Estas fotógrafas negras luchan por conseguir un lugar en la historia
Esta antología está proporcionando a las mujeres fotógrafas de ascendencia africana, excluidas durante años, una plataforma para contar sus historias.
En la revelación de los retratos oficiales del expresidente Barack Obama y la ex primera dama Michelle Obama en la Galería Nacional de Retratos del Smithsonian, la intersección del arte y la raza ha sido el tema central de debate.
Los artistas Kehinde Wiley y Amy Sherald se han convertido en los primeros pintores afroamericanos en pintar al primer presidente y primera primera dama afroamericanos de Estados Unidos.
«Pienso en toda la gente joven —especialmente las niñas y las niñas de color— que en los próximos años vendrán a este lugar, levantarán la vista y verán la imagen de alguien que se parece a ellos colgada en la pared de esta gran institución americana», dijo Michelle Obama en la ceremonia. «Conozco el impacto que tendrá en sus vidas, porque yo fui una de esas niñas».
Conversaciones similares sobre la diversidad y las representaciones raciales se han ido infiltrando en la industria de la fotografía, que durante mucho tiempo ha excluido de la corriente histórica principal las aportaciones de fotógrafas negras.
En 1986, la fotógrafa Jeanne Moutoussamy-Ashe desafió esta narrativa con la publicación de Viewfinders: Black Women Photographers, una colección de imágenes y fotografías que abarcan desde mediados del siglo XIX a la década de 1980. Pese a ser único, el volumen garantizó que sus logros no se perderían con el paso del tiempo.
Tres décadas después, inspiradas por el trabajo de pioneras como la Doctora Deborah Willis y Moutoussamy-Ashe, Laylah Amatullah Barrayn y Delphine Fawundu decidieron crear un nuevo documento histórico que mostrara una generación más joven de fotógrafas negras.
«Existe una historia muy fuerte y tenemos que asegurarnos de que estas narraciones consigan la plataforma que se merecen», afirma Barrayn.
MFON: Women Photographers of the African Diaspora proporciona esa plataforma. La primera edición de la revista bianual cuenta con 118 fotógrafas intergeneracionales y pretende establecer y representar la voz colectiva de las mujeres fotógrafas de ascendencia africana.
¿En qué os inspirasteis para este libro y cómo se hizo realidad?
Nos inspiró la dedicada labor de la Doctora Deborah Willis, que relató las obras de las fotógrafas negras del siglo pasado. Somos ávidas coleccionistas de libros de fotografía y tenemos todos los libros de la Doctora Deborah Willis, en algunos de los cuales aparecen nuestras propias obras.
En 2006, se nos ocurrió la idea de crear una respuesta artística a Viewfinders: Black Women Photographers de Jeanne Moutoussamy-Ashe, publicado en 1986. Creamos un prototipo del libro y lo fuimos distribuyendo. Era difícil conseguir un acuerdo con una editorial, así que nos tomamos un descanso del proyecto y nos centramos en nuestro propio trabajo individual, que consistió en investigar y viajar por África y Europa mientras producíamos historias fotográficas y arte que reflejasen la diáspora africana.
Pasaron 10 años y crecimos mucho como artistas y fotógrafas. La experiencia que tuvimos durante esa década nos esclareció mucho sobre las mujeres de la diáspora que también creaban obras poderosas.
En 2016, volvimos a reunirnos y decidimos regresar al proyecto del que nos habíamos tomado un descanso 10 años antes. Para empezar, creamos una lista de todas las mujeres fotógrafas de ascendencia africana que conocíamos, entre ellas fotógrafas con las que habíamos contactado en 2006. Pedimos recomendaciones, investigamos por Internet, Facebook e Instragram. Tuvimos muchas conversaciones, no queríamos pasar a nadie por alto. Tejimos una red muy amplia. Mientras seleccionábamos artistas para el libro pensamos en la calidad, mujeres comprometidas con su arte, así como en la diversidad de experiencias, ubicación, género y temas. Empezamos el proceso en enero y completamos el libro en 2017.
El libro se dedicó a Mmekutmfon «Mfon» Essien y lleva su nombre, ¿por qué ella?
Laylah: No se me ocurría ningún nombre que realmente transmitiera la seriedad de lo que queríamos presentar con esta colección de fotografías. Un día, se me pasó por la cabeza el nombre de Mfon y llamé a Delphine para decirle que había encontrado el nombre perfecto. Mfon Essien era una fotógrafa emergente, una parte esencial de la comunidad fotográfica de la ciudad de Nueva York. Tenía un gran talento para la fotografía y sirvió de musa para muchos de sus contemporáneos. Por desgracia, falleció a una edad muy temprana de cáncer de mama.
Delphine: Mmekutmfon Essien fue una fotógrafa visionaria que recibió muchos galardones en las primeras etapas de su carrera, como poder exponer su obra en el Dakar Biennale y una mención de honor en American Photo. Falleció un día antes de que su serie fotográfica, «The Amazon's New Clothes», se expusiera como parte de la exhibición «Committed to the Image: Contemporary Black Photographers».
Cuando estabas con ella, sentías su magia. Era de baja estatura, pero tenía una presencia enorme. En su obra, refleja nuestra belleza colectiva imperfecta y sagrada según nuestros propios términos como una fuente innegable de fuerza y un desafío final a los estándares de belleza de los demás. Mfon se mantiene firme y con los pies en la tierra en su dignidad y su gracia sin esfuerzo, al igual que todas las fotógrafas llenas de talento que aparecen en MFON. MFON es un vehículo para dar voz a nuestras imágenes a través de nuestras lentes particulares y únicas como mujeres negras, que refleja el espíritu y hace un guiño al genio creativo de Mmekutmfon «Mfon» Essien.
Habéis hablado sobre la historia de la fotografía y la perspectiva occidental. ¿Por qué creéis que es importante que la gente cuente su propia historia?
Por desgracia, la perspectiva occidental es bastante restrictiva e incluso violenta. Todos somos humanos y vemos el mundo desde perspectivas diferentes. Para avanzar de forma humana, es importante que respetemos la necesidad de incluir múltiples voces, eliminando la idea de la jerarquía cuando compartamos historias de experiencias humanas.
¿Cuáles son las barreras institucionales más importantes a las que se enfrentan las mujeres fotógrafas negras?
La principal barrera institucional para las mujeres fotógrafas negras es la negativa de los «guardianes» a entender que la perspectiva del mundo no se limita a una sola opinión.
Las alteraciones sociales y políticas como el colonialismo y el tráfico trasatlántico de esclavos han generado jerarquías raciales, culturales y sociales con una preferencia por los valores occidentales y lo blanco, incluso en países donde los blancos son la minoría. Esta historia mundial provoca problemas horribles, como la supresión histórica, la falta de representación y la idea del «otro». Es bastante problemático que te perciban como el «otro» o verte reflejada en los principales medios de comunicación a través de la mirada de los blancos. Esto adopta la forma de medios de comunicación, organizaciones, museos y espacios artísticos que representan temas amplios —como la fotografía, los documentales, las mujeres, lo americano, el arte— pero ignoran o muestran una perspectiva muy limitada de las mujeres fotógrafas negras.
¿Tenéis una foto favorita?
Todas las imágenes seleccionadas para el libro son nuestras favoritas. Me gusta el retrato de Manyatsa Monyamane que celebra la actitud positiva hacia el cuerpo, porque fue la última que incluimos en el libro antes de mandarlo a la imprenta y representa el momento en que este libro se convirtió en una realidad.
Hay 118 fotógrafas en el libro que crean una serie de series fotográficas impresionantes. Son intergeneracionales, la más joven es Fanta Diop, y sin duda se trata de una estrella emergente y tenemos ganas de ver cómo se desarrolla su carrera. Tenemos fotógrafas como Tonika Johnson, que ha recibido bastantes galardones, por ejemplo ser nombrada una de las Personas del Año de la Chicago Magazine por su serie que documenta el South Side de Chicago; y Johanne Rahaman, cuyas obras exploran las comunidades de la diáspora de Florida Sur. Estoy muy contenta de haber incluido a Mouna Jemal Siala y Hélène Amouzou, de Túnez y Togo respectivamente, cuyas fotografías muestran la crisis migratoria mediante autorretratos y se centran en las experiencias de las mujeres.
¿Cuándo está previsto que se publique el próximo número?
El próximo volumen estará disponible en el otoño de 2018. Tendrá un formato ligeramente diferente con menos fotografías y más reportajes que expliquen las obras. Se inaugurará una exposición dentro de aproximadamente un mes que presentará extractos del libro y de las historias tras cada obra. Y por fin, vamos a conceder nuestra primera beca y planeamos organizar una exposición y un simposio en 2019.
Han surgido algunas iniciativas para hacer frente a la falta de diversidad en la industria fotográfica, como bases de datos. ¿Cuáles son las formas más sostenibles y ampliables en las que se puede lograr?
Creo que las conversaciones sobre la diversidad y la inclusión ayudan, y también las bases de datos porque son un registro de los fotógrafos a quienes muchos dicen no conocer. Creo que las iniciativas orientan a editores y otras personas que toman decisiones hacia una gestión responsable. Sin embargo, creo que la estructura general en la que trabajamos necesita reformarse.
¿Qué les diríais a las jóvenes negras que quieren convertirse en artistas?
Hacedlo. No necesitáis permiso para romper barreras.
Esta entrevista ha sido editada por motivos de longitud y claridad.