En este solsticio de verano, los días terrestres son más largos que nunca
La Tierra no siempre ha tenido días de 24 horas: hace 1.400 millones de años, un día duraba solo 18 horas. ¿Qué implicación tiene esto para los solsticios?
Conforme se acerca el solsticio de verano, Stephen Meyers ha agradecido los minutos adicionales de luz que se suman cada día cuando vuelve a casa. Sabe que después del máximo periodo de luz solar del año el 21 de junio, los días se irán acortando a medida que cambie la estación y se acerque el invierno.
Pero Meyers, geocientífico de la Universidad de Wisconsin, Madison, sabe algo que le da una perspectiva a más largo plazo: a lo largo de los miles de millones de años de historia terrestre, el tiempo que tarda la Tierra en rotar una vez sobre su eje se ha ido alargando.
Meyers y un colega han demostrado recientemente que hace 1400 millones de años, un solo «día» tenía una duración aproximada de solo 18 horas. Y los cambios en la interacción gravitacional entre nuestro planeta y la Luna están haciendo que el día terrestre se alargue ligeramente cada año.
«Si esperas unos cuantos cientos de millones de años, ¡tendremos una hora más!», afirma él.
Entonces, ¿qué ha alterado los días terrestres en el tiempo geológico? ¿Tiene esto implicaciones en los solsticios del pasado y el futuro? Te lo explicamos.
Para empezar: ¿qué es un solsticio?
El eje de la Tierra está inclinado unos 23 grados en relación a su trayectoria orbital alrededor del sol. Ese es el ángulo aproximado entre los dedos de Spock cuando hace el saludo vulcano.
Debido a esa inclinación, el hemisferio norte se encuentra un poquito más cerca del sol que el hemisferio sur durante la mitad del año. Entonces, es verano en lugares como Estocolmo, Moscú o Toronto. Conforme la Tierra avanza hacia la segunda mitad de su órbita, el hemisferio sur recibe la luz solar de manera más directa, y es entonces cuando la gente de ciudades como Sídney y Buenos Aires se echa crema solar y saca los polos del congelador.
En el solsticio de verano —el 21 de junio en el norte este año—, la trayectoria del sol por el cielo recorre un arco más alto que en cualquier otro día del año, pasando justo sobre la cabeza de cualquiera que se encuentre en el trópico de Cáncer a mediodía.
¿Qué ha influido en la duración de los días terrestres?
Cuando los dinosaurios vagaban por nuestro planeta, la Tierra giraba a más velocidad sobre su eje.
La rotación terrestre se ha ido realentizando a lo largo de miles de millones de años, principalmente por influencia de la Luna, según explica Kurt Lambez, geofísico de la Universidad Nacional Australiana en Camberra.
Esta influencia ralentiza el ritmo de rotación de la Tierra aproximadamente 1,78 milisegundos por siglo. Quizá parezca poco, pero el efecto se va sumando a lo largo de miles de millones de años, alargando nuestros días.
La Luna también solía estar mucho más cerca de la Tierra, de forma que su influencia gravitatoria era mucho más fuerte de lo que es hoy en día. Se aleja a un ritmo de 3,82 centímetros al año —o aproximadamente la velocidad a la que crecen las uñas humanas— y el efecto de arrastre se debilita.
Meyers y Alberto Malinverno, de la Universidad de Columbia, querían averiguar la distancia de la Luna a la Tierra en épocas pasadas, para poder comprobar cómo ha cambiado exactamente su efecto gravitacional la duración de los días y otros aspectos que han influido en el clima a lo largo del tiempo profundo.
En un estudio publicado recientemente en Proceedings of the National Academy of Sciences, resolvieron parte de la física celeste que les ayudaría a entender la forma en que se desplazaba la Tierra en el espacio en el pasado. En el Proterozoico, unos cuantos millones después de que apareciese la vida multicelular en el planeta, la Luna estaba a unos 340.900 kilómetros de la Tierra, unos 44.000 kilómetros más cerca que hoy en día. Esto, según averiguaron, reducía la duración de un día a solo 18,68 horas.
Para cuando evolucionaron las plantas terrestres hace unos 470 millones de años, los días se habían alargado hasta 21,46 horas. Y cuando aparecieron los dinosaurios hace 225 millones de años, los días duraban 22,68 horas. La duración de 24 horas del día actual ya casi se había instaurado cuando aparecieron los primeros casquetes glaciares cerca de los polos del hemisferio norte, hace unos 3,5 millones de años.
¿Qué significa para el solsticio?
Según Meyers, esta es una pregunta algo más difícil de responder y depende de unas cuantas variables del movimiento de la Tierra en el pasado.
Conforme orbita alrededor del sol, la Tierra también se ve afectada por la influencia gravitatoria de los otros planetas del sistema solar. Esto hace que el eje se incline un poco más o un poco menos con el paso del tiempo, entre los 24 grados y los 22 grados cada 40.000 años, aproximadamente.
Cuando el planeta está más recto, los polos reciben menos tiempo total de luz solar que cuando el planeta está más inclinado. Por lo tanto, el solsticio de verano —el día del año con más luz— es un poco más corto cuando la Tierra tiene una orientación más vertical.
Así que, aunque la duración del solsticio cambia conforme la Tierra se inclina sobre su eje, los días seguirán alargándose lentamente.