¿Cuál es la diferencia entre un asteroide y un cometa?
Estos gruesos fragmentos de roca o hielo son los restos de la formación del universo. Esto es lo que hay que saber sobre ellos para saber si suponen o no un peligro para la Tierra.
El cometa Neowise surca el cielo nocturno sobre los bosques de Girona, dejando tras de sí una estela brillante de gas y polvo. Los cometas y los asteroides fascinan a los humanos desde hace mucho tiempo, tanto por su belleza como por su peligrosidad.
Una versión más corta de este artículo se publicó el 15 de febrero de 2013 y ha sido ampliado y actualizado el 2 de febrero de 2023.
Desde presagios históricos hasta taquillazos de Hollywood sobre la salvación del mundo, los cometas y los asteroides ocupan un lugar destacado en la ficción y el imaginario popular. Y no es para menos: una de estas rocas o bolas de hielo podría chocar contra la Tierra y cambiar el planeta de forma irreversible. Se cree que un impacto de este tipo hace 66 millones de años acabó con los dinosaurios.
Los asteroides y cometas se formaron hace unos 4600 millones de años después de que una nube gigante de gas y polvo se colapsara y condensara para crear el Sol. Los restos que orbitaban alrededor del Sol se fusionaron en planetas, lunas y otros objetos. Los asteroides y cometas son los restos de este proceso. Esto es lo que hay que saber sobre sus diferencias, su procedencia y si suponen una grave amenaza para la Tierra.
¿Qué son los asteroides y el cinturón de asteroides?
Los asteroides son trozos de roca cuyo tamaño oscila entre unos pocos metros y cientos de kilómetros de diámetro. La NASA ha identificado más de un millón de asteroides, y más de 150 de ellos tienen sus propias lunas. En 2022, los astrónomos publicaron pruebas de que el asteroide Elektra tiene hasta tres trozos de roca en órbita, lo que lo convierte en el primer asteroide cuádruple conocido.
Durante muchos años, los astrónomos consideraron que Ceres era el asteroide más grande, con unos 860 kilómetros de ancho. Sin embargo, en 2006, la Unión Astronómica Internacional reclasificó a Ceres como planeta enano, convirtiendo a Vesta en el asteroide más grande, con 329 kilómetros de ancho. Aunque esto sigue siendo motivo de debate entre astrónomos, y el Gazetteer of Planetary Nomenclature del Servicio Geológico de Estados Unidos define a Ceres como asteroide y planeta enano.
Los asteroides pequeños se denominan meteoroides. Si entran en la atmósfera terrestre, se denominan meteoros, o estrellas fugaces, y si un meteoro golpea el suelo, se convierte en un meteorito.
En la actualidad, la mayoría de los asteroides de nuestro sistema solar orbitan alrededor del Sol en una región situada entre Marte y Júpiter llamada cinturón de asteroides. Muchos astrónomos creen que el cinturón está lleno de material primigenio que nunca se pegó a un planeta debido a la atracción gravitatoria de Júpiter. Otros teorizan que el cinturón podría ser "un campo de refugiados cósmico" para los restos de planetas que se formaron en otras partes del sistema solar.
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¿Qué son los cometas?
Los cometas son bolas de hielo y roca cuyas colas brillantes pueden verse a veces desde la Tierra cuando surcan el cielo nocturno. Las colas de los cometas crecen cuando sus órbitas los acercan al Sol, lo que hace que estos objetos helados se calienten y expulsen una estela de gas y polvo. El Sol ilumina la cola, dándole un brillo majestuoso.
“Hay 118 cometas que en estos momentos están clasificados como 'cometas cercanos a la Tierra', y se les está haciendo un seguimiento exhaustivo a medida que su órbita les acerca a la de la Tierra", afirma Marco Micheli, astrónomo del Centro de Coordinación de Objetos Cercanos a la Tierra de la Agencia Espacial Europea (EASA), en declaraciones recogidas por la propia EASA.
En comparación con los asteroides, los cometas suelen tener órbitas más elípticas u ovaladas. También contienen más compuestos químicos que se vaporizan al calentarse, como el agua. Y cuando se observan a través de un telescopio, los cometas parecen más borrosos que los asteroides.
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Entre los cometas más brillantes observados en el siglo XX, el Hyakutake pasó a 15 millones de kilómetros de la Tierra el 25 de marzo de 1996. Es un cometa de periodo largo: la última vez que apareció fue hace 10 000 años y su próxima visita será dentro de unos 20 000 años.
Aunque es posible que haya billones de cometas rodeando los confines del sistema solar, los cometas brillantes aparecen en el cielo nocturno visible de la Tierra sólo una vez por década. Se dividen en dos tipos: cometas de periodo corto y cometas de periodo largo.
Los cometas de período corto tardan menos de 200 años en orbitar alrededor del Sol, y muchos de estos objetos proceden del Cinturón de Kuiper, un anillo de cuerpos helados situado más allá de la órbita de Neptuno. El más famoso es el cometa Halley, que aparece cada 75 o 76 años.
Se cree que la mayoría de los cometas de periodo largo proceden de la Nube de Oort, una teórica colección de objetos que rodean los confines del sistema solar. Según la NASA, estos cometas pueden tardar miles o incluso millones de años en orbitar alrededor del Sol. La aparición de estos cometas en el cielo nocturno es mucho más difícil de predecir porque hay pocos registros de sus apariciones en el pasado.
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El cráter de meteorito, también conocido como cráter Barringer, se formó hace unos 50 000 años cuando un meteorito de aproximadamente 45 metros golpeó el desierto de Arizona (Estados Unidos) a una velocidad estimada de 4184 kilómetros por hora. La colisión dejó un cráter de aproximadamente 1219 metros de ancho.
En 2022, la NASA estrelló una nave contra el asteroide Dimorphos, una luna del asteroide mayor Didymos, para comprobar si podía sacarlo de su órbita. La nave captó esta imagen de Dimorphos 11 segundos antes del impacto, que fue todo un éxito.
Los astrónomos están constantemente a la búsqueda de cuerpos más grandes que podrían seguir una trayectoria más catastrófica. El asteroide con más probabilidades de chocar contra la Tierra en los próximos 300 años se llama Bennu y es una roca de aproximadamente unos 500 metros de ancho. Pero las probabilidades de que choque contra la Tierra en ese tiempo son escasas (sólo 1 entre 1.750) y las fechas más probables para un impacto no serían hasta finales del 2100 o principios del 2200.
Mientras tanto, la NASA trabaja en un plan para desviar asteroides mortíferos. En 2022, la agencia estrelló una nave espacial contra un asteroide de 150 metros de ancho. La prueba fue un éxito, ya que el asteroide se desvió considerablemente de su trayectoria y parte de su superficie rocosa se desprendió formando una polvorienta cola de escombros. Aunque la técnica sólo funcionaría en determinadas situaciones, es tranquilizador saber que, después de todo, puede que no sigamos el camino de los dinosaurios.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.