Cadena de producción de Ozempic en Dinamarca

Fármacos como Ozempic pueden afectar a los niños a largo plazo

El número de adolescentes y adultos jóvenes que toman fármacos GLP-1 ha aumentado un 594%, pero la comunidad científica aún está intentando comprender los efectos a largo plazo.

El éxito entre los adultos de fármacos agonistas del GLP-1 como Ozempic, que se ve aquí en una cadena de producción en Dinamarca, ha impulsado la demanda de medicamentos similares entre niños y adolescentes. Ozempic no está aprobado para su uso en niños, pero Wegovy está aprobado para la pérdida de peso en niños mayores de 12 años con obesidad.

Fotografía de Charlotte De La Fuente, The New York Times, Redux
Por Stacey Colino
Publicado 27 feb 2025, 11:45 CET

Jenny Arrellin, de 15 años, ha luchado durante años para perder peso con dieta y ejercicio a causa de su síndrome de ovario poliquístico (SOP), un complejo trastorno hormonal y metabólico asociado al sobrepeso y la resistencia a la insulina. Sabiendo que corría el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2, en marzo de 2024 decidió participar en un estudio sobre Wegovy, un fármaco agonista del receptor GLP-1 similar al Ozempic.

El fármaco redujo considerablemente su apetito y cambió su gusto por los alimentos: "Dejaron de gustarme la pizza y las patatas fritas y ahora no me gustan nada los dulces", afirma. También eliminó la tentación de darse un atracón de comida que solía experimentar cuando estaba aburrida. Pero "el mayor cambio es que ya no como tanto como antes", añade.

Ahora que fármacos como Ozempic, Wegovy y Zepbound están cosechando grandes éxitos en la pérdida de peso entre los adultos, crece el interés entre niños y adolescentes. De hecho, el número de adolescentes y adultos jóvenes que toman medicamentos GLP-1 aumentó en un 594 por ciento entre 2020 y 2023, según una investigación en una edición de 2024 de JAMA Network.

Mientras que Ozempic no está aprobado para su uso en niños, Wegovy está aprobado para la pérdida de peso en niños mayores de 12 años con obesidad. La investigación ha descubierto que estos fármacos pueden ayudar a los jóvenes con obesidad a perder cantidades sustanciales de peso, así como a reducir potencialmente su riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas con el peso.

"Cuando los niños acuden a mí con obesidad, suelen tener mayor masa grasa y más enfermedades relacionadas con la obesidad, como diabetes, enfermedad hepática esteatósica asociada al metabolismo [antes conocida como enfermedad del hígado graso no alcohólico], colesterol alto, hipertensión y problemas ortopédicos", dice Fátima Cody Stanford, médico-científico especialista en medicina de la obesidad del Hospital General de Massachusetts y profesora asociada de medicina y pediatría de la Facultad de Medicina de Harvard. "Si no se trata [la obesidad], empeoran cada vez más".

Aunque estos fármacos parecen ser eficaces a corto plazo en adolescentes, "es más lo que no sabemos que lo que sabemos sobre su uso en niños", afirma Robert Lustig, neuroendocrinólogo pediátrico y profesor emérito de pediatría de la Universidad de California en San Francisco.

¿Necesitarán los niños tomar estos fármacos de por vida para no engordar como la mayoría de los adultos? ¿Y cómo afectan estos fármacos a un cuerpo que aún está creciendo, desde el desarrollo cerebral hasta los cambios hormonales? Hay muchas preguntas sin respuesta.

Primer plano de una unidad de Ozempic

El número de adolescentes y adultos jóvenes que toman fármacos agonistas del GLP-1 para adelgazar aumentó un 594% entre 2020 y 2023. Aunque Ozempic no está aprobado para niños, Wegovy se basa en el mismo compuesto activo, la semaglutida, y funciona de la misma manera que los fármacos para adultos.

Fotografía de Photoillustration by Jaap Arriens, NurPhoto, AP

Quién es candidato a estos fármacos y por qué

Cambiar la dieta y hacer más ejercicio no siempre es suficiente para ayudar a perder el exceso de peso a personas de cualquier edad, incluidos los niños. "Sabemos por décadas de evidencia que la gran mayoría de las personas que intentan perder peso sólo con medidas de estilo de vida logran una pérdida de peso modesta en el mejor de los casos", dice Bethany R. Cartwright, especialista en medicina de la obesidad pediátrica en el UT Southwestern Medical Center en Dallas (Estados Unidos).

En 2023, la Academia Americana de Pediatría publicó su primera guía de práctica clínica para la evaluación y el tratamiento de niños y adolescentes con sobrepeso y obesidad. Además de la cirugía bariátrica y ciertos medicamentos para perder peso, incluía la posibilidad de utilizar agonistas del receptor GLP-1.

"Si podemos ayudar a un niño a perder el exceso de peso antes de la pubertad temprana o media, sus probabilidades de padecer diabetes de tipo 2 son mucho menores", afirma Melanie Cree, profesora asociada de endocrinología pediátrica de la Universidad de Colorado Anschutz y del Hospital Infantil de Colorado. Esto es especialmente significativo, añade, porque "la diabetes tipo 2 es mucho más agresiva en adolescentes que en adultos".

Un estudio publicado en 2022 en The New England Journal of Medicine reveló que los adolescentes con obesidad o sobrepeso y al menos un trastorno coexistente relacionado con el peso (como la diabetes de tipo 2) que recibieron una inyección semanal de semaglutida (Wegovy) perdieron una media del 16% de su peso corporal al cabo de 68 semanas. Más recientemente, en un ensayo clínico de fase tres, publicado en el número de septiembre de 2024 de la revista The New England Journal of Medicine, se observó que un agonista del receptor de GLP-1 más antiguo llamado liraglutida reducía el índice de masa corporal en una media del 6 por ciento en niños de seis a once años con obesidad.  

Los agonistas del GLP-1 actúan del mismo modo en los adolescentes que en los adultos. "Lo que hacemos con los [agonistas] del GLP-1 es tratar de ajustar las hormonas que el cuerpo fabrica de forma natural", explica Caroline M. Apovian, profesora de medicina de la Facultad de Medicina de Harvard y codirectora del Centro de Control del Peso y Bienestar del Hospital Brigham and Women's.

Estos medicamentos estimulan el páncreas para que libere insulina, lo que ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre. También reducen el apetito, ralentizan el movimiento de los alimentos por el tracto gastrointestinal y aumentan la sensación de saciedad.

Tras 10 meses de tratamiento con Wegovy, Arrellin perdió 18 kilos de su metro setenta y ahora toma metformina para no volver a engordar.

"No es fácil mantener el peso", dice Arrellin, estudiante de segundo curso de secundaria en Colorado. Pero hasta ahora lo ha conseguido, y está motivada para evitar recuperar el peso. Perder peso "me hizo más feliz y me dio más confianza", dice: "Mi energía aumentó, y ya no me quedo sin aliento cuando hago cosas como boxear o jugar al voleibol".

Preocupación por los niños y los agonistas del GLP-1

Pero los cuerpos en crecimiento y cambiantes de los niños y adolescentes presentan algunos retos únicos.

"Es importante recordar que estos fármacos no funcionan en todo el mundo: no funcionan en uno de cada cuatro niños", dice Cree. Esto puede deberse en parte a los cambios hormonales que acompañan a la pubertad, y al hecho de que los niveles de la hormona del crecimiento son más altos en niños y adolescentes, lo que puede provocar resistencia a la insulina, lo que significa que "la insulina no funciona tan bien y aumenta el hambre".

Como los adolescentes experimentan cambios en sus ritmos circadianos, a menudo no duermen lo suficiente, lo que también puede aumentar la resistencia a la insulina y el hambre.

Los agonistas del GLP-1 también influyen en las vías dopaminérgicas del cerebro, sobre todo en el sistema de recompensa. "Hay una gran densidad de estos receptores [GLP-1] en el cerebro", afirma Dan M. Cooper, profesor de pediatría de la Universidad de California.

"No conocemos las consecuencias a largo plazo del uso de estos fármacos en un cerebro que aún se está desarrollando", añade Cooper: "Parece haber un letargo asociado al uso de estos fármacos en adolescentes".

Otra pregunta persistente: Si alguien consume uno de estos medicamentos a lo largo de su adolescencia, ¿cambia permanentemente la forma en que su cerebro percibe o responde a la comida o a otras fuentes de placer? A Lustig le preocupa que, si el sistema de recompensa del cerebro se ve seriamente afectado, pueda aumentar el riesgo de que los adolescentes desarrollen depresión. "La recompensa es lo que te hace levantarte por las mañanas", afirma.

Mientras tanto, algunos médicos están preocupados por cómo el uso de estos fármacos durante los años de desarrollo podría afectar al crecimiento y la maduración de los niños. En un artículo publicado en 2023 en la revista Journal of Clinical and Translational Science, Cooper y un grupo de médicos de la Universidad de California en Irvine expresaron su preocupación por la forma en que estos fármacos podrían afectar al crecimiento físico y al desarrollo cerebral de los niños, a la densidad de sus huesos y al desarrollo de su masa muscular, y quizá aumentar el riesgo de que desarrollen trastornos alimentarios.

Tampoco está claro si los niños tendrán que seguir consumiéndolos.

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    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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