Todo lo que debes saber sobre el lago de agua líquida hallado en Marte
Este lago de casi 20 kilómetros podría resolver un misterio marciano y servir de nuevo objetivo en la búsqueda de vida extraterrestre.
La segunda temporada de Marte llegará próximamente a National Geographic.
El agua líquida abunda en las lunas del sistema solar exterior, pero ha sido sorprendentemente difícil de encontrar en cantidades fiables en Marte. Hasta ahora.
La exploración por radar del planeta rojo sugiere que, a casi 1.600 metros bajo el hielo del polo sur del planeta, podría existir un lago estable de agua salada que mide unos 20 kilómetros de largo. Es más, es probable que este lago subglacial no sea el único.
«Hay otras zonas que parecen ser similares. No hay razón para afirmar que este sea el único», afirma Elena Pettinelli, de la Universidad italiana de Roma Tres, coautora del artículo que informa del descubrimiento en la revista Science.
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De confirmarse, este embolsamiento de agua podría darnos la respuesta a algunas preguntas sobre los antiguos océanos de Marte y servir como recurso para futuros asentamientos humanos. Y lo que es más emocionante para los astrobiólogos: un rasgo como este podría ser un hábitat ideal para formas de vida extraterrestres.
«Sabemos que en este tipo de entornos en la Tierra, en la Antártida, tenemos bacterias», explica Pettinelli. «Pueden encontrarse a gran profundidad en el hielo».
¿Es la primera vez que se encuentra agua?
Hace miles de millones de años, es probable que Marte fuera cálido y estuviera cubierto de mares como su vecino, el planeta azul. Pero el Marte actual es un desierto tóxico y seco y, durante décadas, los expertos han tratado de averiguar qué le ocurrió al agua que en su día empapó, enfangó y circuló sobre su arena.
Hasta la fecha, los científicos han encontrado agua en Marte en varias ocasiones, pero suele ser bastante efímera o inaccesible, flotando en la atmósfera, contenida en el permafrost o los polos, o quizá filtrándose de forma estacional por las laderas de los cráteres. Y la cantidad descubierta no llena ni de lejos esos antiguos mares marcianos ni facilita demasiado el cultivo.
«Sabemos que había mucha agua en la superficie de Marte y hoy en día no podemos responder de toda ella», afirma Bobby Braun, de la Universidad de Colorado, Boulder. De este modo, los científicos tenían la hipótesis de que parte del agua que falta podría estar atrapada en acuíferos bajo la superficie que contendrían grandes cantidades de líquido.
15 años de observaciones
Sin embargo, los humanos no lograron lanzar una sonda capaz de detectar agua enterrada hasta principios de este milenio.
Una de ellas, la sonda Mars Express de la Agencia Espacial Europea, lleva orbitando el cuarto planeta por distancia al Sol desde 2003; a bordo transporta un instrumento denominado MARSIS, que emplea pulsos de radar para observar el interior de la superficie marciana. Envía ondas de radio de baja frecuencia al planeta, que se penetran en el terreno hasta rebotar en límites y estructuras geológicas. Estudiando los ecos de esas ondas, los científicos pueden inferir qué se oculta bajo la superficie marciana.
En 2008, el equipo del MARSIS observó los atisbos de posibles ecos muy intensos cerca del polo sur del planeta, en una zona donde las capas de hielo están superpuestas. En la Tierra, los reflectores más intensos de los radares son las masas de agua salobre, de forma que el equipo decidió analizar la región más minuciosamente.
Tras varios años recopilando datos que no eran precisamente útiles, en 2012 el equipo empezó a conseguir suficientes observaciones como para crear una imagen más amplia. A partir de ahí, tuvieron que transcurrir otros tres años y 29 pasadas de la sonda antes de contar con suficiente información con la que trabajar.
«Sabíamos que había algo y teníamos curiosidad por saber qué había bajo esa zona», recuerda Pettinelli. «Fuimos lo bastante testarudos como para analizar los datos».
Peinar los datos del MARSIS no fue fácil. Durante los dos años siguientes, el equipo recopiló y procesó las observaciones y trabajó duramente para descartar posibilidades alternativas, como capas más profundas de hielo de dióxido de carbono.
Finalmente, comparando los patrones de reflectividad en Marte con los observados en la Tierra, los científicos estaban convencidos de haber encontrado un lago subglacial. El equipo especula que el lago, quizá a muchos metros de profundidad, contiene diversas sales que contribuyen a mantenerlo en estado líquido a temperaturas extremadamente frías.
¿Podría ser otra cosa en vez de un lago?
El equipo del Mars Express compara el descubrimiento con los lagos que se encuentran bajo los casquetes glaciares de Groenlandia y la Antártida, que a veces son gigantescos y sin duda son más capaces de albergar vida tal y como la conocemos.
Pero no todos están convencidos de que el «lago» sea en realidad un lago. Según el equipo, podría ser un depósito de barro húmedo, un cúmulo de sedimentos fangosos, en lugar de un embolsamiento de agua líquida. Pettinelli explica que para determinar la naturaleza exacta de la estructura se necesitará un instrumento diferente.
«No podemos elegir entre uno u otro. No tenemos información suficiente para afirmar que sea un lago o sedimentos saturados, como un acuífero», señala Pettinelli. «El lago sería más interesante».
Existe otro georradar que orbita Marte ahora mismo, y añade un giro curioso.
«No observamos ese eco», afirma Bruce Campbell, del Museo Nacional del Aire y el Espacio del Smithsonian, miembro del espacio que opera un instrumento llamado SHARAD en la Mars Reconnaissance Orbiter de la NASA.
La MRO ha orbitado Marte desde 2006, rastreando con su radar vastas franjas del paisaje extraterrestre y realizando numerosas pasadas sobre los depósitos estratificados del polo sur, sin descubrir nada parecido a un embalse.
Es probable que se deba a que el radar de la MRO emplea longitudes de onda diferentes que se dispersan por el hielo polar antes de alcanzar la profundidad del posible embalse, según explica Jack Holt, de la Universidad de Arizona. Pero señala que cualquier elemento tan reflectante como un lago de agua líquida debería ser identificable para el SHARAD.
«El agua salobre probablemente sea el reflector más intenso para un radar, aparte del metal», afirma. «Un lago sería un reflejo liso, como el de un espejo, que tiene más probabilidades de aparecer en el SHARAD, [pero] si son sedimentos saturados, sería una superficie más áspera y por lo tanto sería más fácil que SHARAD la pasara por alto».
Con todo, los científicos están ansiosos por confirmar el hallazgo, incluidos los del equipo del MARSIS.
«Creo que hemos hecho un buen trabajo intentando matar esta idea, es decir, que hemos intentado destruir la posibilidad de que fuera agua muchas veces», explica Pettinelli. «Ahora estamos bastante convencidos y esperamos estar más convencidos en el futuro, cuando tengamos más datos».
¿Podría haber más lagos?
Asumiendo que esté ahí, este pequeño embolsamiento de agua salada podría ayudar a resolver el misterio de los océanos desaparecidos de Marte. También es una prueba del ciclo hidrológico del planeta, que en teoría implicaría acuíferos enterrados cargados por el derretimiento del hielo de los polos, y la mayoría del agua iría hacia el norte desde las tierras altas del sur, según explica Nathalie Cabrol, del Instituto SETI.
«Podría intuirse que se trata de sedimentos muy húmedos en los polos de Marte, o de una lente de agua líquida», afirma. «Ahí es donde esperarías que estuviera este embalse».
Cabrol, que está familiarizada con el agua en lugares raros, investiga los ecosistemas análogos a Marte en la Tierra, lo que a veces requiere bucear en los lagos que se encuentran entre los picos de los Andes. Según ella, no importa si lo que ha encontrado MARSIS son sedimentos húmedos o un lago real, porque es emocionante.
«Lo que vemos aquí es la presencia potencial de agua... y se producen nutrientes a partir de los minerales», afirma. «Lo que se necesita es una fuente de energía... y si hubiera volcanes recientes en las regiones polares, entonces es sin duda un lugar altamente habitable y un objetivo para la vida».
Por otra parte, señala que «sería un lugar muy problemático al que llegar, porque sería una región especial bajo la protección planetaria», refiriéndose a las regulaciones de la ONU destinadas a evitar la contaminación interplanetaria de entornos habitables.
El nuevo lago también es el tipo de recurso que los humanos interesados en asentarse en Marte podrían querer aprovechar, aunque quizá no inmediatamente.
«Creo que es muy improbable que los primeros humanos en Marte vayan a excavar varios kilómetros», afirma Braun, asesor de la serie Marte de National Geographic y ex director tecnológico de la NASA.
«Pero creo que probablemente sea cierto que, de ser un lago, haya otras masas de agua similares que estén más cerca de la superficie, y si supiéramos que hay una gran masa de agua a decenas de metros de profundidad, sería algo que sin duda querríamos saber antes de planificar un campamento base», afirma.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en NationalGeographic.com.