alone [Jugando a los bolos solo] (aunque Case advierte que quizá no ejerzan una influencia tan poderosa como los grupos religiosos).

      En una reciente mañana de domingo en la Iglesia Episcopal de San Juan, en el norte de California (Estados Unidos), Fleitas y varias docenas de personas se colocan en círculo bajo luces de colores sobrantes de las Navidades.

      "Levantad vuestros corazones", exclama Chris Rankin-Williams, rector de la pequeña parroquia a la que Fleitas asiste. "Los elevamos al Señor", responden al unísono los niños, parejas y ancianos que forman el círculo. Unos minutos más tarde, los fieles se turnan para ofrecer sus oraciones. Cuando le toca, Fleitas ofrece una oración de gratitud por su experiencia de cantar con su coro durante las vacaciones: "Mi corazón está tan lleno", dice.

      Julia Flynn Siler, autora y periodista que también es corista en la iglesia de San Juan, escribió recientemente sobre los beneficios para la salud de la oscuridad para National Geographic.

      Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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