Derribando el mito de que los productos congelados no son buenos para la salud

Dado que los productos congelados se recogen y conservan en su punto óptimo, a veces se consideran más ricos en nutrientes y ayudan a reducir el desperdicio de alimentos.

Por Hannah Yasharoff
Publicado 10 mar 2025, 11:28 CET
Verduras congeladas

A pesar de la fama que tienen los productos congelados de ser poco saludables, los estudios demuestran que son mejores de lo que pensamos.

Fotografía de Rebecca Hale, National Geographic

Aunque los productos congelados suelen tener mala fama, las investigaciones demuestran que a menudo pueden ser igual de sanos (si no más) que los frescos.

En un estudio en el que se comparó el contenido nutricional del maíz, las zanahorias, el brócoli, las espinacas, los guisantes, las judías verdes, las fresas y los arándanos frescos y congelados, los investigadores descubrieron que las vitaminas de los productos congelados son “comparables y en ocasiones superiores” a las de sus homólogos frescos. Otros estudios han corroborado la idea de que la única diferencia nutricional importante entre los productos congelados y los frescos es que estos últimos refrigerados pierden nutrientes al cabo de unos días.

“La percepción pública es que los alimentos congelados son malos, y que son menos nutritivos porque están más procesados pero en realidad eso no es cierto”, afirma Caroline Thomason, dietista afincada en Washington D.C. (Estados Unidos). 

Esto es lo que los expertos en nutrición quieren que los consumidores sepan sobre la diferencia entre productos congelados y frescos, y cuándo deberías consumirlos.

(Relacionado: ¿Qué vitaminas y minerales funcionan mejor si se consumen juntos?)

Las ventajas de los productos congelados

Según los expertos, los productos son más nutritivos cuando se recogen en su punto óptimo de maduración. Pero el momento en que se recogen las frutas y verduras depende de la forma en que se vayan a vender.

Los productos frescos que se venden en los supermercados suelen recolectarse antes de que alcancen su punto óptimo de maduración, para asegurarse de que no estén podridos cuando lleguen al carro de la compra. Este trayecto de la granja a la mesa puede durar una o dos semanas, explica Thomason.

Los productos congelados, por el contrario, se recogen en su punto óptimo de maduración o en torno a él, se escaldan y se envasan en atmósfera de nitrógeno unas horas más tarde, lo que ayuda a conservar los nutrientes.

“La congelación de los productos retiene los nutrientes, por lo que todas las vitaminas y antioxidantes permanecen estables durante mucho tiempo”, explica Kylie Sakaida, dietista y autora del libro de cocina So Easy, So Good [Tan fácil, tan bueno].

Además, los productos congelados suelen ser más baratos y duran más en el congelador que los frescos en el frigorífico, lo que ayuda a reducir el desperdicio de alimentos.

Productos congelados

Los productos congelados no sólo tienen un alto valor nutritivo, sino que también pueden ser útiles para quienes tengan un presupuesto limitado o quieran disfrutar de ciertas frutas y verduras fuera de temporada.

Fotografía de Photographs by Rebecca Hale, National Geographic

¿Cuáles son los beneficios de los productos frescos?

A pesar del mayor tiempo de transporte, los productos frescos del supermercado contienen muchos nutrientes. Pero si se comparan con los productos del mercado agrícola, estos últimos pueden tener a veces incluso más beneficios.

Dado que las frutas y verduras cultivadas localmente suelen recorrer una distancia más corta de la granja al mercado que los productos de la tienda de comestibles, por lo general se cosechan en su punto óptimo de maduración.

Cuando se compran productos en el mercado agrícola, “probablemente han pasado uno o dos días desde que los agricultores los recogieron, por lo que son muy, muy frescos”, dice Thomason. “También depende de las granjas, pero [los productos] no se producen en masa. La tierra está más sana y tiene más nutrientes, lo que se traduce en una mayor densidad de nutrientes en los productos que se compran”.

Aunque los mercados agrícolas tienen fama de ser caros, Thomason señala que muchos de ellos aceptan prestaciones del SNAP para personas con ingresos bajos o nulos.

(Relacionado: Cómo perjudican al cuerpo y al cerebro los alimentos ultraprocesados)

¿Se procesan los productos congelados?

El Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA) define un alimento procesado como aquel que ha sufrido algún cambio en su estado natural. Eso puede incluir procedimientos como lavar, cortar, trocear, congelar, pasteurizar, cocinar o envasar, por nombrar algunos.

La mentalidad común es que los alimentos frescos y “naturales” son siempre más sanos que los procesados. Pero no es tan sencillo, y los expertos en nutrición sostienen que hay lugar para distintos niveles de procesado. Por eso, hace casi dos décadas, los investigadores introdujeron el sistema de clasificación NOVA, que divide los alimentos en cuatro grupos: alimentos no procesados o mínimamente procesados, como los productos frescos y congelados y las carnes; ingredientes culinarios procesados, como el aceite de oliva y la miel; alimentos procesados, como el pan y el pescado en conserva; y alimentos ultraprocesados, como las bebidas azucaradas, las patatas fritas, los dulces y las galletas.

Según este sistema de clasificación, los productos congelados se consideran mínimamente procesados, pero los expertos en salud señalan que eso no es motivo para que cunda el pánico.

“La gente tiene la idea de que lo fresco es siempre lo mejor, o lo natural es siempre lo mejor, lo que [significa] que cuanto menos procesado, mejor”, dice Sakaida. “Hay muchos mensajes basados en el miedo que simplifican en exceso la cuestión de la alimentación saludable, lo que puede llevar a comportamientos insostenibles”.

¿Hay que consumir más productos congelados?

A pesar de esta información, los expertos no consideran que haya una sola forma mejor de consumir frutas y verduras.

“Yo no diría: 'Elige sólo brócoli congelado porque va a conservar su valor nutricional'“, afirma Thomason. “Es una afirmación correcta: conservará su valor nutritivo. Pero hay muchas razones para elegirlo fresco: sabe mejor, tiene mejor textura”.

Añadir más productos congelados a la dieta suele ser una buena idea, sobre todo si se quiere ahorrar dinero o disfrutar de ciertos productos fuera de temporada. Pero, en general, los productos congelados, los del supermercado y los del mercado agrícola ofrecen beneficios para la salud y pueden formar parte de una dieta equilibrada.

“Yo los utilizo todos”, dice Sakaida, cuyo próximo libro de cocina incluye recetas con ingredientes frescos y congelados. “Creo que todos tienen cabida en nuestra dieta si podemos acceder a ellos... No creo que [los congelados] deban verse como inferiores, simplemente tienen usos diferentes”.

Ambas dietistas coinciden en que derribar el mito de que los productos congelados no son buenos para la salud es un paso importante para combatir el enfoque de “todo o nada” que muchas personas tienen cuando se trata de comer sano.

“No es que uno sea mejor o peor”, dice Thomason, que concluye: “A fin de cuentas, tanto si consumes productos congelados como frescos, sigues consumiendo productos, y eso es algo que deberíamos celebrar”.

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    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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