El dolor y la ira convergen en las calles de Minneapolis
La muerte de George Floyd ha desencadenado protestas contra el racismo sistémico y la brutalidad policial en varias ciudades de Estados Unidos.
El viernes, 29 de mayo, los manifestantes se congregaron frente a una comisaría de Minneapolis para demandar justicia para George Floyd, un hombre afroamericano que murió después de que un agente de policía lo inmovilizase colocándole la rodilla sobre el cuello durante una detención.
La noche del jueves en Minneapolis, mientras la gente volcaba vehículos, la policía disparaba balas de goma y gas lacrimógeno y una comisaría ardía, el fotógrafo David Guttenfelder escuchó que alguien gritaba: «Estamos sufriendo. Estamos sufriendo».
Las palabras parecían atravesar el caos.
La ciudad había sido el escenario de protestas desde la noche del martes, un día después de que un hombre afroamericano llamado George Floyd muriera después de que un agente de la policía de Minneapolis le colocara la rodilla sobre el cuello durante casi nueve minutos. Los manifestantes —de diversas razas, edades y condiciones socioeconómicas— se congregaron frente a la comisaría donde habían trabajado los cuatro agentes que detuvieron a Floyd hasta que los despidieron por su implicación en su muerte. Algunos eran pacíficos. Otros no. Estaban enfadados, tristes y, por encima de todo, sufrían.
La calle donde murió George Floyd está pintada de tiza y cubierta de homenajes. El sitio se ha convertido en un lugar de reflexión pacífica y triste, dice Guttenfelder.
Un mural de Floyd sobre las flores y velas que han dejado los habitantes de Minnesota.
Los familiares y amigos de George Floyd lloran en el lugar donde mataron al padre de 46 años cuando estaba bajo custodia policial.
«No hay un único manifestante ni una única actitud; la pena lo impulsa todo», afirma Guttenfelder. «La pena por este hombre, pero también pena por toda una vida sufriendo este dolor».
El fin de semana, los manifestantes han inundado las de Grand Rapids, en Michigan, a Oakland, California, para protestar contra el racismo sistémico y la brutalidad policial. La ira en las calles ha puesto de manifiesto una vez más las arraigadas divisiones de la ciudad, señala Guttenfelder. «Esto no es ni de lejos el primer episodio de brutalidad policial contra personas de color», dice el fotógrafo. Pero estas protestas están alcanzando proporciones históricas. El gobernador del estado ha desplegado a la Guardia Nacional de Minnesota, aunque rechazó la oferta del Ejército de Estados Unidos de enviar policía militar.
Datelle Straub levanta su diploma mientras la policía se acerca a los manifestantes. Él y sus amigos Avery Lewis y Titan Harness-Reed forman parte de la promoción de 2020 del instituto Patrick Henry High.
Sedrina Baker, de St. Paul, se fotografía en el lugar donde mataron a George Floyd a principios de la semana. «Libramos una batalla que no podemos ganar fácilmente», dijo. «Pero poder apoyar y protestar estos días hace que sienta que formo parte del cambio que está por venir».
Guttenfelder estaba fotografiando las repercusiones de la pandemia de COVID-19 en la región del Medio Oeste para National Geographic cuando los manifestantes salieron a las calles de Minneapolis, la ciudad donde reside. El jueves volvió a casa. A su mascarilla N-95 sumó una máscara de gas. Tras 20 años como fotógrafo de conflictos trabajando por todo el mundo, Guttenfelder está cubriendo las protestas cerca de su casa.
El viernes, Derek Chauvin, el agente de Minneapolis grabado mientras presionaba el cuello de Floyd con la rodilla, fue detenido y acusado de asesinato en tercer grado y homicidio en segundo grado. Podría enfrentarse a una pena de hasta 20 años de cárcel.
Los manifestantes en la Comisaría Tercera de la policía, que ardió durante las manifestaciones del jueves. Los cuatro agentes de la comisaría fueron despedidos por su implicación en la muerte de Floyd.
Los manifestantes prenden fuego a la Comisaría Tercera, a los coches y a los edificios de los alrededores. La policía disparó balas de goma y gas lacrimógeno a la multitud.
Los manifestantes prenden fuego a la Comisaría Tercera, a los coches y a los edificios de los alrededores. La policía disparó balas de goma y gas lacrimógeno a la multitud.
Los graffiti de apoyo a los manifestantes macan un lateral de la Comisaría Tercera mientras arde.
Aquel día, las multitudes se congregaron en la Comisaría Quinta de Minneapolis y lo que comenzó como una protesta pacífica se convirtió en una revuelta feroz cuando prendieron fuego a una oficina de Wells Fargo, una oficina de correos y un restaurante cercano. Las tiendas colocaron carteles en las puertas pidiendo a los manifestantes que no las quemaran y advirtiendo que vivía gente encima. Hasta ahora, unos 200 comercios del área de Minneapolis y St. Paul han sufrido daños en las protestas.
«Las protestas se han extendido mucho día tras día», cuenta Guttenfelder. «La superficie que parece una zona de guerra chamuscada está abarcando una franja cada vez mayor de la ciudad».
El viernes, 29 de mayo, un agente de la policía de Minneapolis dispersa a la gente tras disparar a los manifestantes gas lacrimógeno y balas de goma.
Un hombre lleva a un amigo herido por las balas de goma de la policía durante las protestas de Minneapolis.
Los manifestantes rodean la Comisaría Quinta de Minneapolis, uno de los centros de las protestas del viernes.
Tras 20 años cubriendo conflictos extranjeros, el fotógrafo David Guttenfelder observó cómo su ciudad adoptiva se sumía en el caos. «La superficie que parece una zona de guerra chamuscada está abarcando una franja cada vez mayor de la ciudad», cuenta.
El fin de semana, la promoción de 2020 se sumó a la protesta. El sábado, Datelle Straub, Avery Lewis y Titan Harness-Reed llegaron con sus gorras y togas de graduación rojas desde el Instituto Patrick Henry. «No hemos podido subirnos al escenario por la COVID, así que decidimos ponernos las togas para demostrar que hay excelencia negra en nuestra comunidad. Y recorrimos las calles como si fueran nuestro escenario y protestamos», afirma Straub. Cuando la policía se le acercó, levantó su diploma. Cuenta que los agentes apuntaron sus armas hacia el pequeño grupo y unos puntitos rojos bailaron sobre sus togas. «Resulta frustrante que no les importe matar el futuro».
Una manifestante recibe primeros auxilios en el aparcamiento de unos grandes almacenes. La policía le disparó una bala de goma cerca del ojo durante las protestas.
Una tienda tapiada con un mensaje que pide protección. Los manifestantes rompieron ventanas, saquearon y prendieron fuego a las tiendas de un centro comercial de Minneapolis.
Los manifestantes saquean unos grandes almacenes durante las protestas. Unos 200 negocios del área de Minneapolis y St. Paul han notificado daños materiales tras las protestas.
Un manifestante pasa en bicicleta frente a un edificio incendiado durante las protestas por la muerte de George Floyd.
¿Qué saldrá de toda esta ira y frustración? Durante sus dos meses en la carretera cubriendo el coronavirus, Guttenfelder vio una camiseta que decía: «Con suerte, nada volverá a la normalidad». Espera que se consiga lo mismo con la muerte de George Floyd.
«Todo el mundo sufrió a su manera cuando vio el vídeo», dice. «Y todos sufren por lo que está pasando en nuestra ciudad. Creo que esto unirá a la gente. Pero estoy seguro de que, para muchos, esto resalta las diferencias que ya sentían».
David Guttenfelder es un fotoperiodista galardonado que se centra en la geopolítica y la conservación. Actualmente vive en Minneapolis, Minnesota.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.